AUTORES EXTERNOS AL BLOG (FANFICS EN ESPAÑOL)
-Un fanfic de Divergente escrito por Superkrol210
Es un final alternativo de Leal: http://www.wattpad.com/
-Un fanfic de "Los Juegos del Hambre" escrito por "Marisol" (http://tributoentrelibros.blogspot.com.es/p/fanfic-peeta-mellark-dia-de-la-cosecha.html).
-Como os dijimos, hemos pasado la historia completa de "Vida de Tinta" a esta página. Si aún no la habéis leído o la queréis releer, aquí estará para todos. Disfrutadla.
La autora no tiene derechos sobre los personajes, que son de Cornelia Funke.
VIDA DE TINTA
Basado en los libros de Cornelia Funke.
A María, por apoyarme siempre;
A Cornelia Funke por prestarme los personajes;
Y a todos los que creyeron en mi historia.;
Anteriormente…
Mortimer
Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los
libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede
llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la
madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta. Pero
después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro y
con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron. Pero
él desaparece dentro de su libro.
Sin
embargo, a Meggie el Mundo de Tinta le atrae tanto que con la lectura
se transporta allí y su familia la sigue. Los habitantes del mundo de
tinta creen que Mo es el bandido Arrendajo, personaje de las canciones
de Fenoglio. Así que se ve enredado por lo que ese bandido significa
para los habitantes de ese mundo. Solucionado todo eso, toda la familia
se queda a vivir allí y Resa y Mo tienen otro hijo. Pero Mo sigue
estando relacionado con la imagen del bandido, y eso no encaja con su
vida familiar.
Así concluye la trilogía Mundo de Tinta. Ahora, leed…
- See more at: http://www.campuspromete.com/ver-todos/entry/vida-de-tinta-por-maria-mina#sthash.MyqDOK89.dpufAnteriormente
Mortimer
Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los
libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede
llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la
madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta.
Pero después de grandes aventuras con otros personajes salidos del
libro y con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la
recuperaron. Pero él desaparece dentro de su libro.
Sin
embargo, a Meggie el Mundo de Tinta le atrae tanto que con la lectura
se transporta allí y su familia la sigue. Los habitantes del mundo de
tinta creen que Mo es el bandido Arrendajo, personaje de las canciones
de Fenoglio. Así que se ve enredado por lo que ese bandido significa
para los habitantes de ese mundo. Solucionado todo eso, toda la familia
se queda a vivir allí y Resa y Mo tienen otro hijo. Pero Mo sigue
estando relacionado con la imagen del bandido, y eso no encaja con su
vida familiar.
Así concluye la trilogía Mundo de Tinta. Ahora, leed…
Mortimer
Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los
libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede
llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la
madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta.
Pero después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro
y con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron.
Pero él desaparece dentro de su libro. - See more at:
http://www.campuspromete.com/ver-todos/entry/vida-de-tinta-por-maria-mina#sthash.MyqDOK89.dpuf
A María, por apoyarme siempre;
A Cornelia Funke, por darme los personajes;
Y a todos los que creyeron en mi historia.
Anteriormente…
Mortimer
Folchart (Mo) y su hija Meggie tienen el don de sacar y meter de los
libros a los personajes. Pero los dos saben lo peligroso que puede
llegar a ser si no se usa con mucho cuidado. De hecho Theresa (Resa), la
madre de Meggie, desapareció en un libro titulado Corazón de tinta. Pero
después de grandes aventuras con otros personajes salidos del libro y
con la ayuda de Fenoglio, el autor de la historia, la recuperaron. Pero
él desaparece dentro de su libro.
Sin
embargo, a Meggie el Mundo de Tinta le atrae tanto que con la lectura
se transporta allí y su familia la sigue. Los habitantes del mundo de
tinta creen que Mo es el bandido Arrendajo, personaje de las canciones
de Fenoglio. Así que se ve enredado por lo que ese bandido significa
para los habitantes de ese mundo. Solucionado todo eso, toda la familia
se queda a vivir allí y Resa y Mo tienen otro hijo. Pero Mo sigue
estando relacionado con la imagen del bandido, y eso no encaja con su
vida familiar.
Así concluye la trilogía Mundo de Tinta. Ahora, leed…
1-Nostalgia
Meggie
estaba sentada al borde del lago, cerca de la casa en la que vivía.
Habían pasado tres años desde que habían decidido quedarse en el mundo
de tinta y eran felices. Bueno, casi. En realidad, Meggie echaba de
menos la casa y la biblioteca de Elinor, echaba de menos a sus amigas
del colegio, echaba de menos las tardes tranquilas de verano en el
jardín observando los patos y en el sofá en invierno tomando un
chocolate caliente, echaba de menos su vida. Pero sobre todo, echaba de
menos sus libros. Y por el otro lado, en el Mundo de Tinta, solo estaba
Doria, el chico del que estaba enamorada. Aquel mundo era interesante,
pero después de haber visto todas sus criaturas, ya no le atraía tanto. Y
Mo…Bueno, Meggie tenía la sensación de que Arrendajo había dejado la
espada. Hacía tiempo que no le llamaba Mo, pero por otro lado ¿De qué
otra forma iba a llamarlo?
Meggie
suspiró; estaba amaneciendo y sabía con quién podía hablar de todo
aquello. Desde que había ingerido aquellas semillas mágicas estando
embarazada, Resa y el niño se convertían en aves todas las noches y
salían “de excursión”. Se levantó y se acercó a la casa. Como esperaba,
debajo de la puerta había una pequeña golondrina. Sonrió.
-Hola Resa.-Saludó.
El pequeño pajarillo voló hasta la mano de la chica y con voz humana dijo:
-¿Qué haces despierta a estas horas?
-Tenía que hablar contigo-murmuró Meggie-. Es sobre este mundo…
Mientras
la chica hablaba, la golondrina bajó a la hierba y se transformó en una
bella mujer. No hicieron falta más palabras: Resa asintió. Sabía lo que
sentía su hija porque ella sentía lo mismo.
1-Nostalgia
Meggie
estaba sentada al borde del lago, cerca de la casa en la que vivía.
