Fanfics

Aquí vamos ñadiendo las historias que escribimos o los enlaces a fanfics que nos gustan. Para más información ver entrada en la pagina de inicio.

AUTORES EXTERNOS AL BLOG (FANFICS EN ESPAÑOL)

-Un fanfic de Divergente escrito por Superkrol210
Es un final alternativo de Leal: http://www.wattpad.com/35014244-final-alternativo-allegiant-de-ver%C3%B3nica-roth 

-Un fanfic de "Los Juegos del Hambre" escrito por "Marisol"   (http://tributoentrelibros.blogspot.com.es/p/fanfic-peeta-mellark-dia-de-la-cosecha.html).

FANFICS ESCRITOS POR NOSOTRAS 

-Como os dijimos, hemos pasado la historia completa de "Vida de Tinta" a esta página. Si aún no la habéis leído o la queréis releer, aquí estará para todos. Disfrutadla.
La autora no tiene derechos sobre los personajes, que son de Cornelia Funke.

 VIDA DE TINTA

Basado en los libros de Cornelia Funke.


A María, por apoyarme siempre;
A Cornelia Funke por prestarme los personajes;
Y a todos los que creyeron en mi historia.;

Anteriormente…
Mortimer Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta. Pero después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro y con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron. Pero él desaparece dentro de su libro.
Sin embargo, a Meggie el Mundo de Tinta le atrae tanto que con la lectura se transporta allí y su familia la sigue. Los habitantes del mundo de tinta creen que Mo es el bandido Arrendajo, personaje de las canciones de Fenoglio. Así que se ve enredado por lo que ese bandido significa para los habitantes de ese mundo. Solucionado todo eso, toda la familia se queda a vivir allí y Resa y Mo tienen otro hijo. Pero Mo sigue estando relacionado con la imagen del bandido, y eso no encaja con su vida familiar.
 Así concluye la trilogía Mundo de Tinta. Ahora, leed…
- See more at: http://www.campuspromete.com/ver-todos/entry/vida-de-tinta-por-maria-mina#sthash.MyqDOK89.dpuf

Anteriormente

Mortimer Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta. Pero después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro y con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron. Pero él desaparece dentro de su libro. 

Sin embargo, a Meggie el Mundo de Tinta le atrae tanto que con la lectura se transporta allí y su familia la sigue. Los habitantes del mundo de tinta creen que Mo es el bandido Arrendajo, personaje de las canciones de Fenoglio. Así que se ve enredado por lo que ese bandido significa para los habitantes de ese mundo. Solucionado todo eso, toda la familia se queda a vivir allí y Resa y Mo tienen otro hijo. Pero Mo sigue estando relacionado con la imagen del bandido, y eso no encaja con su vida familiar.
Así concluye la trilogía Mundo de Tinta. Ahora, leed…


 Mortimer Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta. Pero después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro y con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron. Pero él desaparece dentro de su libro. - See more at: http://www.campuspromete.com/ver-todos/entry/vida-de-tinta-por-maria-mina#sthash.MyqDOK89.dpuf
A María, por apoyarme siempre;
A Cornelia Funke, por darme los personajes;
Y a todos los que creyeron en mi historia.








Anteriormente…
Mortimer Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta. Pero después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro y con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron. Pero él desaparece dentro de su libro.
Sin embargo, a Meggie el Mundo de Tinta le atrae tanto que con la lectura se transporta allí y su familia la sigue. Los habitantes del mundo de tinta creen que Mo es el bandido Arrendajo, personaje de las canciones de Fenoglio. Así que se ve enredado por lo que ese bandido significa para los habitantes de ese mundo. Solucionado todo eso, toda la familia se queda a vivir allí y Resa y Mo tienen otro hijo. Pero Mo sigue estando relacionado con la imagen del bandido, y eso no encaja con su vida familiar.
 Así concluye la trilogía Mundo de Tinta. Ahora, leed…



1-Nostalgia

Meggie estaba sentada al borde del lago, cerca de la casa en la que vivía. Habían pasado tres años desde que habían decidido quedarse en el mundo de tinta y eran felices. Bueno, casi. En realidad, Meggie echaba de menos la casa y la biblioteca de Elinor, echaba de menos a sus amigas del colegio, echaba de menos las tardes tranquilas de verano en el jardín observando los patos y en el sofá en invierno tomando un chocolate caliente, echaba de menos su vida. Pero sobre todo, echaba de menos sus libros. Y por el otro lado, en el Mundo de Tinta, solo estaba Doria, el chico del que estaba enamorada. Aquel mundo era interesante, pero después de haber visto todas sus criaturas, ya no le atraía tanto. Y Mo…Bueno, Meggie tenía la sensación de que Arrendajo había dejado la espada. Hacía tiempo que no le llamaba Mo, pero por otro lado ¿De qué otra forma iba a llamarlo?
Meggie suspiró; estaba amaneciendo y sabía con quién podía hablar de todo aquello. Desde que había ingerido aquellas semillas mágicas estando embarazada, Resa y el niño se convertían en aves todas las noches y salían “de excursión”. Se levantó y se acercó a la casa. Como esperaba, debajo de la puerta había una pequeña golondrina. Sonrió.
-Hola Resa.-Saludó.
El pequeño pajarillo voló hasta la mano de la chica y con voz humana dijo:
-¿Qué haces despierta a estas horas?
-Tenía que hablar contigo-murmuró Meggie-. Es sobre este mundo…
Mientras la chica hablaba, la golondrina bajó a la hierba y se transformó en una bella mujer. No hicieron falta más palabras: Resa asintió. Sabía lo que sentía su hija porque ella sentía lo mismo.







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1-Nostalgia

Meggie estaba sentada al borde del lago, cerca de la casa en la que vivía. Habían pasado tres años desde que habían decidido quedarse en el mundo de tinta y eran felices. Bueno, casi. En realidad, Meggie echaba de menos la casa y la biblioteca de Elinor, echaba de menos a sus amigas del colegio, echaba de menos las tardes tranquilas de verano en el jardín observando los patos y en el sofá en invierno tomando un chocolate caliente, echaba de menos su vida. Pero sobre todo, echaba de menos sus libros. Y por el otro lado, en el Mundo de Tinta, solo estaba Doria, el chico del que estaba enamorada. Aquel mundo era interesante, pero después de haber visto todas sus criaturas, ya no le atraía tanto. Y Mo…Bueno, Meggie tenía la sensación de que Arrendajo había dejado la espada. Hacía tiempo que no le llamaba Mo, pero por otro lado ¿De qué otra forma iba a llamarlo?
Meggie suspiró; estaba amaneciendo y sabía con quién podía hablar de todo aquello. Desde que había ingerido aquellas semillas mágicas estando embarazada, Resa y el niño se convertían en aves todas las noches y salían “de excursión”. Se levantó y se acercó a la casa. Como esperaba, debajo de la puerta había una pequeña golondrina. Sonrió.
-Hola Resa.-Saludó.
El pequeño pajarillo voló hasta la mano de la chica y con voz humana dijo:
-¿Qué haces despierta a estas horas?
-Tenía que hablar contigo-murmuró Meggie-. Es sobre este mundo…
Mientras la chica hablaba, la golondrina bajó a la hierba y se transformó en una bella mujer. No hicieron falta más palabras: Resa asintió. Sabía lo que sentía su hija porque ella sentía lo mismo.


2-Richard Folchart
Richard Folchart solo tenía tres años, pero era alto para su edad. A diferencia de su madre y su hermana, tenía un pelo negro como el carbón, pero tenía ojos verdes, el único parecido de la familia Folchart con la tía-abuela Elinor. A pesar de su corta edad, Rick, como preferían llamarle sus amigos y familiares, demostraba una responsabilidad y una madurez enormes. Sin embargo, también era observador e inteligente y tenía dudas respecto a dos cosas. La primera, ¿quién era Arrendajo? Él sabía que sus padres se llamaban Mo y Resa, pero mucha gente le llamaba “hijo de Arrendajo”. La otra duda era sobre el mundo del que tanto le hablaba Elinor, en el que los carruajes iban sin caballos y la música salía de una caja.
-¿De “té” lo “tonoces”?-preguntaba en esas ocasiones a su tía.
-Nosotros venimos de allí-, respondía Elinor.
-¿Dónde está?-, solía seguir preguntando.
-Muy lejos-, contestaba irritada entonces.
Y rápidamente cambiaba de tema.
Un día, sin embargo, se acercó a su padre y le preguntó sobre Arrendajo.
-Es una persona que hizo mucho bien salvando muchas vidas, en especial la de tu madre y la de tu hermana -respondió-. Aunque tu hermana también le protegió a él. Eso es todo lo que tienes que saber.
Y cambió de tema hablándole sobre el tiempo. Rick estaba harto ya de esa reacción cuando formulaba lo que a su hermana le gustaba llamar “preguntas prohibidas”. Ella sabía las respuestas y cuando él se las preguntaba, le chinchaba diciéndole que le respondería si la alcanzaba, pero nunca lo conseguía. Suspiró y dejando a su padre con la palabra en la boca, se marchó de la habitación.
Por el camino se encontró con su madre y, a pesar de saber que no debía hacerlo, le contó lo que había pasado con Mo. De pronto, Resa se puso muy pálida y con una urgencia insospechada, pidió a Meggie que jugara con su hermano y salió corriendo como Rick nunca antes hubiera imaginado. Y el niño creyó oír que su madre sollozaba

.3-Discusión
Resa entró precipitadamente en el estudio de su marido y le miró fijamente, con los ojos aún enrojecidos y jadeante por la carrera.
-¿Qué le has respondido a nuestro hijo? -preguntó lentamente, por miedo a la respuesta.
-¿De qué hablas? -dijo extrañado y luego exclamó- ¡Ah sí! Lo de Arrendajo….
-Verás, he estado pensando -continuó Resa-, que deberíamos contarle la verdad. Al fin y al cabo, Rick ya es mayor.
-¿Qué verdad? -preguntó Mo.
Pero su mujer hizo caso omiso de la pregunta y prosiguió:
-Por otro lado, no quiero que sepa todo lo que ocurrió y claro, todo sería más fácil si…
-¿Pero de qué hablas? -gritó Mortimer levantándose de la silla para hacerse oír.
Resa se quedó un rato mirando a su marido, sorprendida por esa reacción y finalmente exclamó:
-¡Pues de Arrendajo, por supuesto! Y te decía que…
Pero al ver la expresión del rostro de su esposo, se calló, esperando su respuesta. Permanecieron así un buen rato y finalmente Mo rompió el silencio:
-¿Y qué hay de malo en que conozca a Arrendajo? -dijo ante la sorpresa de su mujer-. Eso es lo que le he contado: la verdad.
Resa ahogó un grito, pero Mortimer lo ignoró y continuó como si nada.
-Y, a diferencia de ti, no veo cual es el problema. No le he contado la historia completa porque sabía que antes tenía que hablarlo contigo, pero le he dicho lo básico y lo que debe saber de momento: que Arrendajo es…
-Una buena persona que protegió a todos e hizo siempre el bien para Meggie y para mí, ¿no?
Su marido no pudo más que asentir, sorprendido por la dureza de la voz de su mujer, la cual sollozó fuertemente y continuó:
-Mo, ya lo hemos hablado: ese no es Arrendajo.
Su marido fue a contestar, pero Resa lo calló con un gesto duro.
-No -siguió ella-. Arrendajo es un asesino que se dejaba llevar por el odio. Sé lo que vas a decir: también hizo cosas buenas. Pero el fin no justifica los medios.
-¿Qué más da eso? ¡Arrendajo ya no existe! ¿O es qué lo has olvidado?
-No –sollozó Resa–, Arrendajo aún reside en ti. Puede que hayas dejado de usar la espada, pero eso no cambia nada. ¿O es qué no te has dado cuenta de qué Meggie ya no te llama Mo?
-¡Ya basta!
-No, no basta, porque estoy preocupada por Rick, aunque solo tenga tres años. En este mundo, los hombres pueden ser artesanos, comerciantes, soldados… ¡Y muchas otras cosas más! Pueden incluso no trabajar. Pero el hijo de Arrendajo no tendrá esas opciones porque todo el mundo espera que él sea como su padre.
Y en un murmullo casi imperceptible, añadió:
-Además, aquí no podrá ir al colegio -pero recobró el valor y alzó la voz de nuevo-. ¡Y se preguntará el resto de su vida por qué su madre y su hermana que son mujeres saben leer y escribir y él no!
Mo suavizó su tono de voz y cogiendo las manos de su esposa, dijo:
-Te prometo que conseguiré que nuestro hijo pueda elegir. Yo me encargo.
Pero Resa apartó las manos y susurró algo parecido a “he ahí Arrendajo”, mientras Mortimer, que no parecía haberla oído continuó:
-Además, ¿de qué le sirve a nuestro hijo el colegio aquí?
-¡¿Es que quieres que nuestro hijo sea un ignorante?!
-Pero Resa, los intelectuales aquí son ignorados por completo.
Ella volvió la cabeza mientras las lágrimas corrían por sus mejillas y dijo:
-No es solo eso. Ya te lo dije cuando estaba embarazada: quiero que a Rick lo críe el mismo padre que crió a su hermana. ¿Es qué no lo entiendes? Quiero volver…
-¿Es eso? -exclamó Mo sin poder contenerse- ¡Toda esta discusión es por ti!
-¡Sabes que eso no es verdad! -gritó Resa ya llorando como nunca antes-. Sabes que no… Solo quiero una vida mejor para mis hijos. Fíjate en Meggie: quiere seguir los estudios, pero nunca podrá. Yo le enseño lo que puedo una vez por semana, pero no es lo mismo.
-¡A ella le gusta estar aquí! Tiene a Doria para acompañarle, ya que su madre solo piensa en sí misma.
Pero Resa apartó de su mente la pulla y se centró en su hija:
-Es eso: solo tiene a Doria. ¿Qué más tiene en este mundo? Además, cada vez está menos con él porque su gran interés en la tecnología de nuestro mundo, le trae más nostalgia. Y ya no sale de casa porque todos saben que está soltera. Ya tiene dieciséis años, Doria se impacienta cada vez más y…
Un hipido seguido por un llanto incontrolado la impidieron seguir hablando, pero Mo permaneció impasible y le dijo:
-Pues si se aman, que se casen. ¿Qué problema hay? Ahora vivimos aquí y…
Pero ella le gritó:
-¡Pero te estás oyendo! Eres tan egoísta…
-Por Dios, Resa, relájate. Todo esto es…
Ella, negando con la cabeza, le tapó la boca y le susurró:
-No merece la pena hablar contigo. Nos vemos luego, ARRENDAJO.
Mo se quedó de piedra; Resa nunca le había llamado así. Y se quedó mirándola hasta que desapareció en el horizonte y la perdió de vista.