Habían pasado tres años desde que habían decidido quedarse en el mundo
de tinta y eran felices. Bueno, casi. En realidad, Meggie echaba de
menos la casa y la biblioteca de Elinor, echaba de menos a sus amigas
del colegio, echaba de menos las tardes tranquilas de verano en el
jardín observando los patos y en el sofá en invierno tomando un
chocolate caliente, echaba de menos su vida. Pero sobre todo, echaba de
menos sus libros. Y por el otro lado, en el Mundo de Tinta, solo estaba
Doria, el chico del que estaba enamorada. Aquel mundo era interesante,
pero después de haber visto todas sus criaturas, ya no le atraía tanto. Y
Mo…Bueno, Meggie tenía la sensación de que Arrendajo había dejado la
espada. Hacía tiempo que no le llamaba Mo, pero por otro lado ¿De qué
otra forma iba a llamarlo?
Meggie
suspiró; estaba amaneciendo y sabía con quién podía hablar de todo
aquello. Desde que había ingerido aquellas semillas mágicas estando
embarazada, Resa y el niño se convertían en aves todas las noches y
salían “de excursión”. Se levantó y se acercó a la casa. Como esperaba,
debajo de la puerta había una pequeña golondrina. Sonrió.
-Hola Resa.-Saludó.
El pequeño pajarillo voló hasta la mano de la chica y con voz humana dijo:
-¿Qué haces despierta a estas horas?
-Tenía que hablar contigo-murmuró Meggie-. Es sobre este mundo…
Mientras
la chica hablaba, la golondrina bajó a la hierba y se transformó en una
bella mujer. No hicieron falta más palabras: Resa asintió. Sabía lo que
sentía su hija porque ella sentía lo mismo.
2-Richard
Folchart
Richard Folchart solo tenía tres
años, pero era alto para su edad. A diferencia de su madre y su hermana, tenía
un pelo negro como el carbón, pero tenía ojos verdes, el único parecido de la
familia Folchart con la tía-abuela Elinor. A pesar de su corta edad, Rick, como
preferían llamarle sus amigos y familiares, demostraba una responsabilidad y
una madurez enormes. Sin embargo, también era observador e inteligente y tenía
dudas respecto a dos cosas. La primera, ¿quién era Arrendajo? Él sabía que sus
padres se llamaban Mo y Resa, pero mucha gente le llamaba “hijo de Arrendajo”.
La otra duda era sobre el mundo del que tanto le hablaba Elinor, en el que los carruajes
iban sin caballos y la música salía de una caja.
-¿De “té” lo “tonoces”?-preguntaba
en esas ocasiones a su tía.
-Nosotros venimos de allí-, respondía
Elinor.
-¿Dónde está?-, solía seguir
preguntando.
-Muy lejos-, contestaba irritada
entonces.
Y rápidamente cambiaba de tema.
Un día, sin embargo, se acercó a
su padre y le preguntó sobre Arrendajo.
-Es una persona que hizo mucho
bien salvando muchas vidas, en especial la de tu madre y la de tu hermana -respondió-.
Aunque tu hermana también le protegió a él. Eso es todo lo que tienes que
saber.
Y cambió de tema hablándole sobre
el tiempo. Rick estaba harto ya de esa reacción cuando formulaba lo que a su
hermana le gustaba llamar “preguntas prohibidas”. Ella sabía las respuestas y
cuando él se las preguntaba, le chinchaba diciéndole que le respondería si la
alcanzaba, pero nunca lo conseguía. Suspiró y dejando a su padre con la palabra
en la boca, se marchó de la habitación.
Por el camino se encontró con su
madre y, a pesar de saber que no debía hacerlo, le contó lo que había pasado
con Mo. De pronto, Resa se puso muy pálida y con una urgencia insospechada,
pidió a Meggie que jugara con su hermano y salió corriendo como Rick nunca
antes hubiera imaginado. Y el niño creyó oír que su madre sollozaba
.3-Discusión
.3-Discusión
Resa entró precipitadamente en el
estudio de su marido y le miró fijamente, con los ojos aún enrojecidos y
jadeante por la carrera.
-¿Qué le has respondido a nuestro
hijo? -preguntó lentamente, por miedo a la respuesta.
-¿De qué hablas? -dijo extrañado y
luego exclamó- ¡Ah sí! Lo de Arrendajo….
-Verás, he estado pensando -continuó
Resa-, que deberíamos contarle la verdad. Al fin y al cabo, Rick ya es mayor.
-¿Qué verdad? -preguntó Mo.
Pero su mujer hizo caso omiso de
la pregunta y prosiguió:
-Por otro lado, no quiero que sepa
todo lo que ocurrió y claro, todo sería más fácil si…
-¿Pero de qué hablas? -gritó
Mortimer levantándose de la silla para hacerse oír.
Resa se quedó un rato mirando a su
marido, sorprendida por esa reacción y finalmente exclamó:
-¡Pues de Arrendajo, por supuesto!
Y te decía que…
Pero al ver la expresión del
rostro de su esposo, se calló, esperando su respuesta. Permanecieron así un
buen rato y finalmente Mo rompió el silencio:
-¿Y qué hay de malo en que conozca
a Arrendajo? -dijo ante la sorpresa de su mujer-. Eso es lo que le he contado:
la verdad.
Resa ahogó un grito, pero Mortimer
lo ignoró y continuó como si nada.
-Y, a diferencia de ti, no veo
cual es el problema. No le he contado la historia completa porque sabía que
antes tenía que hablarlo contigo, pero le he dicho lo básico y lo que debe
saber de momento: que Arrendajo es…
-Una buena persona que protegió a
todos e hizo siempre el bien para Meggie y para mí, ¿no?
Su marido no pudo más que asentir,
sorprendido por la dureza de la voz de su mujer, la cual sollozó fuertemente y
continuó:
-Mo, ya lo hemos hablado: ese no
es Arrendajo.
Su marido fue a contestar, pero
Resa lo calló con un gesto duro.
-No -siguió ella-. Arrendajo es un
asesino que se dejaba llevar por el odio. Sé lo que vas a decir: también hizo
cosas buenas. Pero el fin no justifica los medios.
-¿Qué más da eso? ¡Arrendajo ya no
existe! ¿O es qué lo has olvidado?
-No –sollozó Resa–, Arrendajo aún
reside en ti. Puede que hayas dejado de usar la espada, pero eso no cambia
nada. ¿O es qué no te has dado cuenta de qué Meggie ya no te llama Mo?
-¡Ya basta!
-No, no basta, porque estoy
preocupada por Rick, aunque solo tenga tres años. En este mundo, los hombres
pueden ser artesanos, comerciantes, soldados… ¡Y muchas otras cosas más! Pueden
incluso no trabajar. Pero el hijo de Arrendajo no tendrá esas opciones porque
todo el mundo espera que él sea como su padre.