4-Visita a Fenoglio
Meggie estaba preparándose para ir a visitar a Fenoglio, como todas las semanas, cuando su madre le había pedido con una urgencia insospechada que cuidase de su hermano. Pero para poder hacer la visita tendría que librarse de él. Así que, imaginando lo que había ocurrido, le preguntó qué había pasado.
-Le he hecho a Mo una de las “preguntas prohibidas”-respondió él.
-Ah, claro. Y se lo has contado a Resa, ¿no?
 Por primera vez, Meggie parecía realmente contrariada, lo que entristeció a Rick. Pero la chica en seguida cambió de tono y propuso a su hermano la habitual persecución. Pero esa vez, en lugar de correr, se escondió, y cuando el pequeño pasó de largo, Meggie montó en su caballo y se marchó a la ciudad.
Fenoglio vivía de alquiler en un desván amueblado. No era una habitación muy grande, pero se notaba que el hombre estaba a gusto allí. Solo tenía una cama hecha a base de paja, un baúl en el que guardaba sus cosas y un pequeño pupitre que hacía las veces de escritorio. El escritorio estaba frente la ventana, lo único que era grande en la vivienda de Fenoglio. A Meggie le encantaba asomarse a esa ventana para leer en voz alta. Siempre que iba a visitar al escritor, él tenía algo que darle para leer. Seguía empeñado en conseguir que el Mundo de Tinta fuera como él quería. Meggie aceptaba siempre y cuando le gustara lo que iba a ocurrir después de que leyera. Era un buen trato. A cambio, la chica recibía el placer que le proporcionaba leer en voz alta. Como era de esperar, en esa ocasión Fenoglio no se hizo de rogar:
-¡Meggie! ¡Qué ilusión me hace verte! Hacía mucho que no venías. Tengo aquí mismo algo que me gustaría que…
-Eh… igual luego –dijo la chica- Yo… en realidad… venía a hacerte un pedido.
El escritor pareció muy decepcionado.
-En fin –suspiró – Encima te lo tendré que hacer gratis porque eres mi amiga… ¿Qué quieres?
-Algo para volver a casa.
A Fenoglio, esa respuesta le impactó mucho y se quedaron así un rato, mirándose el uno al otro, mientras 
Meggie deseaba no haber sido tan directa. Finalmente el anciano rompió aquella incómoda situación:
-¿Qué?
Y otra vez el silencio. La joven se deshizo y con un suspiro dijo:
-¿Dónde está eso que tengo que leer?
Fenoglio pareció recomponerse y exclamó:
-¡Ya sabía yo que era una broma! Tu padre me va a matar cuando descubra lo mucho que te pareces a mí… Esto es lo que tienes que…
Meggie ya no le escuchaba; le parecía mentira que el escritor se lo tomara todo así.
-No era ninguna broma -dijo al fin con un hilo de voz.
-¿El qué?- preguntó con su habitual tono jovial.
Pero de pronto recordó la conversación anterior y su rostro se ensombreció.
-¿No estarás pensando realmente en volver? -saltó–. Porque no puedes. Te necesito aquí, Meggie. ¿Quién leerá para mí? ¿Quién arreglará este mundo?
-Pues si no escribes para mí no volveré a leer para cambiar este mundo –amenazó.
-¡Eso da igual! –exclamó –Desde allí tampoco podrás hacerlo.
-Si no escribes el texto que necesito en una semana, leeré para deshacer todo lo que hemos construido juntos –respondió Meggie dándose cuenta de lo infantil de esas amenazas.
Fenoglio la miró y la chica se dio cuenta de que él pensaba lo mismo. Así que rápidamente cambió de tono y dijo:
-Por favor… Lo echo mucho de menos y… ¡Te pagaré! Tengo dinero. Por favor…
El anciano escritor la miró con pena: le recordaba a los nietos que había dejado en el otro mundo. En su interior se estaba liberando una batalla, pero al final cedió.
-Está bien –dijo con lentitud-. Te escribiré para que vuelvas a casa. ¿Qué más personas quieren volver contigo?
-No lo sé –respondió intentando disimular su euforia.
-Bueno, pues escribiré algo general –pensó en voz alta.
Y dirigiéndose a Meggie añadió:
-Vuelve dentro de una semana. A cambio de esto tendrás que leer lo que te había preparado. Y ahora, márchate antes de que cambie de opinión.
La joven cogió la hoja que le tendía Fenoglio y, sonriendo de oreja a oreja, como un niño que ha conseguido engañar a su padre para que le dé el doble de paga exclamó:
-¡Gracias!
Y salió del desván corriendo por las escaleras, mientras Fenoglio gritaba:
-¡Se cierra la puerta cuando se sale!
Meggie volvió a la granja y, después de comprobar que no había nadie, comenzó a leer. Como siempre, se internó en la lectura y cuando terminó, se quedó sumida en sus pensamientos paladeando el dulce sabor que le dejaban las palabras.
-¡”Té” bien lees! –exclamó Rick.
La joven pegó un grito y la hoja se le cayó de las manos.
-¡Mira lo que has hecho! –le gritó irritada-. ¡Se ha caído al barro! Uff, en fin, ¿Qué quieres?
-Nada –dijo con una sonrisa muy sospechosa.
Su hermana sacudió la cabeza y se agachó a recoger la hoja.
-¡Pillada! –exclamó Rick mientras le tocaba en la espalda.
A Meggie se le volvió a caer la hoja, pero el enfado se disipó rápidamente para dar paso al temor de tener que contarle la verdad. ¡Se había olvidado del juego!
-No –dijo fingiendo tono divertido-. Ya han pasado dos horas. Mira el sol; ya se ha acabado el juego.
El niño se enfurruñó y se fue en busca de su madre. La chica suspiró aliviada y se metió en la casa.
-Meggie –llamó Mo.
La joven se dio la vuelta, sorprendida.
-¿Le has contado algo? –le preguntó su padre.
-No. Sabes que eso os tocaría a Resa y a ti. Si quisierais, claro.
-¿Entonces tú también piensas que debería contárselo? –preguntó.
Pero Meggie, que le conocía bien, se dio cuenta de que había algo detrás de esa pregunta.
-¿Qué pasa? –preguntó. Pero como de costumbre, omitió el “Mo”.
Mortimer bajó la vista. Sin embargo, a Meggie le dio la impresión de que su padre se daba cuenta de ese pequeño detalle.
-¿Mo? –le susurro levantándole la cabeza por la barbilla.
Estaba realmente preocupada.

Pero su padre simplemente la abrazó y, por primera vez delante de su hija, lloró. Ese fue el momento en el que Meggie se dio cuenta de que Arrendajo hacía daño a su padre y decidió firmemente que TENÍAN que irse.


5-De vuelta al hogar
Una semana después, a primera hora de la mañana, Meggie se pasó por casa de Fenoglio, como había prometido. Se lo encontró con un taco enorme de hojas y un paquete encima. Y antes de que ella pudiera decir nada, el escritor le dijo:
-Te echaré de menos, Meggie. Me da mucha pena que te vayas pero… Bueno, te he comprado un regalo. 
Espero que te guste. Este taco de hojas son futuros proyectos para este mundo. Espero que desde el otro surtan efecto. Te he puesto la fecha en la que tendrías que leerlo.
Y mostrando otra hoja añadió:
-Esta es tu hoja. No la he hecho muy larga porque no he tenido corazón para extenderme. Espero que sirva.
Meggie se lanzó a sus brazos y le rodeó el cuello.
-Yo también te echaré de menos –dijo–. Gracias. Nunca te olvidaré Fenoglio.
Sin decir nada más, la chica cogió el montón que le tendía Fenoglio, le hizo un gesto de despedida con la mano y se marchó silenciosamente, porque a ninguno de los dos les gustaban las despedidas.                                                           
Meggie se fue al lago que estaba cerca de su casa, para leer más tranquila. Por primera vez, estaba nerviosa a la hora de leer. Echó un vistazo al texto de Fenoglio y lo hizo tres veces más. Por algún motivo, no se atrevía a empezar con la lectura.
-¡Hola Meggie! –exclamó Rick.
La chica no lo podía creer: ¿cómo conseguía su hermano encontrarla allá donde fuera? Se giró lentamente poniendo los ojos en blanco, pero lo que vio no era para nada lo que esperaba. Con horror, vio que al niño lo acompañaban su madre, la tía-abuela Elinor y Darius, un amigo del otro mundo.  La joven se escondió instintivamente la hoja detrás de la espalda, pero por desgracia ese gesto fue demasiado evidente.
-¿Qué tienes detrás de la espalda, Meggie? –preguntó Resa.
-¿Qué? Yo, nada. Será… eh… pues…
Pero Elinor se le acercó, le quitó la hoja de un tirón y comenzó a leerla. Darius también se le acercó para ver lo que había escrito en el papel y los dos se quedaron de piedra.
-¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Qué es eso? –saltó Resa, preocupada.
-Es el billete de vuelta a casa –respondió Darius con un susurro.
Se quedaron en silencio un buen rato. Nadie sabía qué opinar de todo eso y Meggie tenía unas ganas increíbles de desaparecer de allí. Finalmente, fue Rick el que rompió el silencio:
-¡Pero si eso es una hoja de papel! –exclamó.
-¡Mentecatos de padres! –bufó Elinor-. ¡Mira que no contarle el secreto de la familia! Ya decía yo… y que sepáis que se lo hubiera contado, pero no era su madre…
Resa suspiró.
-En fin. No me imaginé así el momento de contárselo, pero creo que no voy a tener elección.
Así que entre unos y otros y gracias a las aportaciones de todos, especialmente las de la tía-abuela, le contaron al niño todo lo que debía saber. Y pasaron mucho rato más respondiendo a sus preguntas. Cuando terminaron, ya anochecía.
-Bueno, –suspiró Resa– es muy tarde. Volvamos a casa.
Todos se dieron la vuelta para regresar a la granja. Todos menos Meggie, que se quedó quieta en el sitio.
-Tienes razón Resa –dijo alzando la hoja-. Es hora de volver a casa.
Los demás la miraron y la madre de la joven se le acercó para decirle:
-Yo voy contigo. ¿Quién más viene?
Darius se acercó y asintió.
-Pero... ¿Cómo? ¿Y Rick qué? –preguntó Elinor.
-Yo “tiero” ir –dijo el niño, adelantándose a su madre-. “Tiero” ir y ver la tele, los “toches” y todo eso.
-Bueno, vale –insistió la tía-. Pero ¿y Mortimer? ¿No le vais a decir nada?
-Él… -dijo Resa– no querrá venir.
-Bueno, ¿y cómo lo sabes? –continuó.
-De acuerdo, le escribiré una nota –cedió Theresa.
Al rato, volvía con recuerdos del Mundo de Tinta.
-Ya estoy lista –anunció.
-Bien –dijo Meggie-. Para venir conmigo tenéis que tocarme.
Todos los demás se pusieron a su alrededor y obedecieron. Y la joven comenzó su lectura:
Era un día como los demás en los alrededores de Umbra, pero una joven estaba a punto de marcharse sin dejar rastro a un lugar muy lejano donde los carruajes se movían sin caballos, la música salía de aparatos y las personas se movían dentro de cajas llamadas televisión. Era un mundo muy extenso, pero aquella joven quería ir a un lugar concreto, aunque aún no sabía si realmente lo iba a lograr. A una mansión llena de libros en la que había vivido durante un año. Se concentró en el jardín de esa mansión y pensó en cada uno de los detalles de él, especialmente en el banco de piedra bajo el gigantesco roble en el que le gustaba tanto sentarse a leer. Se sumió en su nostalgia y arrastró con ella a todos los que compartían sus sentimientos y, tan profundos eran esos pensamientos, que poco a poco y sin darse ni cuenta se marcharon a ese lugar en el que tanto querían estar.
Cuando Meggie terminó de leer, miró a su alrededor. Ya no estaba en la orilla de un lago, sino en un banco de piedra bajo un roble enorme, aunque comparado con los árboles del Mundo de Tinta, era prácticamente un arbusto. Los recién llegados se miraron unos a otros, pero no dijeron nada, porque no hacían falta palabras para expresar lo que sentían. Solo Rick fue capaz de reaccionar:
-¡Hala! –dijo simplemente.


6-¿Arrendajo?
La mañana siguiente, Mo vio la nota. No se lo podía creer. Tuvo que leerla cinco veces y siguió sin comprender del todo lo que estaba ocurriendo. Hasta que el desconcierto dio paso a la desesperación y cogiendo la espada que había usado en sus tiempos de bandido, se marchó al bosque, donde empezó a blandirla para ahogar sus penas, hasta que pegó un sablazo a un hada, partiéndola por la mitad. Entonces paró, agotado, pero igual de angustiado.
-¿Qué haces, Arrendajo?
-¡No me llames así! –rugió él.
Y girándose, estuvo a punto de atravesar con la espada a su gran amigo el Príncipe Negro, el rey de los titiriteros, quién lo miraba atónito y asustado.
-¿Pero qué te pasa?
Mo suspiró y decidió no andarse con rodeos.
-Mi mujer y mis hijos se han ido –dijo tristemente.
-¿No vas a ir con ellos? –preguntó el titiritero.
Mortimer no contestó y bajó la mirada. El Príncipe añadió:
-Mira, como hombre te diría que ahogues tus penas en vino, pero como amigo te digo que solo te sentirás bien cuando vuelvas a estar con tu familia.
-El problema es que no quiero ir a ese lugar y que se han ido porque no están de acuerdo conmigo, y Resa y yo discutimos.
El Príncipe Negro le miró, se encogió de hombros y se marchó. A veces no servía de gran ayuda, pero en tema de familia no era lo que se dice un gran experto. Mo se volvió a quedar solo con la angustia y alzó la espada de nuevo. Entonces se dio cuenta del destrozo que había causado a su alrededor: los troncos estaban destrozados y el suelo estaba totalmente cubierto de ramas rotas, sin contar al hada que yacía a sus pies.
-Arrendajo… -murmuró como si se tratara de un fantasma maligno.
Y ese fue el momento en el que decidió ir a ver a Fenoglio.
Era media mañana cuando el escritor oyó que llamaban a su puerta y abrió a Mo.
-¿Mortimer? –se sorprendió.
Pero inmediatamente añadió:
-¡Ah sí! Supongo que vienes por lo de Meggie.
-Bueno –respondió él-, por lo de Meggie y lo de Rick y lo de Resa y lo de Elinor y lo de Darius.
-¡¿Qué?! ¿Se han ido todos? –saltó Fenoglio no dando crédito a lo que oía.
Mo asintió compungido.
-¿Y tú? –preguntó el anciano.
-No me avisaron –contestó escuetamente.
-¿Por qué?
-No sé –mintió Mo, harto ya de tantas preguntas.
Fenoglio se le quedó mirando con la cara de un niño que ha sido pillado en una travesura. Pero luego reaccionó y le dijo:
-Bien, me imaginé que algo así podría ocurrir, así que tengo empezado un texto con el que podrás ir con ellos. Lo tendrás acabado para…
-En realidad quería un texto para que volvieran.
-¿No se enfadarán contigo? –preguntó el escritor, intrigado.
Pero al ver la mirada cargada de reproches que le dirigía Mo diciendo “deja de meterte en mi vida”, añadió:
-Está bien, pero no me hago responsable de nada ¿eh?
-¿Cuándo estará listo? –preguntó Mortimer.
-En una semana –dijo el anciano.
-¿No puede ser antes? –se impacientó el visitante.
-Lo intentaré en cuatro días, pero no te prometo nada –se irritó  Fenoglio-. Pero si lo quieres rapidito tendrás que irte: contigo aquí no me puedo concentrar.