Y en un murmullo casi
imperceptible, añadió:
-Además, aquí no podrá ir al
colegio -pero recobró el valor y alzó la voz de nuevo-. ¡Y se preguntará el
resto de su vida por qué su madre y su hermana que son mujeres saben leer y
escribir y él no!
Mo suavizó su tono de voz y
cogiendo las manos de su esposa, dijo:
-Te prometo que conseguiré que
nuestro hijo pueda elegir. Yo me encargo.
Pero Resa apartó las manos y
susurró algo parecido a “he ahí Arrendajo”, mientras Mortimer, que no parecía
haberla oído continuó:
-Además, ¿de qué le sirve a
nuestro hijo el colegio aquí?
-¡¿Es que quieres que nuestro hijo
sea un ignorante?!
-Pero Resa, los intelectuales aquí
son ignorados por completo.
Ella volvió la cabeza mientras las
lágrimas corrían por sus mejillas y dijo:
-No es solo eso. Ya te lo dije
cuando estaba embarazada: quiero que a Rick lo críe el mismo padre que crió a
su hermana. ¿Es qué no lo entiendes? Quiero volver…
-¿Es eso? -exclamó Mo sin poder
contenerse- ¡Toda esta discusión es por ti!
-¡Sabes que eso no es verdad! -gritó
Resa ya llorando como nunca antes-. Sabes que no… Solo quiero una vida mejor
para mis hijos. Fíjate en Meggie: quiere seguir los estudios, pero nunca podrá.
Yo le enseño lo que puedo una vez por semana, pero no es lo mismo.
-¡A ella le gusta estar aquí!
Tiene a Doria para acompañarle, ya que su madre solo piensa en sí misma.
Pero Resa apartó de su mente la
pulla y se centró en su hija:
-Es eso: solo tiene a Doria. ¿Qué
más tiene en este mundo? Además, cada vez está menos con él porque su gran
interés en la tecnología de nuestro mundo, le trae más nostalgia. Y ya no sale
de casa porque todos saben que está soltera. Ya tiene dieciséis años, Doria se
impacienta cada vez más y…
Un hipido seguido por un llanto
incontrolado la impidieron seguir hablando, pero Mo permaneció impasible y le
dijo:
-Pues si se aman, que se casen.
¿Qué problema hay? Ahora vivimos aquí y…
Pero ella le gritó:
-¡Pero te estás oyendo! Eres tan
egoísta…
-Por Dios, Resa, relájate. Todo
esto es…
Ella, negando con la cabeza, le
tapó la boca y le susurró:
-No merece la pena hablar contigo.
Nos vemos luego, ARRENDAJO.
Mo se quedó de piedra; Resa nunca
le había llamado así. Y se quedó mirándola hasta que desapareció en el
horizonte y la perdió de vista.
4-Visita a
Fenoglio
Meggie estaba preparándose para ir
a visitar a Fenoglio, como todas las semanas, cuando su madre le había pedido
con una urgencia insospechada que cuidase de su hermano. Pero para poder hacer
la visita tendría que librarse de él. Así que, imaginando lo que había
ocurrido, le preguntó qué había pasado.
-Le he hecho a Mo una de las “preguntas
prohibidas”-respondió él.
-Ah, claro. Y se lo has contado a
Resa, ¿no?
Por primera vez, Meggie parecía realmente
contrariada, lo que entristeció a Rick. Pero la chica en seguida cambió de tono
y propuso a su hermano la habitual persecución. Pero esa vez, en lugar de
correr, se escondió, y cuando el pequeño pasó de largo, Meggie montó en su
caballo y se marchó a la ciudad.
Fenoglio vivía de alquiler en un
desván amueblado. No era una habitación muy grande, pero se notaba que el
hombre estaba a gusto allí. Solo tenía una cama hecha a base de paja, un baúl
en el que guardaba sus cosas y un pequeño pupitre que hacía las veces de
escritorio. El escritorio estaba frente la ventana, lo único que era grande en
la vivienda de Fenoglio. A Meggie le encantaba asomarse a esa ventana para leer
en voz alta. Siempre que iba a visitar al escritor, él tenía algo que darle
para leer. Seguía empeñado en conseguir que el Mundo de Tinta fuera como él
quería. Meggie aceptaba siempre y cuando le gustara lo que iba a ocurrir después
de que leyera. Era un buen trato. A cambio, la chica recibía el placer que le
proporcionaba leer en voz alta. Como era de esperar, en esa ocasión Fenoglio no
se hizo de rogar:
-¡Meggie! ¡Qué ilusión me hace
verte! Hacía mucho que no venías. Tengo aquí mismo algo que me gustaría que…
-Eh… igual luego –dijo la chica-
Yo… en realidad… venía a hacerte un pedido.
El escritor pareció muy
decepcionado.
-En fin –suspiró – Encima te lo
tendré que hacer gratis porque eres mi amiga… ¿Qué quieres?
-Algo para volver a casa.
A Fenoglio, esa respuesta le
impactó mucho y se quedaron así un rato, mirándose el uno al otro, mientras
Meggie deseaba no haber sido tan directa. Finalmente el anciano rompió aquella
incómoda situación:
-¿Qué?
Y otra vez el silencio. La joven
se deshizo y con un suspiro dijo:
-¿Dónde está eso que tengo que
leer?
Fenoglio pareció recomponerse y
exclamó:
-¡Ya sabía yo que era una broma!
Tu padre me va a matar cuando descubra lo mucho que te pareces a mí… Esto es lo
que tienes que…
Meggie ya no le escuchaba; le
parecía mentira que el escritor se lo tomara todo así.
-No era ninguna broma -dijo al fin
con un hilo de voz.
-¿El qué?- preguntó con su
habitual tono jovial.
Pero de pronto recordó la
conversación anterior y su rostro se ensombreció.
-¿No estarás pensando realmente en
volver? -saltó–. Porque no puedes. Te necesito aquí, Meggie. ¿Quién leerá para
mí? ¿Quién arreglará este mundo?
-Pues si no escribes para mí no
volveré a leer para cambiar este mundo –amenazó.
-¡Eso da igual! –exclamó –Desde
allí tampoco podrás hacerlo.
-Si no escribes el texto que
necesito en una semana, leeré para deshacer todo lo que hemos construido juntos
–respondió Meggie dándose cuenta de lo infantil de esas amenazas.