Mo le mandó una mirada llena de furia y se marchó, cerrando la puerta de un portazo. Fenoglio sacudió la cabeza: cuatro días, mal genio, un portazo… Claramente prefería a Meggie.

7-Vuelta a “casa”
Resa se movía de un lado a otro en su habitación, marcando tan fuerte cada paso que impedía dormir a todos. Desde la habitación del fondo retumbo la voz de Elinor:
-¡Resa ya basta! ¡Seguro que Mortimer viene! ¡Ya sabes cuánto le gusta a ese maldito cara de tortuga dar largas!
Nunca era buena idea irritar a Elinor. Meggie se tapó la cabeza con la almohada. Normalmente, hubiera al menos sonreído con esa manera de llamar a Fenoglio, pero llevaba hora y media en la cama intentando dormir y ya no aguantaba más. En la habitación de al lado, oyó a su madre sollozar y a pesar del largo bostezo que pegó, entró en su habitación. Al fin y al cabo, ella también pensaba día y noche en que probablemente Mo no iría.
-Vamos -la animó–, Elinor tiene razón. A Fenoglio le costó una semana escribir mi texto y acabamos de terminar el quinto día solamente.
Resa la abrazó y se sentaron en la cama. Se quedaron así un rato, hasta que finalmente el silencio reinó en la casa y madre e hija se durmieron en esa posición.
Meggie se despertó de golpe al contacto con el suelo duro. Miró a su alrededor y vio que se encontraba en el Mundo de Tinta. Pensando que se trataba de un sueño, se levantó para explorar y se dio de bruces con su padre.
-Mo… -murmuró.
Su padre le sonreía y de pronto, la abrazó. El contacto fue demasiado real; aquello no era un sueño.
-Prometo dejar de lado a Arrendajo –le susurró al oído.
Meggie se apartó de él.
-¿Qué hacemos aquí? –preguntó, a pesar de que sabía la respuesta.
-Os he traído yo –contestó-. Quería teneros a mi lado. Y me costó bastante convencer a Fenoglio para que me hiciera el texto en cuatro días.
Y rió. Pero Meggie no estaba para bromas. No podía creer que su padre hubiera hecho aquello. Esquivó un abrazo y se le quedó mirando con un desprecio en la mirada que ensombreció a su padre.
-¿Mortimer? –Preguntó Resa con tono severo -¿Se puede saber por qué has decidido traernos al lugar del que habíamos huido?
Claramente, Mo no esperaba esa reacción. Estaba demasiado aislado en sí mismo, pensó Meggie. Su padre se puso muy tenso.
-Lo he hecho por vosotros y tú lo sabes…
-¡¿Por nosotros?! –Le gritó ella -¡Por ti!
-¿"Té" hacemos “atí”? –intervino Rick.
Resa suspiró.
-Mañana te lo contamos, ¿vale? Hoy es muy tarde.
Y despertando a Elinor y a Darius, entró en la granja para acostar al niño. Los demás se quedaron fuera.
-Mo, todos queríamos irnos. ¡Aquí no somos felices! –Resa estaba dividida entre el odio y el disgusto.
Meggie asintió:
-¿Por qué lo has hecho, Mo? ¿Por qué?
Él los miró, uno a uno e inmediatamente, salió corriendo al bosque.
-Tanto Arrendajo y ¡es un maldito cobarde! –farfulló Resa, y salió tras él.
-¡Resa! –le gritó Meggie -¡Te perderás!
Pero al ver que no le hacía caso, se fue tras ella, ante una Elinor furiosa que no paraba de lanzar maldiciones.
Internarse en el bosque, tuvo que admitir la joven, fue impactante. En seguida perdió a su madre de vista, pero no podía echarse atrás, porque así como los peligros del bosque eran los mismos para todos, Resa no conocía el bosque lo suficiente como para internarse sola. Al cabo de un rato, Meggie tuvo que admitir que había perdido a su madre y que no encontraría nunca a Mo, el cual conocía el bosque aún mejor que ella. 
Entonces se giró para salir del bosque y se encontró con su padre.
-¿Qué haces aquí? –susurró alarmado–. El bosque de noche es muy peligroso.
-¿Y para ti no? –devolvió la pregunta la chica.
Mo sonrió, y Meggie también, por primera vez en días.
-¿Has venido sola? –continuó él.
El rostro de la joven se ensombreció.
-No -murmuró preocupada–, Resa también está aquí.
-¡¿Qué?! –saltó Mo.
Y cogiendo de la mano a su hija le dijo:
-¡Vamos!
Resa había entrado en el bosque como una bala, sin importarle los rasguños que le hacían las zarzas o los golpes que le daban las ramas. Poco a poco, los árboles le dificultaron el paso y finalmente, tuvo que parase. Entonces tuvo que admitir que se había perdido por completo y el miedo la invadió.
-¡Mo! –gritó.
Pero ni siquiera su eco le respondió.
-¡Mo! –volvió a gritar.
Cada vez estaba más asustada y creía que no aguantaría sin que alguno de los seres nocturnos del bosque la descubriera. Se disponía a volver a gritar, cuando una mano le tapó la boca.
-¿No te han dicho nunca que es peligroso gritar en el bosque? –la reprendió.
Resa se tranquilizó enormemente al oír la voz del Príncipe Negro.
-¿Qué haces aquí? –le preguntó ella.
-Ya sabes que vengo a cazar todas las noches –le respondió-. Así que la pregunta más bien es al revés. Además, tenía entendido que te habías ido.
Pero antes de que pudiera responder, Meggie y su padre llegaron corriendo.
-¡Resa! ¿Estás bien? –preguntó la chica.
Pero se tranquilizó al ver al titiritero junto a su madre.
-Hemos oído los gritos –explicó Mo-. Estaba… estábamos muy preocupados.
-Será mejor que volváis a casa –dijo el Príncipe, dirigiéndose a Meggie.
Y mirando al padre de la joven añadió:
-¿Te quedas, Arrendajo?
Mo sonrió.
-No, gracias. Creo que me quedaré con mi familia.
Resa le rodeó la cintura con los brazos y Meggie le cogió la mano. Y así, con la sensación de haber curado una herida muy antigua, salieron del bosque.
Se suele decir que los momentos difíciles sacan lo mejor de las personas y nos unen, y es verdad.

8- Decisiones acertadas
La mañana siguiente, al amanecer, Mo volvía a casa después de una visita a Fenoglio en la que, sorprendentemente, había conseguido hacerle prometer que les escribiría un texto para devolverles a su mundo para el día siguiente.
Todos se alegraron mucho con la noticia, especialmente Resa quién se pasó todo el desayuno con él diciéndole cosas del estilo a “has vuelto”, “te quiero” etc. Tenían previsto ir al campamento de los titiriteros para despedirse, especialmente del Príncipe Negro. Doria, el novio de Meggie, también iba a estar, y Farid, el antiguo novio de la joven, que aún sentía algo por ella, a pesar de que la chica se había opuesto a que estuvieran allí.
-¿Y no vamos a volver? –preguntó Rick, que no estaba entendiendo nada -¿Y por “té”?
Mo sonrió.
-Porque es mejor cerrar las puertas de los otros mundos y vivir en uno solo ¿lo entiendes?
El niño asintió, pero Meggie no estaba de acuerdo.
-¿Por qué?
-Ya lo hemos hablado, es peligroso –suspiró Mo.
-No lo es si tenemos cuidado –protestó ella -. Ya tenemos experiencia y podemos controlarlo. ¡Tenemos un don fabuloso y llevamos toda la vida huyendo de él! ¿Por qué? Y, ¿Por qué tenemos que despedirnos de este mundo para siempre?
Mo iba a responder, pero Resa se le adelantó:
-Meggie tiene razón. Yo también estoy harta de tener miedo y, nuestra hija es una gran experta. ¿Sabes que cuando saca a alguien con la lectura ya no desaparece nadie en su lugar y al revés tampoco? Toda la vida has huido. Ya es hora de admitir que eres especial y que es maravilloso ¿no crees?
-Resa, no me digas eso –dijo Mo -. ¡Si tú eras la primera que quería volver y la que experimentó en propia piel el peligro que implica!
-Pero ahora ya no es como antes y, la verdad, me fío lo suficiente de Meggie como para asumir el riesgo.
-Pero, ¿quién escribirá los textos? –insistió él.
-Fenoglio, naturalmente –intervino Meggie –. Tendremos dos textos: uno para ir a un mundo y uno distinto para ir al otro.
-¡Sí, sí, sí! –exclamó Rick.
-Yo… también estoy de acuerdo –dijo Darius tímidamente.
-¡Maldito seas, Mortimer! ¡Después de tanto número para quedarte en el Mundo de Tinta, ahora quieres olvidarte de él! ¡Eres un incoherente!
El aludido sonrió: Elinor siempre encontraba excusas para maldecir.
-No se, de verdad…
No le dejaron terminar:
-¡Vamos!
-¡No seas cobarde!
-¡Fíate!
-De acuerdo… -cedió al final, ganándose un abrazo de su hija.
Después de esa animada conversación, fueron al campamento de los titiriteros a despedirse, aunque, como hicieron saber, volverían. Como era de esperar, Farid y Doria estaban discutiendo por Meggie, lo que enfureció a la joven. En cuanto la vieron aparecer, se acercaron a ella y cada uno le hizo diversas peticiones, todas sobre el mundo real. Meggie sonrió: le encantaba que al menos tuvieran algo en común.
Comieron allí, y después fueron a casa de Fenoglio para contarle el cambio de planes, que fue acogido por el anciano con inmensa alegría. Aquel fue uno de los mejores días en el Mundo de Tinta para todos y al día siguiente, cuando se fueron, tenían nuevas energías.
Pero aquel no fue para ellos un cambió de mundo normal (todo lo normal que puede ser cambiar de mundo), sino que fue un cambio de forma de vida, mejor para todos.


Así que el final, no es más que el principio de otra historia, pero no me corresponde a mi contarla, así que hasta la próxima...
Fin
 


-Esta es una historia escrita por nosotras. Se llama Nietos de Poseidon como ya os hemos dicho en la entrada. Esperamos que os guste:

Nietos de Poseidon 

Percy Jackson es un personaje de Rick Riordan, solo tenemos derechos sobre los personajes de James y Mar. 



CAPÍTULO 1
Salí por la puerta del hospital, llorando, una enfermera me gritó algo pero yo la ignoré. Esperé en la parada del autobús, vino uno.

-¿Dónde para?- pregunté al conductor.

Me lo dijo, miré la hoja que me había dado mi madre unas horas atrás, la dirección me convenía. Subí.

Me senté al lado de la ventana. Esperé: una, dos, tres, cuatro paradas... me bajé. Miré a ambos lados de la calle. Un portal.

Me acerqué y miré el número: 4. Tenía que seguir buscando. Dos portales más allá encontré el ocho. Toqué el timbre del 4º D.

Una voz de mujer respondió:

-¿Quién es?

-Soy  James.  Vengo a buscarla.

Un silencio denso fue la respuesta.

-Sube. –Dijo la mujer al fin.
Entré, subí en el ascensor y llegué al piso cuarto, no me hizo falta llamar al timbre en cuanto me acerqué a la puerta esta se abrió. Una mujer morena y dolorosamente parecida a mi madre estaba en el umbral. Me miró  y su expresión se suavizo.
-¿Qué ha pasado?- preguntó susurrante.
-Ha muerto.- Contesté intentando dominar las lágrimas que caían a borbotones por mis mejillas.
La mujer puso una triste expresión y empezó  a llorar ella también.
-Pasa.- Me dijo entrecortadamente.- Me habría gustado poder conocerte en otra ocasión pero...- se interrumpió.- Encantada de conocerte, soy tu tía Dalia.
-Lo se.- Me limité a decir, no quería empezar a fingir que me alegraba de verla, los dos sabíamos que era mentira. Desde que era pequeño sabía que únicamente nos conoceríamos si algo muy malo le pasaba a mi madre, por eso no podía pensar bien de ella con facilidad.
Entré en una especie de salón, allí había cuatro chicas sentadas alrededor de una mesa, riendo. Al vernos se interrumpieron.
-¿Qué pasa mamá?- dijo la  que parecía la mayor al ver las lágrimas de su madre. Luego  al reparar en mí se puso a escrutarme minuciosamente.
Me di cuenta que seguía en uniforme del colegio, que había llevado esa mañana y que seguramente tendría los ojos rojos y signos de haber llorado. Eso sin contar con mi pelo que no conseguía nunca colocar en su lugar. No era una presentación demasiado buena pero mi aspecto era la última de mis preocupaciones en ese momento. Miré a las chicas que tenía delante mía.
La que había hablado con Dalia era mayor que yo, rondaría los dieciséis años. A su lado estaban sentadas unas chicas de unos nueve y siete años. Y por último estaba ella, tendría mi edad más o menos, con mi mismo pelo negro y mis ojos marrones... tenía que ser ella. Aun así le pregunté a mi tía:
-¿Quién es?
Dalia señalo a la chica de mi edad. Ella se levantó como movida por un resorte:
-¿Qué pasa, tía?
“Le llama tía” pensé “así va a ser más fácil de explicar.”
No tenía fuerzas ni ganas de enfrentarme a un drama familiar.
Mi tía ignoró la pregunta y me dijo:
-No puedo dejarla marchar. Es como una hija mía.
-Mi madre sabía  que dirías eso. Te escribió esto.- Le tendí una carta. Se que estaba siendo muy indiferente pero desde esa tarde todo me daba igual.
-¿Qué pasa? –Insistió la chica mientras Dalia  leía la carta.
-Nuestra madre ha muerto.- Le respondí.
La chica se me quedó mirando helada.
-¿Nuestra?- preguntó.
-Sí, lo último que me dijo fue que tenía una hermana, me dio vuestra dirección, una carta para nuestra tía y me dijo que lo ... sentía. También me dijo que teníamos que encontrar a nuestro padre.
-No te creo, no puedo creerte.-Contestó ella, miró a  Dalía desesperada-¿Tía?
Dalia acababa de terminar de leer la carta y lloraba desconsoladamente.
-Puedes llevártela.- Dijo al fin.
-¿Qué?- gritó ella.- ¡No puedes hablar en serio!
Mi tía miró al suelo:
-Es lo que tu madre querría.- dijo simplemente.
-¿Mi madre?- Mi hermana dudó un momento-¡Pues, ¿por qué no me lo dijo ella?!-exclamó finalmente.
Es lo máximo que podía soportar, estaba desesperado, incrédulo, insensible, no podía creer que mi madre estuviera...
-¡Porque está muerta! – grité dejando salir todo mi dolor, miré hacia otro lado evitando que vieran unas lágrimas furtivas. Me serené y miré a mi tía- Me dijo que tú nos explicarías lo que pudieras y nos ayudarías a reunirnos con nuestro padre.
Dalia asintió:
-Venid a la cocina.
Dejamos al resto de mis primas mirándonos desde el salón. Al entrar en la cocina mi tía empezó a hablar:
-Vuestra madre se quedó embarazada muy joven. Al descubrir que esperaba mellizos se desesperó. Me pidió ayuda  para criar a uno de sus hijos y yo acepté. Vivíamos al lado y era todo muy fácil...- Miró al frente ausente como pensando en esos días felices- Pero vuestra madre se mudó hace diez años: buscaba a vuestro padre. Yo me enfadé y le dije que ir buscando a algún caradura no era bueno para unos niños. Se enfadó y discutimos. Al día siguiente cuando quise hablar con ella y disculparme pues tu madre estaba muy enamorada de tu padre y sufrió mucho cuando él la dejo, descubrí que se había ido llevándote consigo, James. Perdimos todo el contacto, no me enteré siquiera que había vuelto a la ciudad. – Dijo esta frase muy rápido sin mirarnos a los ojos, entendí que se sentía culpable.
-Llevamos nueve años viviendo aquí.- Interrumpí.
Dalia guardó silencio, luego continuó:
-En la carta dice que lo siente, que sabe dónde encontrar a vuestro padre...- Suspiró.- Si es lo que verdaderamente quería os llevaré hasta él.
-¿Sabes dónde encontrar a mi padre?- Casi grité.
-Nuestro.- Corrigió mi hermana que había permanecido en silencio en un rincón.
Hice un gesto con la mano y miré a mi tía expectante.
-Sí, ponía el lugar en la carta. –Dijo escuetamente ella.
Miles de preguntas vinieron a mi mente: ¿mi madre sabía dónde encontrar a mi padre todo este tiempo? ¿y nunca me lo había dicho...? Obviamente no le dije ninguna de mis dudas a Dalia simplemente añadí:
-Llévanos.
-En cuanto me prepare y tu hermana haga el  equipaje nos vamos.


CAPÍTULO 2


Los siguientes minutos fueron una autentica tortura para mí. Mi padre estaba tan cerca... pero sabía que quería encontrarme con él por otro motivo más que conocerle. Este motivo era el poder echarle en cara haber dejado a mi madre y echarle la culpa a alguien de la muerte de ella...en mi fuero interno sabía que era así, aunque no me gustaba reconocerlo.

Me asomé a la habitación de mi hermana, era bastante grande, ella estaba de espaldas abriendo una mochila y metiendo lentamente un montón de ropa doblada.  Fui a llamarle pero me di cuenta, con algo de vergüenza que no le había preguntado su nombre. Me daba reparo preguntárselo pero antes de que empezáramos  a llamarnos: “eh”, “tú” o cosas por el estilo hasta enterarnos del nombre del otro prefería pasar el mal rato así que tome la iniciativa:
-Hola.-Dije
-Hola.-Respondió sin volverse.
-¿Extraño, eh?-Risa falsa.
No hubo respuesta.
-Ehmm soy  James. - Dije tendiendo la mano a la espalda de mi hermana.
Finalmente se dio la vuelta.
-Yo Mar.-Me miró enfurecida como si yo fuera el causante de todos sus problemas, por lo visto lo pensaba así porque me dijo.-Yo no he pedido un hermano así que déjame en paz y deja de arruinarme la vida.
Ese cometario me sentó como una patada en el estómago pero no lo demostré:
-Por lo visto alguien está de mal humor...-Dije con sorna.-Cuando se te pase me avisas.
Fui a salir de su cuarto pero me volví y sin poder contenerme dije:
-Yo tampoco quería una hermana pero te tengo a ti,- ella me miró con cara despectiva.- Sí, te tengo a ti y tú a mí, solo nos tenemos el uno al otro te guste o no. Así que deja de portarte como una cría idiota, haz las maletas y vamos a conocer a nuestro padre.
No esperé la respuesta, salí de la habitación.
Mi tía dijo que no podía soportar despedirse de nosotros (aunque yo sabía que se refería a mi hermana) y decidió llamar a un taxi. Para mí que eso fue solo una excusa para no tener que llevarnos pero... pagó el importe por adelantado y como yo andaba muy justo de dinero no dije nada.
Mi hermana montó una escenita delante del taxista abrazándose a mi tía. Aguante un buen rato pero hubo un momento en el que ya no pude soportarlo más (me recordaba dolorosamente que yo no tenía a nadie en el mundo) y dije:
-Venga, va.... ¡ni que tuvieras dos años!
Mi hermana me lanzó una mirada asesina pero soltó a Dalia, quien me miró preocupada, besó a mis primas y se montó en el taxi. Yo no llevaba más que una mochila con algo de ropa que mi tía había sido tan amable de pasar a buscar a mi casa. Mar sin embargo llevaba un maletón con todas sus cosas, parecía que se iba de mudanza.
El taxi arrancó, el viaje fue muy incómodo. Mar estuvo todo el rato mirando por la ventana, dándome la espalda, sin hablarme y haciéndome sentir horriblemente mal: al fin y al cabo como ella había dicho acababa de arruinarle su vida.
En la mitad del viaje a mi hermana le dio lo que yo denomino: “el ataque”. Se torció en dos se tapó los ojos con una mano y empezó a gemir fuertemente. El taxista nos miró asustado.
-No pasa nada.-Dije yo que había adivinado enseguida lo que le sucedía a mi hermana.-Solo tiene que ponerse una pomada.
Abrí mi mochila y con un suspiro de alivio encontré lo que buscaba, una caja llena de botes de sprays donde ponía “Niebla”. Sí, es una medicación que yo siempre llevo encima desde que era pequeño, el nombre es raro pero...
-Toma.-Se lo tendí. Mi hermana se las apañó para mirarme furiosamente.- Calma el dolor.
Mar cogió el bote y pulverizó una generosa cantidad sobre sus ojos. Al momento paró de gemir y se irguió estupefacta.
-Gracias.-Susurró, me miro titubeante pero la duda pudo más que sus ganas de odiarme y me dijo- ¿Cómo sabías lo que me pasaba?
-Desde que era pequeño he tenido esos ataques, por eso siempre llevo un bote encima. Mi madre... nuestra madre-me corregí- me dijo que era genética, que no me preocupara, que viene de familia. Solamente hay que pulverizar un poco y se te pasa el dolor.
Rebusqué un poco en mi mochila, abrí la caja de los sprays y le tendí uno a Mar.
-Toma, guárdalo.
Mi hermana me miró recelosa pero tomó el bote y lo guardo en su bolsillo. A partir de entonces no me dio la espalda pero siguió sin hablarme.
Llegamos.
-Long Island.-Dijo el taxista.-¿Seguro que queréis que os deje aquí?
Asentí.
-Es la dirección.-dije.
-Si tú lo dices chaval... pero aquí no hay nada.
-¿Cómo que no hay nada?- Mi hermana bajó rápidamente y empezó a subir la colina bajo la que habíamos parado.
Yo baje y saqué las maletas del maletero.
-Gracias.- le dije al taxista, quien me hizo un gesto con la mano y se fue dejándonos solos en medio de la nada.
Subí la colina arrastrando el maletón de mi hermana y llevando mi mochila y la suya. De pronto oí un grito de Mar y me precipité colina arriba.
Se que esto no resulta creíble pero mi hermana estaba rodeada de criaturas horripilantes, ella estaba ahí en medio e hizo lo último que hay que hacer en una situación de esas: se desmayó. Es decir se quedó indefensa ante ellos.
Tiré el equipaje y empecé correr hacia ellos, para colmo me empezó a dar uno de mis ataques y del dolor casi caigo redondo al suelo... pero por el rabillo del ojo vi a esas criaturas acercándose a Mar y me pareció que ese dolor no era nada comparado con perder a la única persona que me quedaba en la vida. Corrí hacía las “cosas” que al verme se alejaron de Mar:
-¡Apartaos de ella!-grité.
-¡Perdónanos no sabíamos que la chica estaba bajo tu protección! –gritó la cosa que parecía el jefe.
-¡Es mi hermana! ¡Dejadla en paz!- Para entonces estaba al lado de las cosas, que huyeron despavoridas.
Después de comprobar que mi hermana estaba bien subí el equipaje hasta  donde ella estaba y me eche un poco de spray, creía que iba a estallar de dolor pero nada más ponérmelo este remitió. Mi hermana se incorporó de golpe:
-¿Qué eran esas cosas?-preguntó despavorida.- ¿Dónde están?
-A la primera pregunta no tengo respuesta a la segunda sí: las he espantado yo.-Respondí orgulloso aunque en realidad no entendía lo que había pasado.
Mi hermana hizo lo último que yo esperaba: se echó a reír. Luego al ver mi expresión seria me dijo con voz admirada:
-¿No hablarás en serio?
Asentí con la cabeza y dije:
-Vamos-mientras señalaba a la cumbre.
Al llegar allí vimos que el taxista estaba equivocado, desde la cumbre se veían varios edificios de estilo griego puestos en “u”. Esa era la buena noticia, la mala: que al intentar bajar la colina para llegar hasta ellos nos encontramos con una especie de campo de fuerza que nos impedía el paso.
Eso era lo que me faltaba. Me puse a aporrear al campo mientras decía:
-¡DEJANOS PASAR!
No se muy bien lo que hice pero después de un rato empujando esa fuerza invisible, está cedió y caímos al otro lado. Al intentar volver a cruzarla no pudimos:
-Genial.-Dijo Mar.-Ahora estamos encerrados.
-Mira.-Dije yo al ver una columna de humo que provenía del otro lado de los edificios.-Debe haber gente. Vamos.
Cruzamos el terreno hasta llegar a una especie de comedor al aire libre. Para cuando llegamos ya estaba oscureciendo, había un montón de gente, la mayoría niños y adolescentes sentados en mesas alrededor de una hoguera. Una chica se fijó en nosotros y gritó algo.
Al minuto siguiente estábamos rodeados de gente que nos miraba y nos preguntaba cosas. Me sentí aliviado cuando un hombre de unos treinta y tantos se acercó a nosotros seguido de una guapa mujer de la misma edad e hizo silencio entre los niños.
-¿Cómo os llamáis?-Preguntó.
-Me llamó James y ella es mi hermana Mar. Buscamos a nuestro padre.
Sorprendí miradas de entendimiento entre los presentes. Escuché un comentario que me preocupó:
-Y quién no....
El hombre que nos había hablado antes dijo:
-Habéis venido al sitio indicado. Bienvenidos a vuestro nuevo hogar, el Campamento Mestizo. Me llamó Percy Jackson, hijo de Poseidón. Seguidme, tenéis que conocer a Quirón: él os lo explicará todo.
Yo me dispuse a seguirle cuando mi hermana tomó la palabra.



CAPÍTULO 3


-¡Espera un momento!-Dijo Mar.

Yo le miré sorprendido.
-¿Puede alguien explicarme, por favor, que es lo que está pasando aquí?
-Han dicho que lo van a hacer, espérate un momento.-Dije yo.
-NO ya he esperado demasiado.-Siguió ella- Primero tú apareces en mi casa y me dices que eres mi hermano y que nuestra madre ha muerto. Encima mi tía te da la razón ,te sigo hasta aquí para encontrar a nuestro padre sin rechistar...
Al oir eso puse los ojos en blanco y se oyeron algunas risas de un grupo de chicos situados a mi derecha.
-Nos encontramos con unas cosas súper raras que quieren matarme.
-Y de las que yo te he salvado...- Dejé caer pero mi hermana continuó hablando como si nada.
-Luego con una especie de campo de fuerza inexplicable que no nos quiere dejar pasar...
AL oir esto Percy levantó la mirada sorprendido:
-¿El campo no os dejaba pasar?-Preguntó
-¡Eso he dicho!-Respondió Mar alterada.-Luego cuando por fin nos deja pasar nos encontramos con un puñado de niños que nos miran como si fuéramos monos de feria y con un flipado que dice que es hijo de Poseidón. Así que ¡quiero res...
Mi hermana por asombroso que sea se calló y yo al seguir su mirada entendí por qué. Un joven de unos veintitantos años se había acercado hacía donde mi hermana estaba hablando, pero no era normal...  tenía solamente... un ojo.
-Ciclope.-Susurré.
Mi hermana me miró patidifusa.
-¡No me mires así!-le dije.-A mí me encanta la mitología griega... era mi asignatura favorita.
Pero mi hermana se sobrepuso y dijo.
-Bueno, quiero respuestas: ya.
La mujer que estaba al lado de Percy dijo:
-Las tendrás. Soy Annabeth, encantada.
Mi hermana miro a la mujer y al ver que esta empezaba a andar hacia lo que, por lo visto era la mesa principal, la siguió.
Puede que esto os parezca raro pero la persona que estaba en la mesa era un ¡centauro! Sí, mitad hombre, mitad caballo.
-Bienvenidos, soy Quirón. Seguidme por favor. –Se encaminó a la que parecía la cabaña principal.
Le seguimos guiados por Annabeth, Percy y el ciclope que se nos había unido. Por raro que parezca la presencia del ciclope no me incomodaba, más bien, por alguna extraña razón me tranquilizaba.
Mientras nos dirigíamos a la cabaña el ciclope se volvió y tendiéndome la mano me dijo:
-Soy Tyson.
Parecía majo y simpático así que se la estreche y le dije mirándole a los ojos (bueno al ojo):
-Yo James.
En cuanto establecimos contacto visual, Tyson se estremeció y se separó de mí rápidamente en un movimiento involuntario. Al ver mi cara de extrañeza dijo:
-Espero que te toque en mi cabaña.- Y me dedicó una sonrisa.
No tuve tiempo para preguntarme más cosas porque llegamos a una habitación dentro de la cabaña y Quirón nos dijo:
-Bien... ¿habéis oído hablar de los dioses griegos?