Fenoglio la miró y la chica se dio
cuenta de que él pensaba lo mismo. Así que rápidamente cambió de tono y dijo:
-Por favor… Lo echo mucho de menos
y… ¡Te pagaré! Tengo dinero. Por favor…
El anciano escritor la miró con
pena: le recordaba a los nietos que había dejado en el otro mundo. En su interior
se estaba liberando una batalla, pero al final cedió.
-Está bien –dijo con lentitud-. Te
escribiré para que vuelvas a casa. ¿Qué más personas quieren volver contigo?
-No lo sé –respondió intentando
disimular su euforia.
-Bueno, pues escribiré algo
general –pensó en voz alta.
Y dirigiéndose a Meggie añadió:
-Vuelve dentro de una semana. A
cambio de esto tendrás que leer lo que te había preparado. Y ahora, márchate
antes de que cambie de opinión.
La joven cogió la hoja que le
tendía Fenoglio y, sonriendo de oreja a oreja, como un niño que ha conseguido
engañar a su padre para que le dé el doble de paga exclamó:
-¡Gracias!
Y salió del desván corriendo por
las escaleras, mientras Fenoglio gritaba:
-¡Se cierra la puerta cuando se
sale!
Meggie volvió a la granja y,
después de comprobar que no había nadie, comenzó a leer. Como siempre, se
internó en la lectura y cuando terminó, se quedó sumida en sus pensamientos
paladeando el dulce sabor que le dejaban las palabras.
-¡”Té” bien lees! –exclamó Rick.
La joven pegó un grito y la hoja
se le cayó de las manos.
-¡Mira lo que has hecho! –le gritó
irritada-. ¡Se ha caído al barro! Uff, en fin, ¿Qué quieres?
-Nada –dijo con una sonrisa muy
sospechosa.
Su hermana sacudió la cabeza y se
agachó a recoger la hoja.
-¡Pillada! –exclamó Rick mientras
le tocaba en la espalda.
A Meggie se le volvió a caer la
hoja, pero el enfado se disipó rápidamente para dar paso al temor de tener que
contarle la verdad. ¡Se había olvidado del juego!
-No –dijo fingiendo tono divertido-. Ya
han pasado dos horas. Mira el sol; ya se ha acabado el juego.
El niño se enfurruñó y se fue en
busca de su madre. La chica suspiró aliviada y se metió en la casa.
-Meggie –llamó Mo.
La joven se dio la vuelta,
sorprendida.
-¿Le has contado algo? –le preguntó
su padre.
-No. Sabes que eso os tocaría a
Resa y a ti. Si quisierais, claro.
-¿Entonces tú también piensas que
debería contárselo? –preguntó.
Pero Meggie, que le conocía bien,
se dio cuenta de que había algo detrás de esa pregunta.
-¿Qué pasa? –preguntó. Pero como
de costumbre, omitió el “Mo”.
Mortimer bajó la vista. Sin
embargo, a Meggie le dio la impresión de que su padre se daba cuenta de ese
pequeño detalle.
-¿Mo? –le susurro levantándole la
cabeza por la barbilla.
Estaba realmente preocupada.
Pero su padre simplemente la abrazó
y, por primera vez delante de su hija, lloró. Ese fue el momento en el que
Meggie se dio cuenta de que Arrendajo hacía daño a su padre y decidió
firmemente que TENÍAN que irse.
5-De vuelta al hogar
Una semana después, a primera hora
de la mañana, Meggie se pasó por casa de Fenoglio, como había prometido. Se lo
encontró con un taco enorme de hojas y un paquete encima. Y antes de que ella
pudiera decir nada, el escritor le dijo:
-Te echaré de menos, Meggie. Me da
mucha pena que te vayas pero… Bueno, te he comprado un regalo.
Espero que te
guste. Este taco de hojas son futuros proyectos para este mundo. Espero que
desde el otro surtan efecto. Te he puesto la fecha en la que tendrías que
leerlo.
Y mostrando otra hoja añadió:
-Esta es tu hoja. No la he hecho
muy larga porque no he tenido corazón para extenderme. Espero que sirva.
Meggie se lanzó a sus brazos y le
rodeó el cuello.
-Yo también te echaré de menos –dijo–.
Gracias. Nunca te olvidaré Fenoglio.
Sin decir nada más, la chica cogió
el montón que le tendía Fenoglio, le hizo un gesto de despedida con la mano y
se marchó silenciosamente, porque a ninguno de los dos les gustaban las
despedidas.
Meggie se fue al lago que estaba
cerca de su casa, para leer más tranquila. Por primera vez, estaba nerviosa a
la hora de leer. Echó un vistazo al texto de Fenoglio y lo hizo tres veces más.
Por algún motivo, no se atrevía a empezar con la lectura.
-¡Hola Meggie! –exclamó Rick.
La chica no lo podía creer: ¿cómo
conseguía su hermano encontrarla allá donde fuera? Se giró lentamente poniendo
los ojos en blanco, pero lo que vio no era para nada lo que esperaba. Con
horror, vio que al niño lo acompañaban su madre, la tía-abuela Elinor y Darius,
un amigo del otro mundo. La joven se
escondió instintivamente la hoja detrás de la espalda, pero por desgracia ese
gesto fue demasiado evidente.
-¿Qué tienes detrás de la espalda,
Meggie? –preguntó Resa.
-¿Qué? Yo, nada. Será… eh… pues…
Pero Elinor se le acercó, le quitó
la hoja de un tirón y comenzó a leerla. Darius también se le acercó para ver lo
que había escrito en el papel y los dos se quedaron de piedra.
-¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Qué es eso? –saltó
Resa, preocupada.
-Es el billete de vuelta a casa
–respondió Darius con un susurro.
Se quedaron en silencio un buen
rato. Nadie sabía qué opinar de todo eso y Meggie tenía unas ganas increíbles
de desaparecer de allí. Finalmente, fue Rick el que rompió el silencio:
-¡Pero si eso es una hoja de
papel! –exclamó.
-¡Mentecatos de padres! –bufó Elinor-.
¡Mira que no contarle el secreto de la familia! Ya decía yo… y que sepáis que
se lo hubiera contado, pero no era su madre…
Resa suspiró.
-En fin. No me imaginé así el
momento de contárselo, pero creo que no voy a tener elección.