CAPÍTULO 4



Dos días después de la “revelación” ya estábamos totalmente integrados en el campamento. Aunque me había desilusionado saber que mi padre era un dios y que por lo tanto no podía conocerle, eso me había dado más motivos para enfadarme con él. ¿Por qué (si era un dios) había dejado que mi madre muriera? Y, sobre todo ¿por qué no nos identificaba?

Los chicos de Hermes eran majos pero aun así... no eran mi tipo. Yo me llevaba bien con los chicos de Hefesto y los de Poseidón a los que, por cierto, pertenecía Tyson.
Ese día nos habían preguntado si queríamos escalar el muro que había en medio del campamento. Era muy complicado pero para mi sorpresa, mi hermana había dicho que sí, aunque en el nivel más bajo.
Todo el campamento se había reunido alrededor del muro y yo estaba caminando con mi hermana, quién  a pesar de nuestra primera impresión, al darse cuenta que yo estaba tan destrozado como ella y al haber obtenido respuestas había empezado a portarse genial conmigo y yo había correspondido, cuando nos encontramos con Tyson. Le saludamos y nos dirigimos juntos hacia la multitud, estábamos al lado del lago y teníamos que cruzar un camino para llegar al muro. En el momento en que Tyson se acercó a nosotros nos dio un “ataque” a ambos a la vez.
Caímos al suelo gimiendo y Tyson se precipitó hacia nosotros:
-¿Estáis bien?-preguntó.
-Sí.-Jadeé.-En cuanto nos pulvericemos la medicina estaremos bien. Mar por favor pásamela.
-¿No la tienes tú?-preguntó ella.
-El mío está acabado y no lo he repuesto, pásame el tuyo.
-Lo he perdido.-Reconoció.
-¡¿Qué?!-exclamé yo.
-¿Hay algo que pueda hacer para ayudaros?-Dijo Tyson.
Yo levanté la mirada, Tyson me miró y dio un traspiés hacía atrás. Su expresión era de terror puro.
-No te preocupes.-Intenté sonreír, de pronto el dolor remitió. Me fui a levantar cuando vi que Tyson me tendía algo: era un bote con la inscripción: NIEBLA. Me lo pulvericé al instante por si acaso y Mar hizo lo mismo. Nos levantamos y le devolvimos el bote a Tyson que seguía mirándonos con asombro.
-¿Cómo sabías que era eso lo que utilizamos?
-Digamos que estoy muy puesto en todos los artículos de cuidar los ojos, al fin y al cabo solo tengo uno.-Dijo con tono jovial pero su expresión me dijo que estaba pensando en asuntos que lo tenían preocupado.
Llegamos al muro y yo me fui a sentar en primera fila con los hijos de Hefesto, después de desearle suerte a mi hermana. Pero cuando iba a hacerlo Tyson me retuvo y me preguntó:
-¿Cómo se llamaba vuestra madre?
La pregunta me sorprendió pero la respondí igualmente:
-Theresa Davis.
Tyson me dejó marchar pero antes de que nos separáramos le oí susurrar para sí:
-No es posible...
No le di importancia al comentario porque en ese momento Mar estaba empezando a escalar el muro. Los dos primeros pisos estuvieron bien, mi hermana esquivaba las lanzas, no se caía y no perdía apoyo con las rocas pero a partir del tercero las cosas se complicaron. El nivel subió gracias a un gracioso hijo de Ares y del muro empezaron a caer lava y fuego a borbotones. Mi hermana se agarró a una piedra en medio de ese mar de lava que caía pero, no se por qué razón, yo vi que ese no era un buen asidero. Todos los chicos de Hefesto de al lado me dieron la razón al empezar a parlotear nerviosamente: “se ha puesto en la salida de un chorro de fuego, solo es cuestión de tiempo que...”
No se qué me dio pero me levanté, corrí hacía el muro y empecé a escalar, en poquísimo tiempo, del que me maravillé después, llegué a donde estaba mi hermana sin recibir ni un solo rasguño. Ella me miró sorprendida:
-¿Qué haces aquí?
No había tiempo para explicaciones, el chorro podía salir de un momento a otro, vi un asidero algo más abajo y aprovechando un momento sin lava, empuje a mi hermana hacía él quedándome yo solo ante la salida del fuego. Solo tenía que esperar a un momento sin lava para bajar al asidero donde estaba mi hermana pero no logré hacerlo. Escuché un ruido muy significativo y un chorro de fuego me dio en todo el cuerpo, oí a mi hermana gritando mi nombre, oí a la multitud chillando y  algún grito de : “¡Sacadlo de ahí!” pero sabía que no podían hacer nada por mí.
El chorro paró de golpe. Una hija de Hefesto amiga mía llamada Ámbar había desconectado el muro no se de qué forma y una multitud empezó a escalar, seguramente hasta donde pensaban que estaría mi cuerpo malherido. Sin embargo yo estaba perfectamente bien y para la alegría de mi hermana me moví y me deslicé hasta el suelo. Mar, que me había seguido, me abrazó allí.
-Ni se te ocurra volver a intentar hacer eso.- Me advirtió.
Todos los presentes me miraron alucinados pero alegres, sin embargo entre todas esas caras vi la de Tyson, que estaba llena de preocupación. No pude acercarme a él porque el jefe de la cabaña de Hefesto, un joven que tendría más o menos la edad de Percy, se adelantó y me estrechó la mano.
-Encantado, soy Leo Valdez.
En nuestro apretón una llama salió de la mano de Leo y se encontró con la mía. No sentí ningún dolor. Al reparar en esto Leo sonrió aún más.
-Soy un hijo de Hefesto con la capacidad de crear llamas, el fuego no puede dañarme.-Explicó al ver mi cara de asombro.- Tú y tu hermana debéis de ser hijos de Hefesto también.
Esto fue recibido por una ovación de sus compañeros de cabaña, sobre todo de Ámbar pero, en ese momento un débil resplandor azulado apareció encima de la cabeza de mi hermana y de la mía.
Miré la sombra que está emitía y lo que vio me sorprendió: un tridente.
Leo calló y con él el resto de su cabaña, patidifusos. Percy, apareció como salido de la nada y dijo sonriente:
-¡Salve Mar y James Davis, hijos de Poseidón!
Los de la cabaña de Poseidón se acercaron sonrientes a felicitarnos, eran cinco en total contando a Tyson y a Percy. La felicitación más tensa fue la del ciclope:
-Bienvenidos hermanos.-Dijo ausente y con mirada perdida.
Pero tampoco me pude preocupar por él esta vez. Percy y Leo se habían reunido en un rincón y me llegaban retazos de su conversación:
-Son inmunes al fuego o al menos James. Sin embargo son hijos de Poseidón. No lo entiendo.-Decía Leo.
-A menos que...-Dijo Percy mirando a Tyson- Pero es imposible... cuando encontré a Tyson él lo sabía y para pasar desapercibido tenía que hacerlo queriendo. Es imposible.
Luego bajaron el tono y no escuché nada más.
-¿Qué ha pasado?-Me preguntó mi hermana.
-Hemos sido reconocidos, somos hijos de Poseidón.
-¿El padre de los caballos?-Preguntó ella confusa.
No se de dónde había sacado esa información pero seguramente era cierta.
-Pues sí... somos hermanos de los caballos...


CAPÍTULO 5

Ese mismo día nos mudamos a la cabaña de Poseidón, estaba bien. Nuestros hermanos eran majos y había que reconocer que el campamento era genial, había algunas veces que Mar echaba de menos a Dalia y a mis primas y era imposible que yo pasara un solo día sin echar de menos a mi madre pero fuimos tirando.

Pasó un mes, el mejor de toda mi vida, y nos dieron a elegir entre dos opciones: quedarnos los tres días antes de la temporada de verano, que empezaba en todo su apogeo entonces o volver a casa durante esos tres días antes de que esta empezara para ver a familiares y eso.
Decidimos quedarnos, la mayoría del campamento menos dos o tres personas hizo lo mismo. No nos sorprendió, el campamento era el mejor lugar en el mundo.
Pero había una cosa que me preocupaba: no nos quedaba casi “Niebla”, todo el campamento había visto nuestros “ataques” por lo menos una vez y ya no se preocupaban si nos daba uno en medio de una lucha o algo así. Sin embargo yo no sabía dónde en Hades conseguía mi madre la “Niebla” y esta se nos estaba acabando.
Lo había hablado con mi hermana y como no llegábamos a ninguna solución habíamos decidido que solucionaríamos el problema cuando este llegara. Ese día había llegado.
A la mañana nos había dado un “ataque” y habíamos usado lo poco que nos quedaba. No teníamos nada. Esperábamos que no nos diera otro con tan poco tiempo, sobre todo porque no era placentero tener dolor sabiendo que no te lo puedes quitar.
Había intentado hablar con Tyson sobre donde conseguía la Niebla pero este me evitaba constantemente, algo bastante complicado porque nuestras camas estaban al lado una de la otra.
Era la hora de la cena. Estaba sentado en la mesa de Poseidón junto a Bruma una chica morena y divertida y Peter un chico arrogante que me caía fatal. Mar estaba en frente mía y Tyson en el  extremo puesto de la mesa.
De pronto el dolor empezó, esta vez más fuerte que nunca, Mar y yo caímos al suelo directamente. Al principio nuestros compañeros no se alarmaron pero al ver que no nos recuperábamos ni nos pulverizábamos el spray empezaron a preocuparse.
Nuestros hermanos y resto de campistas se arremolinaron alrededor de nosotros pero Quirón y Percy pusieron orden.
-¿Qué os pasa?-preguntó Percy.
Antes de que nos diera tiempo a contestar el dolor remitió de golpe.
Levanté la vista y Percy pegó un grito de asombro y  el resto de los campistas también pegaron un grito al verme. No me explicaba por qué hasta que miré a mi hermana.
Creo que nuestro grito fue el más alto con diferencia. Ambos, aterrados, pedimos un espejo para intentar comprobar nosotros mismos lo que acabábamos de ver en el otro. Una hija de Afrodita nos tendió un espejo de bolsillo en el que vi que lo que creía era cierto: con expresión asombrada, un solo ojo me devolvía la mirada desde mi frente.
Todas las miradas, incluida la nuestra, fueron hacia Tyson que nos miraba con una mezcla de orgullo, preocupación, nerviosismo y... sí, vergüenza, escritas en la cara.
Quirón, después de mirar hacia el sitio del señor D y ver que su silla estaba vacía (había decidido acostarse temprano), dijo en voz alta:
-Creo poder decir, sin equivocarme, que vosotros dos no erais conscientes de vuestra condición. ¿No?
Negamos ambos con la cabeza. Quirón también se volvió a mirar a Tyson por una razón: acababa de encontrar a unos hermanos ciclopes, o al menos eso creíamos hasta que él dijo:
-Lo siento no sabía que vuestra madre.... ufff. –Sin saber que decir se dio la vuelta y salió corriendo.
Percy, que tenía cara de haber recibido un shock nos miró y dijo:
-No estoy preparado para ser tío... No me puedo creer que Tyson... –Todo el mundo le miró.-Voy a buscarle.-Añadió y salió corriendo en dirección al lago.
Yo, que no había pillado la frase de Tyson como una revelación de nada, me quedé estupefacto mirando hacia, donde unos segundos atrás, había estado Percy. Su frase me acababa de crear unas dudas muy difíciles de aguantar. Y yo no quería hacerlo.
Miré a mi hermana, ella también quería respuestas. Así que sin hacer caso a nadie, corrimos también en dirección al lago. No llegamos, Quirón se adelantó y montándonos en su lomo nos volvió a llevar al comedor.
-¡Suéltame!-oí que gritaba mi hermana.- ¡Queremos respuestas!
-Y las tendréis, pero no ahora.- Dijo Quirón. Y como si nada hubiera pasado dijo- Continuemos comiendo.
Nos sentamos en la mesa de nuestro padre- recién conocido abuelo. Bruma no se apartó cuando me senté al lado pero Peter no disimuló y se movió varios centímetros.
Le miré enfadado:
-¿Qué haces?- Le dije, aunque lo sabía perfectamente.
-Separarme de tí , monstruo.- Fue su respuesta.
No lo vi venir, Mar se levantó y gritó con toda la fuerza de sus pulmones:
-¡¡¡EL MONSTRUO LO SERÁS TÚ!!! ¡¡¡¡NADIE LE LLAMA MONSTRUO A MI HERMANO!!!
Todo el comedor se quedó mirando a Peter, quién tras un “Era una broma...”, decidió concentrarse en su plato. Yo seguí hablando con mi hermana como  si nada:
-¿No ves todo muy raro?-pregunté.
-Sí, como cuando te pones unas gafas de bucear, hasta que no te acostumbras no ves nada.-Respondió ella.
Ámbar, se levantó de la mesa de Hefesto y se acercó a la nuestra. Infringiendo absolutamente todas las reglas, se sentó en el sitio que había dejado libre Peter al separarse, pero Quirón no hizo ningún comentario.
-Eso explica porque no te quemaste. Los ciclopes son ignífugos.-Me dijo. Luego me tendió un artefacto y una caja de herramientas pequeña.-También son buenos construyendo cosas, prueba a arreglarlo.
No se cómo, adiviné que ese artefacto era un reloj y para el final de la cena siguiendo las recomendaciones de Ámbar y algún que otro consejo por parte de Mar, quien misteriosamente también sabía cómo hacerlo instintivamente, lo arreglé.
Ámbar me sonrió, cogió el reloj y tras un “Me da igual que seas un cíclope.” dejo la mesa. Creo que me quede con cara de alelado, porque Ámbar.... bueno ya me entendéis; era lo más bonito que me habían dicho en toda la noche (excluyendo la intervención de mi hermana, claro). Pero dejé de pensar en todo eso cuando mi hermana me pegó un puñetazo en el hombro.
-Despierta.- Me dijo divertida.
Era el momento de los coros pero todo el mundo se distrajo cuando Tyson entró en escena seguido de Percy, que tenía una expresión extraña. Todo el mundo le miró:
-Mar, James, Annabeth, Quirón... ¿Podéis venir?- Dijo Percy.
Obviamente todos podíamos.

CAPÍTULO 7

Annabeth se levantó titubeante y se acercó a Percy. Quirón, Mar y yo seguíamos a Tyson. Entramos al bosque y nos paramos en un claro. Percy y Annabeth se separaron de nosotros y se pusieron a hablar en un rincón, Quirón se unió a ellos dejándonos a solas con nuestro posible padre. Antes de que pudiera empezar dije:
-Explícate, más vale que tus respuestas sean buenas.
Tyson suspiró y se sentó en el suelo. Me parecía demasiado joven para ser nuestro padre:
-¿Cuántos años tienes?- preguntó mi hermana, que por lo visto pensaba lo mismo.
-Veintisiete. –Contestó.
“15 pensé, tenía solo 15 años...”
-La verdad es que mi explicación no es muy buena... –Empezó Tyson.- Conocí a vuestra madre, sí. Ella sabía lo que era, también... se enamoró de mí, sí. Yo de ella, también... la deje, sí. Pero no era justo para ella vivir con un monstruo como yo...
-¡Cuidadito, qué al insultarte nos insultas! –Exclamó mi hermana.
Yo sin poder aguantarme dije:
-¡También era injusto para ella tener que cuidarnos sola! ¡Ella tenía tu edad cuando se quedó embarazada y nos tuvo que sacar adelante!
Mi hermana me echó una mirada asesina pero ignorándola, me centré en Tyson.
-Pero no me enteré que estaba embarazada -Alegó él-. Y cuando la vi hace nueve años no me contó nada de vosotros solo me preguntó dónde podía encontrarme en emergencias... Debería haberlo adivinado... me dijo que conocía a alguien con mi mismo problema y que debía pasar desapercibido, yo le dije dónde encontrar la niebla. Fui un estúpido.
No dije nada, si mi padre creía que íbamos a decirle: “No pasa nada, papá” y perdonarle por dejar a nuestra madre podía esperar sentado. Al menos yo no lo iba a hacer.
-¿Por qué no dijiste nada?-Preguntó mi hermana.- Nos evitabas, sospechabas algo.
-Era eso, una sospecha, pero me parecía que todo coincidía: el nombre de vuestra madre, la edad, los dolores en los ojos, que erais ignífugos, que Poseidón os había reclamado pero de una forma más débil... Y luego cuando os vi el ojo.... Simplemente no quería creerlo, no creo que pueda ser... padre, ¡con lo que me cuesta cuidar de mí mismo!
Dijo esto último intentado hacernos reír, pero yo solo entendía una cosa, mi padre no era un dios que no había tenido otra opción que dejar a mi madre: era un monstruo del que había heredado su condición. Y no me refiero a qué tuviera solo un ojo.
Abrí la boca y deje salir todo lo que había estado guardando para mí, todo el dolor, el enfado, la soledad... todo. Y hasta que no acabé no hubo quién me parara.

Hasta yo mismo me había dado cuenta que me había pasado pero... el mal ya estaba hecho. Era de noche y oía la respiración regular de todos mis compañeros de cabaña (que se habían convertido automáticamente en tíos),  menos la de uno. En la cama de al lado, Tyson no dormía; yo sabía que no lo hacía. Y él sabía que yo tampoco dormía.
 Eso lo volvía más incómodo. Él no podía dormir por todo lo que le había dicho, le había dicho de todo y lo peor era que algunas de las cosas eran verdad, y él lo sabía. Yo no podía dormir por los remordimientos de habérselo dicho. Me había sentido bien en su momento, ahora no tanto. No podía más.
-¿Tyson? –Susurré (no iba a empezar ahora a llamarle papá).
-¿Qué?-Respondió él. Su voz sonaba dolorida, triste, hundida... tomé aire.
-¿Puedo hablar contigo?
Durante unos minutos no hubo respuesta. Luego Tyson empezó a levantarse y salió de la cabaña , me esperó fuera. Yo cogí otro de los artefactos que me había dado Ámbar (hacer algo me relajaba) y la pequeña caja de herramientas.
Al ver lo que me llevaba conmigo mi padre asintió. Fuimos hasta la orilla del lago.
Todavía sin decir ni una palabra nos sentamos en una de sus orillas. Estuvimos unos minutos en un silencio tenso. Yo estaba toquiteando el aparataje del artefacto (tenía que ser una especie de dragón de cuerda) cuando Tyson dijo:
-Así te lo vas a cargar, gira el otro engranaje.
Miré lo que había estado haciendo, Tyson tenía razón. Giré del otro engranaje y seguimos en silencio aunque este era un silencio agradable. Al final tomé la palabra:
-Tyson... perdóname, no debería haberte...
Tyson me calló con un gesto.
-Es todo culpa mía.
Pero lo dijo tranquilo, sin remordimientos o angustias, eso me llamó la atención y aunque me enfadó un poco, me dio fuerzas para seguir la conversación.
Esa noche perdoné y fui perdonado, conocí a mi padre y la verdad es que me gustó lo que vi. Me encantó cuando, de madrugada, Tyson despertó a las nereidas para que juguetearan con las aguas del lago.
Alrededor de las cuatro volvimos a la cabaña y me metí en la cama:
-Duerme bien.-Me dijo Tyson. Me hizo gracia que intentara decir una frase de padre, no le pegaba. Le guiñe mi ojo, pensé que era un poco absurdo porque era como parpadear, pero creo que entendió el gesto.
-Y tú.
Antes de caer profundamente dormido me imaginé la cara que pondría mi hermana al ver la relación que teníamos Tyson y yo. Las caras que pondrían mis compañeros cuando se dieran cuenta que me daba igual ser medio ciclope, porque ese medio que tenía era de Tyson. Aunque seguía estando enfadado con él, esa noche mi odio había disminuido y, me di cuenta de que, con el tiempo lo superaría, como la muerte de mi madre.
Y sobre todo el pensamiento que más perduró hasta cuando me dormí fue el de haber encontrado un hogar y el de poder estar, por fin, en paz.
FIN
 

-Esta es una historia escrita por nosotras, es un fanfic de Harry Potter:

 Recuerdos regalados

Basado en los libros de J.K Rowling

Harry estaba en el salón del nº 12 de Grimmauld Place, Ginny iba rápidamente de un lado para otro mientras murmuraba hechizos en voz baja: Harry la contempló mientras colocanba platos, preparaba guisos y vigilaba a sus hijos.
James de 10 años y  Albus de 9 jugaban al ajedrez mágico en la alfombra mientras Lili de 7 años de edad animaba. Cuando Harry miró el caballo de Albus estaba siendo machacado por la torre de James.
-        ¡Harry! Teddy estará a punto de llegar. Ayúdame con los adornos-dijo Ginny-.
Harry salió de sus ensoñaciones y con un movimiento de varita hizo aparecer en una pancarta colgada sobre la mesa  las palabras “FELIZ 17º CUMPLEAÑOS, TEDDY”. Ginny lo miró con aprobación. Con un último movimiento los platos se colocaron en la mesa y Ginny se volvió hacia los niños:
-        Rápido, guardad los juegos y poneos una ropa decente.
-        Pero mamá…- protestó James.-
-        Nada de peros, haz caso a tu madre-dijo Harry,- venga id volando a cambiaros.
Los niños corrieron escaleras arriba, justo en ese momento sonó el timbre de la puerta principal. Ginny miró hacia la puerta pero Harry adelantándose dijo:
-        No te preocupes, ya voy yo.
Harry se dirigió a la puerta principal, la abrió, allí estaban  Molly y Arthur (con bastantes años encima), George y Angelina, Teddy, Bill y Fleur con su hija Victorie, Hermione y Ron y sus hijos Rose y Hugo. La abuela de Teddy, Andrómeda había fallecido el año anterior, por ello Teddy vivía con los Potter la mayor parte del tiempo por la condición de Harry de padrino. Pero Teddy siempre era bien acogido por los Weasley. Esa noche la había pasado en casa de Ron y Hermione para que pudieran preparar una fiesta a Teddy sin que él sospechara.
- Hola, ¿llegamos tarde? –Preguntó Ron-
-Ya sabes que no, venga pasad- respondió Harry.
Teddy, al que solo le habían dicho que iban a comer a casa de Harry y llevaba el pelo turquesa para la ocasión, fue el último en entrar y Harry aprovechó para decirle:
- 17 años ya… Felicidades, ¿Cómo lo has celebrado? Yo la mañana de mi 17º cumpleaños para celebrar que podía hacer magia hice un hechizo accionador  a las gafas… pero como estaba medio dormido una patilla se me metió en el ojo.
Teddy se hecho a reír y Harry con él. Pasaron al comedor donde Ginny  había acomodado al resto de los invitados. Teddy entró en la cocina y al reparar en los adornos se quedó en la puerta boquiabierto.
-        No teníais porque hacer todo esto… me bastaba con un felicidades.
-        Me recuerda a ti, Harry-dijo Molly- en tu 17º cumpleaños no quisiste que me complicara ni que preparará nada.
-        Hombre, Molly, era la  víspera de la boda de Fleur y Bill no quería más preocupaciones por tu parte.-contestó Harry y le hizo un guiño cómplice a su ahijado.-
Tras hablar un rato empezaron a cenar. Obviamente la comida hecha por Ginny estaba deliciosa. Teddy estaba sentado a la cabecera de la mesa, cerca suya se sentaban Albus, James, Lily, Hugo, Rose y Victorie. Hacia la mitad del segundo plato el pelo de Teddy cambió a rojo y de ahí a amarillo, al darse cuenta de ello los chicos empezaron a pedir sus narices, ojos y pelos favoritos.
Los adultos recordaron, al momento, la misma situación que había sucedido 18 años antes cuando Tonks había cambiado de color y forma del pelo varias veces, en una comida en la Madriguera, para complacer a Ginny, Fred, George, Hermione, Ron y Harry.
Harry miró a Ginny y por la mirada que ella le lanzó, supo que se acordaba. Ay, cuanto echaba de menos a Tonks y a Remus… y si él los echaba tanto de menos no se podía ni imaginar lo que sentiría Teddy, pues él casi no sabía cosas sobre ellos. Ese pensamiento le hizo tomar una decisión que había estado posponiendo muchos años .Al fin y al cabo Teddy era mayor de edad y tenía derecho a saber ,por mucho dolor que le causase, la verdad. Harry miró al frente y suspiró, ya sabía que iba a regalarle a Teddy.
Tras un magnifico postre y unas cervezas de mantequillas llegó la hora de los regalos;
Rose y Hugo se adelantaron con un paquete envuelto y mientras todos cantaban: “cumpleaños feliz” Teddy recibió su primer regalo: era un chivatoscopio y un ejemplar de quiddicht a través de los tiempos.
-Gracias…. ¿Cómo sabíais que había perdido el otro? - dijo Teddy.-
-Ahhh las paredes oyen….- respondió Hermione-.
Tras un reloj de Molly y Arthur (es la tradición de  nuestra familia), una bolsa con más de 100 artículos de broma de George y Angelina, un juego de mantenimiento de la escoba de Bill y Fleur, un juego nuevo de patifichas de Albus, James, Lili y Victoire, llegó el turno de una escoba nueva, una Saeta de Fuego modelo 3 de parte de Ginny y Harry. Teddy se quedó asombrado y lo único que pudo decir fue:
-Pero…¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tío Harry, tía Ginny os habéis pasado, es una Saeta de Fuego 3 la mejor del mercado!!!!!!!!!!!!!!!
-Soy tu padrino tengo que darte algún capricho, ¿no?-bromeó Harry- Además no se cumplen 17 años todos los días.
-Muchíííííísimas gracias, a todos. No me lo esperaba.
Tras unas horas de charla , Angelina dijo:
-Lo siento mucho pero nos tenemos que ir.
-Nosotros también.-dijo Fleur.-
-Y nosotros. –dijo Arthur.-
-Bueno pues por los visto nos tenemos que ir todos, -dijo Ron.- ¿te vienes Teddy?
Pero Harry interrumpiéndole le dijo:
-Perdona Ron pero prefiero que Teddy se quede con nosotros esta tarde y esta noche.- Ginny le miró, Harry le dijo con la mirada “luego te digo” y Ginny asintió.- ¿no os importa verdad Ron? ¿Teddy?
-Claro que no, hombre faltaría más. Bueno adiós, Harry, Ginny una comida maravillosa-se adelantó Hermione.-
La sala se fue vaciando, la gente se despidió y se fueron mediante Aparición. Harry se acercó a Ginny y le dijo:
-Ha llegado el momento ,se lo voy a enseñar.- solo dijo eso pero fue suficiente,-
Ginny le miró con una mirada aprobatoria, aun así le preguntó:
-¿Crees que ha llegado el momento?
-Estoy seguro.
CAPITULO 2
Teddy miró  a Harry y a Ginny, no había podido evitar oír lo que Harry le había dicho a Ginny y estaba preocupado ¿que era eso que tenían que enseñarle? Harry pareció adivinarle los pensamientos porque le miró y le dijo:
-Teddy, ven conmigo, tengo algo que decirte.
Dicho esto se encamino hacia el antiguo dormitorio de Sirius que era ahora su despacho, Teddy le siguió. Al llegar Harry cerró la puerta.
-Mira Teddy soy tu padrino y… soy responsable de ti y tú educación.
-“Empezamos mal” pensó Teddy “igual me he equivocado y quiere echarme un sermón sobre los estudios.”
-Por lo que creo que es conveniente que sepas… la verdad y quiero ser yo quien te lo diga.
Teddy interrumpió su hilo de pensamientos y miró incrédulo a Harry:
-La verdad, ¿sobre qué?- preguntó aunque creía saber a qué se refería.-
-Sobre tus padres… -una mueca apareció en el rostro de Teddy, no le gustaba hablar de ello pero tampoco sabía casi nada sobre ellos, lo único que sabía es que habían sido 2 héroes que se habían sacrificado como otros muchos en la gran batalla de Howgarts, pero él no quería héroes, quería padres; también sabía que su madre Tonks era una metarmofomaga y su padre Remus Lupin, un hombre lobo. También tenía algunos detalles e historias sin importancia pero…nada más.
-Te voy a entregar mi regalo…-dijo Harry rompiendo el hilo de sus pensamientos.-
-Pero ¿y la escoba?
-Eso era un capricho que te he dado, para algo soy tu padrino, el verdadero regalo es este…-Harry sacó de un armario un objeto que Teddy reconoció al instante.-
-Es un pensadero.-Dijo Teddy que empezó a adivinar cuál era su regalo.- sirve para ver recuerdos  entonces vamos a…
-Exacto-interrumpió Harry.- vas a entrar en mis recuerdos, entraré contigo y te explicaré lo que estás viendo.
-Pero, ¿Qué voy a ver?
-Vas a ver algunos de los recuerdos que tengo de Tonks y Remus. Solo son algunos, pues si ves todos mis recuerdos podemos pasarnos días o incluso meses aquí. Obviamente puedes decidir verlos o no, ¿quieres ver estos recuerdos?
-Sí.- musitó Teddy, iba a ver a sus padres…. aunque fuera en un recuerdo.-
-Eso pensaba.-Harry se llevó su varita a la cabeza y de ahí saco un hilo plateado  que vertió en el pensadero.-Ven aquí, asómate, vamos a ver 5 recuerdos algunos divididos: cuando conocí a Remus Lupin y una de sus clases, cuando conocí a tu madre y una cena en el nº 12 de Grimmaud Place en la que estuvo presente, un anuncio muy especial, una discusión mía con tu padre y luego su vuelta y otro anuncio , la batalla de Hogwarts: cuando llegan tus padres para luchar y cuando mueren, por ultimo te enseñare un recuerdo de tu padre que tiene un mensaje bastante claro para ti.
Harry se percató en la cara de nerviosismo de su ahijado por lo que le dijo:
-Como no son todos los recuerdos que tengo de ellos te dare  una copia del resto de mis recuerdos que tengan que ver con tus padres para que puedas verlos con tranquilidad en mi pensadero cuando te apetezca, puedes pedírmelo siempre que quieras  y contestare tus dudas sobre los recuerdos que veas. ¿Estás preparado? ¿quieres hacerlo?
-Sí,- Teddy se acercó al pensadero y cogió la mano de Harry.- Estoy listo.
Harry se inclinó sobre el pensadero y Teddy notó como eran arrancados del suelo para aparecer en un lugar que conocía bien, el Expreso de Hogwarts. Aparecieron en un compartimento vacío,  allí se encontraba un señor dormido sentado en un asiento, en su maleta ponía  “profesor Lupin” Teddy contempló a su padre para no olvidar detalle.De pronto en el compartimento entraron 3 personas, Teddy se sorprendió mucho al ver a Harry, Ron y Hermione en una versión mucho más joven ante él. Buscó con la vista al verdadero Harry, a su padrino y lo vio contemplándose divertido. Harry (el verdadero) le dijo:
-Ay qué joven estoy...- y al ver la mirada de preocupación de Teddy le dijo despreocupadamente.- no te preocupes no pueden vernos, oirnos, ni sentirnos.
Entonces Ron (versión 13 años) habló:
-¿Quién crees que será?- mientras señalaba a Remus y se sentaba.-
-Es el profesor R. J. Lupin. Lo pone en su maleta- dijo una Hermione también rejuvenecida.-
-Me preguntó que enseñara-otra vez Ron.-
-Solo hay una vacante, defensa contra las artes oscuras, ¿no?-Hermione de nuevo.
Los chicos siguieron hablando pero Teddy dejo de prestarles atención, observaba a su padre, tiempo después el tren fue perdiendo velocidad.
-¿Hemos llegado ya a Hogwarts? –le preguntó Teddy a Harry (el Harry adulto).
-Sssh… mira y veras.
Teddy escuchó el ruido de los estudiantes y debido a su sorpresa dedujo que no esperaban esa parada, de pronto se cortó la luz. Un chico entró en la sala, Teddy lo reconoció era el Profesor Neville, también con 13 años, quien se sentó encima del gato de Hermione y gritó de dolor, luego también entró Ginny y al intentar sentarse se formó un jaleo interrumpido por una voz ronca que dijo:
-¡Silencio!-Teddy miró hacia la fuente de la voz, su padre se había despertado, se oyó un chisporroteo y una luz iluminó el compartimento. Parecían un puñado de llamas que Remus tenía en la mano.- No os mováis.
Antes de que pudiera alcanzar la puerta un dementor entró en la estancia, todo el mundo se quedó quieto y Harry (el de 13 años) se  quedó rígido, se cayó del asiento y empezó a agitarse. Entonces Remus se acercó al dementor y le dijo:
-Ninguno de nosotros tiene a Sirius Black bajo la capa, vete.
El dementor no se marchó así que Teddy vio como de la varita de su padre salía un patronus. El dementor se fue, las luces volvieron, el tren se puso en marcha y Ron empezó a darle tortas al Harry de 13 años para que despertara. Teddy le preguntó al Harry verdadero:
-¿Qué te paso, Tío Harry, porque te desmayaste?
-Porque cada vez que alguien que ha vivido una mala experiencia se acerca  a los dementores recuerda ese momento de su vida. Yo escuchaba la muerte de mis padres, esa fue la primera vez y solo oí a mi madre gritar, pero me encontré con dementores otras veces y llegue a oír la muerte de mis padres entera.
-Ahhh, lo siento. –dijo Teddy, quien se sentía fatal por haber preguntado.-
Mientras tanto el Harry de 13 años  se había despertado:
-¿Qué ha sucedido? ¿quién era ese ser? ¿Quién gritaba?
-No gritaba nadie.-Respondió Ron.-
-Era un dementor.-dijo Remus, quien empezó a partir chocolate.-Tomad, coméoslo.-dijo entregando un trozo a cada uno.-
-Bueno ya es suficiente vamos a pasar a un de las clases de tu padre.-dijo el Harry autenticó a Teddy.-
Tras un estallido la imagen se disolvió y aparecieron en un aula de Hogwarts donde estaban sentados todos los alumnos de clase de Harry. Teddy identificó al Harry, Ron, Hermione y Neville de 13 años en la segunda fila.
Al poco tiempo entró Remus Lupin y la clase comenzó. No hace falta explicar que Teddy pasó una hora de recuerdo magnifica viendo a su padre dar una clase que a él le pareció muy corta. Una vez terminada la clase, Harry (el verdadero) le dijo:
-Bien, ahora vamos a conocer a tu madre. Vamos.
Teddy asintió  y la imagen cambió de nuevo.