Así que entre unos y otros y
gracias a las aportaciones de todos, especialmente las de la tía-abuela, le
contaron al niño todo lo que debía saber. Y pasaron mucho rato más respondiendo
a sus preguntas. Cuando terminaron, ya anochecía.
-Bueno, –suspiró Resa– es muy
tarde. Volvamos a casa.
Todos se dieron la vuelta para
regresar a la granja. Todos menos Meggie, que se quedó quieta en el sitio.
-Tienes razón Resa –dijo alzando
la hoja-. Es hora de volver a casa.
Los demás la miraron y la madre de
la joven se le acercó para decirle:
-Yo voy contigo. ¿Quién más viene?
Darius se acercó y asintió.
-Pero... ¿Cómo? ¿Y Rick qué?
–preguntó Elinor.
-Yo “tiero” ir –dijo el niño,
adelantándose a su madre-. “Tiero” ir y ver la tele, los “toches” y todo eso.
-Bueno, vale –insistió la tía-.
Pero ¿y Mortimer? ¿No le vais a decir nada?
-Él… -dijo Resa– no querrá venir.
-Bueno, ¿y cómo lo sabes?
–continuó.
-De acuerdo, le escribiré una nota
–cedió Theresa.
Al rato, volvía con recuerdos del
Mundo de Tinta.
-Ya estoy lista –anunció.
-Bien –dijo Meggie-. Para venir
conmigo tenéis que tocarme.
Todos los demás se pusieron a su
alrededor y obedecieron. Y la joven comenzó su lectura:
Era un día como los demás en los alrededores de Umbra, pero una joven
estaba a punto de marcharse sin dejar rastro a un lugar muy lejano donde los
carruajes se movían sin caballos, la música salía de aparatos y las personas se
movían dentro de cajas llamadas televisión. Era un mundo muy extenso, pero
aquella joven quería ir a un lugar concreto, aunque aún no sabía si realmente
lo iba a lograr. A una mansión llena de libros en la que había vivido durante
un año. Se concentró en el jardín de esa mansión y pensó en cada uno de los
detalles de él, especialmente en el banco de piedra bajo el gigantesco roble en
el que le gustaba tanto sentarse a leer. Se sumió en su nostalgia y arrastró
con ella a todos los que compartían sus sentimientos y, tan profundos eran esos
pensamientos, que poco a poco y sin darse ni cuenta se marcharon a ese lugar en
el que tanto querían estar.
Cuando Meggie terminó de leer,
miró a su alrededor. Ya no estaba en la orilla de un lago, sino en un banco de
piedra bajo un roble enorme, aunque comparado con los árboles del Mundo de
Tinta, era prácticamente un arbusto. Los recién llegados se miraron unos a
otros, pero no dijeron nada, porque no hacían falta palabras para expresar lo
que sentían. Solo Rick fue capaz de reaccionar:
-¡Hala! –dijo simplemente.
6-¿Arrendajo?
La mañana siguiente, Mo vio la
nota. No se lo podía creer. Tuvo que leerla cinco veces y siguió sin comprender
del todo lo que estaba ocurriendo. Hasta que el desconcierto dio paso a la
desesperación y cogiendo la espada que había usado en sus tiempos de bandido,
se marchó al bosque, donde empezó a blandirla para ahogar sus penas, hasta que
pegó un sablazo a un hada, partiéndola por la mitad. Entonces paró, agotado,
pero igual de angustiado.
-¿Qué haces, Arrendajo?
-¡No me llames así! –rugió él.
Y girándose, estuvo a punto de
atravesar con la espada a su gran amigo el Príncipe Negro, el rey de los
titiriteros, quién lo miraba atónito y asustado.
-¿Pero qué te pasa?
Mo suspiró y decidió no andarse
con rodeos.
-Mi mujer y mis hijos se han ido
–dijo tristemente.
-¿No vas a ir con ellos? –preguntó
el titiritero.
Mortimer no contestó y bajó la
mirada. El Príncipe añadió:
-Mira, como hombre te diría que
ahogues tus penas en vino, pero como amigo te digo que solo te sentirás bien
cuando vuelvas a estar con tu familia.
-El problema es que no quiero ir a
ese lugar y que se han ido porque no están de acuerdo conmigo, y Resa y yo
discutimos.
El
Príncipe Negro le miró, se
encogió de hombros y se marchó. A veces no servía de gran ayuda, pero en
tema de familia no era lo que se dice un gran experto. Mo se volvió a
quedar solo con la angustia y
alzó la espada de nuevo. Entonces se dio cuenta del destrozo que había
causado
a su alrededor: los troncos estaban destrozados y el suelo estaba
totalmente
cubierto de ramas rotas, sin contar al hada que yacía a sus pies.
-Arrendajo… -murmuró como si se
tratara de un fantasma maligno.
Y ese fue el momento en el que
decidió ir a ver a Fenoglio.
Era media mañana cuando el
escritor oyó que llamaban a su puerta y abrió a Mo.
-¿Mortimer? –se sorprendió.
Pero inmediatamente añadió:
-¡Ah sí! Supongo que vienes por lo
de Meggie.
-Bueno –respondió él-, por lo de
Meggie y lo de Rick y lo de Resa y lo de Elinor y lo de Darius.
-¡¿Qué?! ¿Se han ido todos? –saltó
Fenoglio no dando crédito a lo que oía.
Mo asintió compungido.
-¿Y tú? –preguntó el anciano.
-No me avisaron –contestó
escuetamente.
-¿Por qué?
-No sé –mintió Mo, harto ya de
tantas preguntas.
Fenoglio se le quedó mirando con
la cara de un niño que ha sido pillado en una travesura. Pero luego reaccionó y
le dijo:
-Bien, me imaginé que algo así
podría ocurrir, así que tengo empezado un texto con el que podrás ir con ellos.
Lo tendrás acabado para…
-En realidad quería un texto para
que volvieran.
-¿No se enfadarán contigo?
–preguntó el escritor, intrigado.
Pero al ver la mirada cargada de
reproches que le dirigía Mo diciendo “deja de meterte en mi vida”, añadió:
-Está bien, pero no me hago
responsable de nada ¿eh?
-¿Cuándo estará listo? –preguntó
Mortimer.
-En una semana –dijo el anciano.
-¿No puede ser antes? –se
impacientó el visitante.
-Lo intentaré en cuatro días, pero
no te prometo nada –se irritó Fenoglio-.
Pero si lo quieres rapidito tendrás que irte: contigo aquí no me puedo
concentrar.
Mo le mandó una mirada llena de
furia y se marchó, cerrando la puerta de un portazo. Fenoglio sacudió la
cabeza: cuatro días, mal genio, un portazo… Claramente prefería a Meggie.
7-Vuelta a “casa”
Se suele decir que los momentos difíciles sacan lo mejor de las personas y nos unen, y es verdad.
8- Decisiones acertadas
7-Vuelta a “casa”
Resa se movía de un lado a otro en
su habitación, marcando tan fuerte cada paso que impedía dormir a todos. Desde
la habitación del fondo retumbo la voz de Elinor:
-¡Resa ya basta! ¡Seguro que
Mortimer viene! ¡Ya sabes cuánto le gusta a ese maldito cara de tortuga dar
largas!
Nunca era buena idea irritar a
Elinor. Meggie se tapó la cabeza con la almohada. Normalmente, hubiera al menos
sonreído con esa manera de llamar a Fenoglio, pero llevaba hora y media en la
cama intentando dormir y ya no aguantaba más. En la habitación de al lado, oyó
a su madre sollozar y a pesar del largo bostezo que pegó, entró en su
habitación. Al fin y al cabo, ella también pensaba día y noche en que probablemente
Mo no iría.
-Vamos -la animó–, Elinor tiene
razón. A Fenoglio le costó una semana escribir mi texto y acabamos de terminar
el quinto día solamente.
Resa la abrazó y se sentaron en la
cama. Se quedaron así un rato, hasta que finalmente el silencio reinó en la
casa y madre e hija se durmieron en esa posición.
Meggie se despertó de golpe al
contacto con el suelo duro. Miró a su alrededor y vio que se encontraba en el
Mundo de Tinta. Pensando que se trataba de un sueño, se levantó para explorar y
se dio de bruces con su padre.
-Mo… -murmuró.
Su padre le sonreía y de pronto,
la abrazó. El contacto fue demasiado real; aquello no era un sueño.
-Prometo dejar de lado a Arrendajo
–le susurró al oído.
Meggie se apartó de él.
-¿Qué hacemos aquí? –preguntó, a
pesar de que sabía la respuesta.
-Os he traído yo –contestó-.
Quería teneros a mi lado. Y me costó bastante convencer a Fenoglio para que me
hiciera el texto en cuatro días.
Y rió. Pero Meggie no estaba para
bromas. No podía creer que su padre hubiera hecho aquello. Esquivó un abrazo y
se le quedó mirando con un desprecio en la mirada que ensombreció a su padre.
-¿Mortimer? –Preguntó Resa con
tono severo -¿Se puede saber por qué has decidido traernos al lugar del que
habíamos huido?
Claramente, Mo no esperaba esa
reacción. Estaba demasiado aislado en sí mismo, pensó Meggie. Su padre se puso
muy tenso.
-Lo he hecho por vosotros y tú lo
sabes…
-¡¿Por nosotros?! –Le gritó ella
-¡Por ti!
-¿"Té" hacemos “atí”? –intervino
Rick.
Resa suspiró.
-Mañana te lo contamos, ¿vale? Hoy
es muy tarde.
Y despertando a Elinor y a Darius,
entró en la granja para acostar al niño. Los demás se quedaron fuera.
-Mo, todos queríamos irnos. ¡Aquí
no somos felices! –Resa estaba dividida entre el odio y el disgusto.
Meggie asintió:
-¿Por qué lo has hecho, Mo? ¿Por
qué?
Él los miró, uno a uno e
inmediatamente, salió corriendo al bosque.
-Tanto Arrendajo y ¡es un maldito
cobarde! –farfulló Resa, y salió tras él.
-¡Resa! –le gritó Meggie -¡Te
perderás!
Pero al ver que no le hacía caso,
se fue tras ella, ante una Elinor furiosa que no paraba de lanzar maldiciones.
Internarse en el bosque, tuvo que
admitir la joven, fue impactante. En seguida perdió a su madre de vista, pero
no podía echarse atrás, porque así como los peligros del bosque eran los mismos
para todos, Resa no conocía el bosque lo suficiente como para internarse sola.
Al cabo de un rato, Meggie tuvo que admitir que había perdido a su madre y que
no encontraría nunca a Mo, el cual conocía el bosque aún mejor que ella.
Entonces se giró para salir del bosque y se encontró con su padre.
-¿Qué haces aquí? –susurró
alarmado–. El bosque de noche es muy peligroso.
-¿Y para ti no? –devolvió la
pregunta la chica.
Mo sonrió, y Meggie también, por
primera vez en días.
-¿Has venido sola? –continuó él.
El rostro de la joven se
ensombreció.
-No -murmuró preocupada–, Resa
también está aquí.
-¡¿Qué?! –saltó Mo.
Y cogiendo de la mano a su hija le
dijo:
-¡Vamos!
Resa había entrado en el bosque
como una bala, sin importarle los rasguños que le hacían las zarzas o los
golpes que le daban las ramas. Poco a poco, los árboles le dificultaron el paso
y finalmente, tuvo que parase. Entonces tuvo que admitir que se había perdido
por completo y el miedo la invadió.
-¡Mo! –gritó.
Pero ni siquiera su eco le
respondió.
-¡Mo! –volvió a gritar.
Cada vez estaba más asustada y
creía que no aguantaría sin que alguno de los seres nocturnos del bosque la
descubriera. Se disponía a volver a gritar, cuando una mano le tapó la boca.
-¿No te han dicho nunca que es
peligroso gritar en el bosque? –la reprendió.
Resa se tranquilizó enormemente al
oír la voz del Príncipe Negro.
-¿Qué haces aquí? –le preguntó
ella.
-Ya sabes que vengo a cazar todas
las noches –le respondió-. Así que la pregunta más bien es al revés. Además,
tenía entendido que te habías ido.
Pero antes de que pudiera
responder, Meggie y su padre llegaron corriendo.
-¡Resa! ¿Estás bien? –preguntó la
chica.
Pero se tranquilizó al ver al
titiritero junto a su madre.
-Hemos oído los gritos –explicó Mo-.
Estaba… estábamos muy preocupados.
-Será mejor que volváis a casa
–dijo el Príncipe, dirigiéndose a Meggie.
Y mirando al padre de la joven
añadió:
-¿Te quedas, Arrendajo?
Mo sonrió.
-No, gracias. Creo que me quedaré
con mi familia.