CAPITULO 3
Aparecieron en un dormitorio muy pequeño y desordenado Harry (versión 15 años) estaba tumbado en la cama mirando al techo.
-No tenías el cuarto muy ordenado, ¿eh?-bromeó Teddy.-
-La verdad es que no, pero tienes que comprender que llevaba 4 semanas sin saber nada del mundo mágico y estaba muy deprimido.
En ese momento un señor gordo y feo entró en el cuarto y le dijo a Harry:
-Vamos a salir, no toques el televisor, ni la nevera, ni el ordenador, ni hagas ninguna cosa rarita, ni llames a los de tu calaña ni los menciones siquiera mientras estamos fuera. Voy a cerrar tu puerta con llave ¿Entendido?
-Si.-dijo el Harry de 15 años con voz resignada.-
El hombre se fue y Harry (el autentico ) le dijo a Teddy:
-Has conocido a mi encantador tío.
-¿Te criaste con él?
Harry no contestó, no hacía falta. En ese momento el Harry de 15 años se levantó de la cama: había oído un ruido. Teddy escucho con más atención y oyó voces, algunas familiares.
Harry (de 15 años) se levantó y bajo al vestíbulo oscuro, allí se oyó una voz que dijo:
-Harry, ¿eres tú?
Una luz apareció de la nada y Teddy pudo ver a su padre, a otros tres magos y a una joven de cabello violeta.
Tras hablar un rato con el Harry de 15 años y de presentar al resto de los acompañantes, a Moody, a Kingsley, a Elphias Doge y a Dedalus Diggle, Lupin presentó a la  mujer del pelo violeta.
-Y esta es Nymphadora…
-No me llames Nymphadora, Remus.-protestó la joven bruja.- Me llamo Tonks.
-Nymphadora Tonks que prefieren que le llamen por el apellido- terminó Lupin.-
-Tú también lo preferirías si la necia de tu madre te hubiera puesto Nymphadora.
Teddy río y se estremeció al mismo tiempo. Así que esa era su madre, una metarmofomaga. La miró con detenimiento para quedarse con los detalles. Las personas del recuerdo siguieron hablando, Harry (el auténtico) le dio un suave apretón en la mano para que volviera a centrarse en la conversación, en ese momento el Harry de 15 años preguntó :
-¿Nos vamos ahora?
-Sí.-le contesto Lupin.- Ve a preparar el equipaje te llevaremos a la casa de tu padrino, es nuestro cuartel general. Tonks te ayudará.
Subieron por las escaleras hasta la habitación de Harry con su desorden.
-Estos muggles son muy limpios, ¿no? Mi padre es un muggle y es un dejado. Supongo que habrá de todo como en los magos. Este sitio es poco natural, está demasiado limpio.- entró en la habitación- Aha esto está mucho mejor.
Harry empezó a meter libros en el baúl rápidamente y Tonks se detuvo frente al espejo del armario y le dijo al Harry de 15 años:
-Creo que el color violeta no es el que más me favorece. ¿No crees que me da un aire un poco paliducho?- Harry no contestó- Si, no cabe duda.- a continuación cerró los ojos y ante la sorpresa del Harry de 15 años el cabello cambió de color.
-¡Tu pelo, ahora es rosa chicle!
-Sí soy una metarmofomaga, puedo cambiar las partes de mi cuerpo de forma, imagínate,  pase el examen de transformación sin estudiar nada pero casi suspendo el examen de disimulación, soy muy patosa.
-¿Era una auror?-le preguntó Teddy al Harry adulto.-
-Sí, si era, y muy buena además.
Teddy se quedó viendo a su madre que en ese momento  hacia un hechizo para guardar el equipaje.
-Creo que ya hemos visto suficiente.-Le dijo Harry a Teddy de nuevo.-Vamos.
La imagen se desvaneció y aparecieron en un sitio familiar, la cocina del nº 12 de Grimmauld Place, allí estaban todos los Weasley, Harry, Ron, Hermione, Ginny, Sirius y sus padres: Tonks y Lupin. En medio de la comida sucedió algo, las chicas; Ginny y Hermione, y los gemelos empezaron a pedirle a Tonks sus narices favoritas como habían hechocon Teddy hace dos horas en la comida de su cumpleaños.
-Quería enseñarte este recuerdo porque  me he acordado de él en la comida, estabas haciendo lo mismo que tu madre sin saberlo y sin haberla visto antes, por ello he decidido que tenías derecho a saber.-Le dijo Harry a Teddy, quien le miró pensando en todo ello.-Sigamos.
La escena se desvaneció una vez más.


CAPITULO 4

Aparecieron en la enfermaría de Howgarts, allí estaban los gemelos, Ron y Ginny Weasley, la profesora McGonagall, la enfermera Pomfrey, Hermione, Harry, Neville, Luna, Lupin y Tonks. Rodeaban una cama en la que estaba Bill cubierto de cicatrices. En ese momento entraron Molly, Arthur Weasley y  Fleur.
-Molly , Arthur, lo siento tanto.- dijo la profesora McGonagall.-
La señora Weasley empezó a darle un ungüento que le tendió la enfermera Pomfrey a Bill en las heridas mientras se echaba a llorar:
-Y además Dumbledore ha muerto.- luego cambió de tema.- Mi Bill…era tan guapo.-entre sollozos.- Se que no es importante el aspecto que tenga pero justo ahora que iba a casarse…
- ¿Qué quiege decig eso?-interrumpió Fleur.- ¿Cgees que pogque a Bill le haya mogdido un hombge lobo dejagá de quegegme? Deme eso- Fleur le quitó el ungüento de las manos a la señora Weasley y empezó a dárselo ella. Teddy se sobresaltó al oir esto ¿su padre había mordido a alguien?- ¿O quizás cgees que no voy a quegegle yo a él pogque no sea tan guapo? Pues estas equivocada, mi belleza basta paga los dos y yo le quiego a él. Además cuando Fenggir Ggeyback le mogdió no ega luna llena, no le pasaga nada ¿vegdad Lupin?
Teddy suspiró aliviado, su padre no había mordido a Bill.
-No, no creo que Bill se convierta en un hombre lobo propiamente dicho pero puede que Bill desarolle algunos rasgos lobunos a partir de ahora.
Fleur suspiró aliviada y  se puso a hablar con la señora Weasley. En ese momento Tonks que hasta entonces había permanecido callada le dijo a Lupin,en voz tan baja que solo lo oyeron Teddy y Harry (el adultol):
-Ves, a ella no le importa tampoco que a Bill le hayan mordido.
-Es distinto, soy mucho más mayor que tú y yo si soy un hombre lobo completo, me transformo las noches de luna llena. Si te casas conmigo te despreciaran por hacerlo con alguien como yo, te quiero demasiado no te lo mereces.
- Puedo soportar todo mientras este contigo. Además tú no eres un hombre lobo, tú eres Remus Lupin y te quiero, tú eres una buena persona. Puedes controlarte con la poción matalobos. Por favor no me vuelvas a decir que lo nuestro no es posible porque no es así.
- Por favor, no me gusta verte así sabes que te quiero, no quiero verte sufrir.
Teddy había asistido a esta conversación  y emocionado veía como sus padres hablaban, en cada palabra suya había un amor infinito hacía el otro pero a la vez  en la de su padre había miedo, miedo a que rechazaran a Tonks. En ese momento Harry le cogió del hombro y suavemente tiró de él.
-¡Vamos!
La escena se desvaneció de nuevo, mientras pasaba, Harry le explicó a Teddy;
-Tus padres se casaron ese mismo verano y Lupin era muy muy feliz con tu madre, te digo esto para que no interpretes mal el recuerdo siguiente.  En este recuerdo yo estaba con Hermione y Ron buscando los Horrocuxes. Habíamos parado en la casa de Sirius para hacer pensar nuestro siguiente movimiento… Cuando tu padre apareció.