Resa
le rodeó la cintura con los brazos y Meggie le cogió la mano. Y así, con la
sensación de haber curado una herida muy antigua, salieron del bosque.Se suele decir que los momentos difíciles sacan lo mejor de las personas y nos unen, y es verdad.
8- Decisiones acertadas
La mañana siguiente, al amanecer,
Mo volvía a casa después de una visita a Fenoglio en la que, sorprendentemente,
había conseguido hacerle prometer que les escribiría un texto para devolverles
a su mundo para el día siguiente.
Todos se alegraron mucho con la
noticia, especialmente Resa quién se pasó todo el desayuno con él diciéndole
cosas del estilo a “has vuelto”, “te quiero” etc. Tenían previsto ir al
campamento de los titiriteros para despedirse, especialmente del Príncipe
Negro. Doria, el novio de Meggie, también iba a estar, y Farid, el antiguo
novio de la joven, que aún sentía algo por ella, a pesar de que la chica se
había opuesto a que estuvieran allí.
-¿Y no vamos a volver? –preguntó
Rick, que no estaba entendiendo nada -¿Y por “té”?
Mo sonrió.
-Porque es mejor cerrar las
puertas de los otros mundos y vivir en uno solo ¿lo entiendes?
El niño asintió, pero Meggie no
estaba de acuerdo.
-¿Por qué?
-Ya lo hemos hablado, es peligroso
–suspiró Mo.
-No lo es si tenemos cuidado
–protestó ella -. Ya tenemos experiencia y podemos controlarlo. ¡Tenemos un don
fabuloso y llevamos toda la vida huyendo de él! ¿Por qué? Y, ¿Por qué tenemos
que despedirnos de este mundo para siempre?
Mo iba a responder, pero Resa se
le adelantó:
-Meggie tiene razón. Yo también
estoy harta de tener miedo y, nuestra hija es una gran experta. ¿Sabes que cuando
saca a alguien con la lectura ya no desaparece nadie en su lugar y al revés
tampoco? Toda la vida has huido. Ya es hora de admitir que eres especial y que
es maravilloso ¿no crees?
-Resa, no me digas eso –dijo Mo -.
¡Si tú eras la primera que quería volver y la que experimentó en propia piel el
peligro que implica!
-Pero ahora ya no es como antes y,
la verdad, me fío lo suficiente de Meggie como para asumir el riesgo.
-Pero, ¿quién escribirá los
textos? –insistió él.
-Fenoglio, naturalmente –intervino
Meggie –. Tendremos dos textos: uno para ir a un mundo y uno distinto para ir
al otro.
-¡Sí, sí, sí! –exclamó Rick.
-Yo… también estoy de acuerdo
–dijo Darius tímidamente.
-¡Maldito seas, Mortimer! ¡Después
de tanto número para quedarte en el Mundo de Tinta, ahora quieres olvidarte de
él! ¡Eres un incoherente!
El aludido sonrió: Elinor siempre
encontraba excusas para maldecir.
-No se, de verdad…
No le dejaron terminar:
-¡Vamos!
-¡No seas cobarde!
-¡Fíate!
-De acuerdo… -cedió al final,
ganándose un abrazo de su hija.
Después de esa animada
conversación, fueron al campamento de los titiriteros a despedirse, aunque,
como hicieron saber, volverían. Como era de esperar, Farid y Doria estaban
discutiendo por Meggie, lo que enfureció a la joven. En cuanto la vieron
aparecer, se acercaron a ella y cada uno le hizo diversas peticiones, todas
sobre el mundo real. Meggie sonrió: le encantaba que al menos tuvieran algo en
común.
Comieron allí, y después fueron a
casa de Fenoglio para contarle el cambio de planes, que fue acogido por el
anciano con inmensa alegría. Aquel fue uno de los mejores días en el Mundo de
Tinta para todos y al día siguiente, cuando se fueron, tenían nuevas energías.
Pero aquel no fue para ellos un
cambió de mundo normal (todo lo normal que puede ser cambiar de mundo), sino
que fue un cambio de forma de vida, mejor para todos.
Así
que el final, no es más que el principio de otra historia, pero no me corresponde a mi contarla, así que hasta la próxima...
Fin
-Esta es una historia escrita por nosotras. Se llama Nietos de Poseidon como ya os hemos dicho en la entrada. Esperamos que os guste:
Nietos de Poseidon
Percy Jackson es un personaje de Rick Riordan, solo tenemos derechos sobre los personajes de James y Mar.CAPÍTULO 1
Salí por la
puerta del hospital, llorando, una enfermera me gritó algo pero yo la ignoré.
Esperé en la parada del autobús, vino uno.
-¿Dónde
para?- pregunté al conductor.
Me lo dijo,
miré la hoja que me había dado mi madre unas horas atrás, la dirección me
convenía. Subí.
Me senté al
lado de la ventana. Esperé: una, dos, tres, cuatro paradas... me bajé. Miré a
ambos lados de la calle. Un portal.
Me acerqué
y miré el número: 4. Tenía que seguir buscando. Dos portales más allá encontré
el ocho. Toqué el timbre del 4º D.
Una voz de
mujer respondió:
-¿Quién es?
-Soy James. Vengo a buscarla.
Un silencio
denso fue la respuesta.
-Sube.
–Dijo la mujer al fin.
Entré, subí
en el ascensor y llegué al piso cuarto, no me hizo falta llamar al timbre en
cuanto me acerqué a la puerta esta se abrió. Una mujer morena y dolorosamente
parecida a mi madre estaba en el umbral. Me miró y su expresión se suavizo.
-¿Qué ha
pasado?- preguntó susurrante.
-Ha
muerto.- Contesté intentando dominar las lágrimas que caían a borbotones por
mis mejillas.
La mujer
puso una triste expresión y empezó a
llorar ella también.
-Pasa.- Me
dijo entrecortadamente.- Me habría gustado poder conocerte en otra ocasión
pero...- se interrumpió.- Encantada de conocerte, soy tu tía Dalia.
-Lo se.- Me
limité a decir, no quería empezar a fingir que me alegraba de verla, los dos
sabíamos que era mentira. Desde que era pequeño sabía que únicamente nos
conoceríamos si algo muy malo le pasaba a mi madre, por eso no podía pensar
bien de ella con facilidad.
Entré en
una especie de salón, allí había cuatro chicas sentadas alrededor de una mesa,
riendo. Al vernos se interrumpieron.