Aparecieron en el nº 12 de Grimmauld Place de nuevo, esta vez en la cocina. Ron y Hermione (versión 17 años) estaban hablando y  Harry (de 17 años también) leía un periódico. De repente se oyo un ruido en la puerta principal y  Harry y Ron levantaron la cabeza y se acercaron a la puerta, Hermione los siguió y Teddy y el otro Harry también. Se oyo una voz que decía :
-¿Severus Snape?- y un Dumbledore fruto de una maldición apareció de la nada.-
-Yo no te maté Dumbledore.- dijo otra voz , la proyección de Dumbledore desapareció y los presentes pudieron distinguir a Remus Lupin en la puerta, Ron y Hermione que habían levantado las varitas , las bajaron aliviados al verle pero Harry (el recuerdo) no la bajo y dijo:
-¡Ponte donde podamos verte!
-Soy Remus John Lupin, hombre lobo apodado Lunatico, uno de los creadores del mapa merodeador, casado con Nymphadora también conocida como Tonks y te enseñé a hacer tu patronus que tiene forma de ciervo, como el de tu padre apodado Cornamenta.
Por lo visto el Harry recuerdo se dio satisfecho con esa información porque bajo la varita y sonrió a Remus:
-Uf, tenía que comprobarlo, ¿no?-se disculpó.-
-Claro que tenías que hacerlo. Ron, Hermione como exprofesor vuestro me veo obligado a deciros que no deberíais haber bajado la guardia tan rápido-dijo Remus.-
Después de aquello se dirigieron a la cocina donde estuvieron un rato muy largo hablando sobre el estado de todo el mundo y el regreso de Voldemort. Tras un rato Lupin expuso el tema que le había llevado hasta ahí:
-Si no puedes confiármelo Harry lo entenderé pero la Orden piensa que Dumbledore te había encomendado una misión.
-Es verdad, pero no puedo decirte en que consiste lo siento.
-Me lo esperaba, pero yo podría serte útil.-Remus de nuevo. Teddy se extraño ¿porque estaba siendo su padre tan pesado?, la misión era confidencial.-No hace falta que me conteis exactamente que os traéis entre manos, os ayudare.
Harry titubeó pero Hermione dijo:
-Pero… ¿y Tonks?
-¿Qué quieres decir?.-Preguntó Lupin, Teddy no se lo podía creer, ¿su padre pensaba dejar a su madre?—
-Bueno estáis casados, ¿qué opina ella?- preguntó Hermione de nuevo.-
-Tonks se quedará en casa de sus padres; no correrá riesgos.
Teddy se quedó patitieso ¿Cómo podía hablar su padre de su madre asi con un tono rayando la indiferencia? Hermione preguntó a Lupin:
-¿Ha pasado algo entre tu y Tonks?
-No , no ha pasado nada.- Teddy no podía explicarse lo que su padre decía, ¿Qué pasaba?. Hubo un silencio incomodo que Remus rompió  con las palabras:
-Tonks va a tener un hijo. -¿ese era el problema? se preguntó Teddy ¿su nacimiento?-
El Harry adulto adivinó lo que pensaba Teddy por  que le dijo:
-No juzgues sin saber, y ahora siento mucho lo que vas a ver, me siento muy avergonzado por lo que dije pero creo que entenderás la razón por la que lo hice.-Teddy se sintió mejor-
En ese momento los chicos estaban felicitando a Remus, quien compuso una sonrisa y dijo:
-¿Aceptáis mi oferta? ¿Nos vamos los 4 juntos?
-Espera.-interrumpió Harry.-¿quieres dejar a Tonks en casa de tus padres y acompañarnos?


CAPITULO 5
Teddy miró a su padre, se fiaba de Harry pero quería saber porque Remus quería dejar a Tonks y a él a la vez. En ese momento su padre dijo:
-Sí, allí no corre ningún peligro; sus padres cuidaran de ella. Estoy seguro de que a James le habría gustado que me quedara contigo Harry.
-Pues yo no.-dijo el Harry recuerdo.-Yo estoy seguro que a mi padre le habría gustado saber porque no te quedabas con tu hijo.
Lupin palideció y Teddy esperó la respuesta, Harry había planteado la pregunta que él mismo se estaba haciendo.-
-Veo que no lo entiendes.-dijo Remus.-
-Pues explícamelo-dijo Harry.-
-Cometí un grave error al casarme con Tonks. Lo hice en contra de lo que me dictaba mi instinto y me he arrepentido mucho.
-¿Y por eso vas a dejarle tirada a ella y al niño?
Lupin se levantó bruscamente de la silla y los miro con furor.
-¿No entiendes lo que les he hecho a mi esposa y a ese futuro hijo?¡Nunca debí casarme con ella! ¡La he convertido en una marginada!- dio una patada a la silla.-¡Tú solo me has visto rodeado de miembros de la orden o en Hogwarts bajo la protección de Dumbledore! El resto de la gente que conoce mi condición no me dirige la palabra! ¿No te das cuenta de lo que he hecho? Hasta los padres de Tonks están molestos por la boda. Y el niño…. Y el niño… ¡Los de mi clase no suelen reproducirse! Ese niño será como yo, seguro. ¿Cómo puedo perdonarme si me arriesgue a transmitirle mi condición a un niño inocente sabiendo lo que hacía? ¡Y si por obra de algún milagro el niño no es como yo estará mucho mejor sin un padre del que se avergonzará toda la vida!
Teddy lo entendió todo de pronto, no era que su padre no le quería. Era que le quería tanto que no quería que heredara la condición de hombre-lobo. Teddy tuvo que retener unas lágrimas.
-Lupin-Dijo Hermione.-No digas eso, ¿ cómo va a avergonzarse de ti?
-No creas Hermione, yo me avergonzaría de alguien que quiere dejar a su hijo en la estacada.- dijo el Harry recuerdo.-
Tras ese comentario Harry y Remus empezaron una discusión que acabo con la desaparición de Remus.
-¡Harry!-dijo Hermione.- ¿porque has hecho esto?
-Los padres no deben abandonar a sus hijos a menos… que no tengan más remedio.
El Harry adulto se acercó a Teddy y le dijo:
-Lo siento Teddy por la discusión pero era necesaria para que entendieras. Un mes después Remus volvió con Tonks. Vamos a ver otro recuerdo en el refugio de Bill y  Fleur.


CAPITULO 6
Aparecieron en la cocina. Se oyó un fuerte golpe en la puerta de la calle y todos los que se encontraban en la cocina del refugio se volvieron hacia allí, en la sala estaban Fleur, Bill, Harry, Ron, Hermione, Dean Thomas y Luna.
-¿Quién hay ahí?- dijo Bill.-
-Remus Lupin, casado con Tonks. Soy un hombre-lobo y tú el guardián de los secretos me revelaste la dirección para que viniera en caso de urgencia.
-Pasa Lupin.-dijo Bill.-
Teddy se preocupó ¿cuál sería la urgencia? Lupin entró en la sala miró quien estaba allí y sonriendo de felicidad gritó:
-¡Es un niño! Le hemos puesto Ted como el padre de Dora.
-¿Qué? ¿Qué Tonks ha tenido el bebé?
-¡Sí sí! ¡Ha tenido el bebé!- gritó Remus radiante de felicidad.
Todos dieron gritos de alegría y empezaron a felicitar a Remus.
-Sí, sí, es un niño.-repitió Remus que estaba aturdido de alegría, rodeo la mesa y llego a donde estaba Harry lo abrazó y le dijo- Gracias, ¿quieres ser el padrino?
-¿Yo…?- preguntó Harry atónito-Pues… sí claro, vaya.
Bill trajo vino y celebraron el nacimiento de Teddy, brindando por él:
-¡Por Teddy Remus Lupin, un gran mago en potencia!-dijo Remus.-
-¿ A quién se pagece? – dijo Fleur con su acento frances.-
-Yo creo que a Dora , pero ella dice que es igual que yo. No tiene mucho pelo, al nacer lo tenía negro pero al cabo de una hora ya lo tenía pelirrojo. A estas alturas lo tendrá rubio.
Al rato Remus dijo:
-No, no, de verdad tengo que marcharme. Adiós, adiós. Volveré dentro de unos días e intentare traeros fotos.
Teddy que hasta ese momento se había quedado en una esquina viendo como celebraban su nacimiento con una sonrisa de felicidad y desconcierto a la vez se irguió y dirigiéndose al Harry adulto dijo:
- Se le ve mucho más animado.- Harry sabía que se refería a Lupin.-
-Sí, te quería mucho Teddy, de verdad.-luego cambió de tema y fingió no ver una lagrima indiscreta que Teddy se había enjuagado apresuradamente.-También has visto como me decía que iba a ser tu padrino, entonces no sabía hasta qué punto se fiaron Remus y Tonks de mí… cuando murieron y te encontraste como yo de niño…. Solo en el mundo decidí que nunca, nunca tendrías que pasar por lo mismo que yo; tu tenías a tu abuela y a mí pero yo tenía a mis tíos que se portaron fatal conmigo. Creo que nunca te ha faltado lo más importante: amor. ¿no crees?
A Teddy ya no le importó que Harry le viera llorar porque el mismo Harry lloraba pero aun así se apresuró a asentir con la cabeza para darle la razón a su padrino.
Mientras la escena se había desvanecido y habían aparecido en la sala de los menesteres de Hogwarts, por uno de los armarios empezaron a entrar mucha gente entre ellas Remus quien le dedico una mirada a Harry y le enseñó una foto. Teddy se acercó y vio que era una foto suya de bebé. De repente el tiempo se aceleró literalmente y como si hubiera pasado solo un segundo se encontraron en la puerta de la sala en la cual Tonks hablaba con Harry, Ron y Hermione de 17 años:
- ¿Y Remus? ¿lo habéis visto? He dejado a Teddy en casa con mi madre no podía estar tranquila sabiendo que Remus está luchando en Hogwarts.
El tiempo volvió a acelerar y Teddy y Harry se encontraron en las puertas del Gran Comedor con el Harry de 17 años a punto de entrar. Teddy iba a seguirle cuando Harry le retuvo:
-Lo que vas a ver no te va a gustar.- solo añadió tres palabra más.-Fue Bellatrix Lestrange.
Entraron en el comedor tras el Harry de 17 años quien de pronto frenó en seco. Teddy miró por encima de su hombro y se quedó petrificado, encima de una mesa rodeados por los Weasley se encontraban los cadáveres de Fred Weasley y de sus padres. El Harry de 17 años solo pudo decir:
-No… A Tonks y a Remus no… y todo por mi culpa…. Hay que parar esto- y luego se dio la vuelta y salió corriendo.- ´
Teddy que miraba hacia los cadáveres de sus padres, lloró y lloró hasta que no pudo más. Harry había detenido la escena y le dejo desahogarse. Al rato se le acercó y le abrazó, Teddy se serenó y cuando Harry juzgo que podían seguir con los recuerdos dijo:
-Decidí entregarme a Voldemort y  mientras iba a encontrarme con él cogí la piedra de las reliquias de la muerte capaz de dejar ver a los muertos y la hice funcionar, te lo voy a enseñar.


CAPITULO 7
Aparecieron en el linde del bosque prohibido, allí estaba Harry (de 17 años) se acercó una snitch a los labios y susurró:
-Estoy a punto de morir…
La snitch se abrió y  Harry sacó la Piedra de la Resurrección de dentro de ella. Le dio 3 vueltas y a su alrededor aparecieron los padres de Harry, Sirius Black y el padre de Teddy: Remus Lupin:
-Lo siento mucho, no quería que ninguno de vosotros muriera por mí.- Dijo el Harry de 17 años.-
-Estoy muy orgullosa de ti Harry.- le interrumpió Lily Evans,  el Harry de 17 años suspiró y se dirigió a Remus:-
-Lo siento muchísimo Remus, tu hijo acaba de nacer.
-Yo también lo siento. Pero espero que comprenda que intentaba construir un mundo mejor para que creciera feliz.-Teddy miró a su padre y susurró para que lo oyera Harry:
-Lo se y lo comprendo.
-Sí puedes díselo y  cuida de él.- prosiguió Remus.-
-Sí, lo hare. Quedaos conmigo.- dijo el Harry de 17 años.-
-Ya es suficiente,- dijo el Harry adulto- No te voy a enseñar el desenlace porque ya te lo sabes.
Y de pronto aparecieron en el despacho de Harry. Una lechuza ululó, ya había anochecido. Teddy miró alrededor, tenía restos de lágrimas y estaba sofocado como quien ha corrido una maratón pero su mirada lo decía todo:
-Gracias tío Harry,- dijo- gracias por decirme la verdad.
-Sé que te habrá dolido pero también te habrá ayudado a ver cuánto te querían tus padres y a pensar. Teddy, siempre, siempre puedes contar conmigo, ¿vale?- dijo Harry.- No tienes por qué contarle esto a nadie sino quieres yo tampoco diré nada solo lo sabemos tú, Ginny y yo. Sé que querrás pensar, sube a tu cuarto, ahora pasará Ginny.
Teddy salió del despacho y subió a su cuarto. Al rato oyó que llamaban a la puerta, era Ginny con una taza de chocolate caliente y la cena.
-No sé si querrás cenar pero sé que necesitas estar solo. Cualquier cosa estamos abajo. Buenas noches.
-Buenas noches, gracias tía Ginny.
-De nada.- Ginny cerró la puerta y dejo a Teddy a solas, ese gesto de subirle la cena conmovió a Teddy y le hizo acordarse cuando 14 años atrás se había enterado de que Ginny y Harry no eran sus padres, pues hasta entonces siempre había llamado papá a Harry y mamá a Ginny. Una noche Harry y Ginny se juntaron con él y le dijeron que no tenía que llamarles papá y mamá sino tío y tía. En ese momento Teddy no se dio cuenta de que a partir de ese momento en cuanto tuviera uso de razón querría saber la verdad sobre sus padres, verdad que había obtenido esa noche sin haberla pedido y aunque le había dolido le había recordado quien era y quien le quería. Había sido un cumpleaños bonito , alegre y triste a la vez y muy muy interesante. Pensando en eso Teddy se durmió  sabiendo que al día siguiente actuaría como si no hubiera pasado nada pero teniendo en cuenta que lo que había visto esa noche: no lo olvidaría nunca.
Fin

6 comentarios:

  1. Me encanta esta pagina y los dos libros que acabo de leer

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    1. Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!
      Nos encanta que te encante.
      Gracias por leernos
      Spica Fantasia

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  2. Me han encantado los libros que acabo de leer,gracias por haberlos escrito!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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    1. ¡¡¡¡De nada!!!! Nos alegra que te gusten, aunque como ya habrás visto hay un fanfic de los Juegos del hambre que no hemos escrito nosotras el resto de historias y fanfictions han sido creadas por nosotras mismas así que nos alegra que te gusten las historias. Muchas gracias por comentar

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  3. Me encanta vuestra página!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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    1. Muchísimas gracias!!!!! Y a nosotroas q te guste!!!!!!!

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