-¿Qué pasa
mamá?- dijo la que parecía la mayor al
ver las lágrimas de su madre. Luego al
reparar en mí se puso a escrutarme minuciosamente.
Me di
cuenta que seguía en uniforme del colegio, que había llevado esa mañana y que
seguramente tendría los ojos rojos y signos de haber llorado. Eso sin contar
con mi pelo que no conseguía nunca colocar en su lugar. No era una presentación
demasiado buena pero mi aspecto era la última de mis preocupaciones en ese
momento. Miré a las chicas que tenía delante mía.
La que
había hablado con Dalia era mayor que yo, rondaría los dieciséis años. A su
lado estaban sentadas unas chicas de unos nueve y siete años. Y por último
estaba ella, tendría mi edad más o menos, con mi mismo pelo negro y mis ojos
marrones... tenía que ser ella. Aun así le pregunté a mi tía:
-¿Quién es?
Dalia
señalo a la chica de mi edad. Ella se levantó como movida por un resorte:
-¿Qué pasa,
tía?
“Le llama
tía” pensé “así va a ser más fácil de explicar.”
No tenía
fuerzas ni ganas de enfrentarme a un drama familiar.
Mi tía
ignoró la pregunta y me dijo:
-No puedo
dejarla marchar. Es como una hija mía.
-Mi madre
sabía que dirías eso. Te escribió esto.-
Le tendí una carta. Se que estaba siendo muy indiferente pero desde esa tarde
todo me daba igual.
-¿Qué pasa? –Insistió la chica mientras Dalia leía la carta.
-Nuestra
madre ha muerto.- Le respondí.
La chica se
me quedó mirando helada.
-¿Nuestra?-
preguntó.
-Sí, lo
último que me dijo fue que tenía una hermana, me dio vuestra dirección, una
carta para nuestra tía y me dijo que lo ... sentía. También me dijo que
teníamos que encontrar a nuestro padre.
-No te
creo, no puedo creerte.-Contestó ella, miró a
Dalía desesperada-¿Tía?
Dalia
acababa de terminar de leer la carta y lloraba desconsoladamente.
-Puedes
llevártela.- Dijo al fin.
-¿Qué?-
gritó ella.- ¡No puedes hablar en serio!
Mi tía miró
al suelo:
-Es lo que
tu madre querría.- dijo simplemente.
-¿Mi
madre?- Mi hermana dudó un momento-¡Pues, ¿por qué no me lo dijo ella?!-exclamó
finalmente.
Es lo
máximo que podía soportar, estaba desesperado, incrédulo, insensible, no podía
creer que mi madre estuviera...
-¡Porque
está muerta! – grité dejando salir todo mi dolor, miré hacia otro lado evitando
que vieran unas lágrimas furtivas. Me serené y miré a mi tía- Me dijo que tú
nos explicarías lo que pudieras y nos ayudarías a reunirnos con nuestro padre.
Dalia asintió:
-Venid a la
cocina.
Dejamos al
resto de mis primas mirándonos desde el salón. Al entrar en la cocina mi tía
empezó a hablar:
-Vuestra
madre se quedó embarazada muy joven. Al descubrir que esperaba mellizos se
desesperó. Me pidió ayuda para criar a
uno de sus hijos y yo acepté. Vivíamos al lado y era todo muy fácil...- Miró al
frente ausente como pensando en esos días felices- Pero vuestra madre se mudó
hace diez años: buscaba a vuestro padre. Yo me enfadé y le dije que ir buscando
a algún caradura no era bueno para unos niños. Se enfadó y discutimos. Al día
siguiente cuando quise hablar con ella y disculparme pues tu madre estaba muy
enamorada de tu padre y sufrió mucho cuando él la dejo, descubrí que se había
ido llevándote consigo, James. Perdimos todo el contacto, no me enteré siquiera
que había vuelto a la ciudad. – Dijo esta frase muy rápido sin mirarnos a los
ojos, entendí que se sentía culpable.
-Llevamos
nueve años viviendo aquí.- Interrumpí.
Dalia
guardó silencio, luego continuó:
-En la
carta dice que lo siente, que sabe dónde encontrar a vuestro padre...-
Suspiró.- Si es lo que verdaderamente quería os llevaré hasta él.
-¿Sabes
dónde encontrar a mi padre?- Casi grité.
-Nuestro.-
Corrigió mi hermana que había permanecido en silencio en un rincón.
Hice un
gesto con la mano y miré a mi tía expectante.
-Sí, ponía
el lugar en la carta. –Dijo escuetamente ella.
Miles de
preguntas vinieron a mi mente: ¿mi madre sabía dónde encontrar a mi padre todo
este tiempo? ¿y nunca me lo había dicho...? Obviamente no le dije ninguna de
mis dudas a Dalia simplemente añadí:
-Llévanos.
-En cuanto
me prepare y tu hermana haga el equipaje
nos vamos.
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 2
Los
siguientes minutos fueron una autentica tortura para mí. Mi padre estaba tan
cerca... pero sabía que quería encontrarme con él por otro motivo más que conocerle.
Este motivo era el poder echarle en cara haber dejado a mi madre y echarle la
culpa a alguien de la muerte de ella...en mi fuero interno sabía que era así,
aunque no me gustaba reconocerlo.
Me asomé a
la habitación de mi hermana, era bastante grande, ella estaba de espaldas
abriendo una mochila y metiendo lentamente un montón de ropa doblada. Fui a llamarle pero me di cuenta, con algo de
vergüenza que no le había preguntado su nombre. Me daba reparo preguntárselo
pero antes de que empezáramos a llamarnos:
“eh”, “tú” o cosas por el estilo hasta enterarnos del nombre del otro prefería
pasar el mal rato así que tome la iniciativa:
-Hola.-Dije
-Hola.-Respondió
sin volverse.
-¿Extraño,
eh?-Risa falsa.
No hubo
respuesta.
-Ehmm
soy James. - Dije tendiendo la mano a la
espalda de mi hermana.
Finalmente
se dio la vuelta.
-Yo Mar.-Me
miró enfurecida como si yo fuera el causante de todos sus problemas, por lo
visto lo pensaba así porque me dijo.-Yo no he pedido un hermano así que déjame
en paz y deja de arruinarme la vida.
Ese
cometario me sentó como una patada en el estómago pero no lo demostré:
-Por lo
visto alguien está de mal humor...-Dije con sorna.-Cuando se te pase me avisas.
Fui a salir
de su cuarto pero me volví y sin poder contenerme dije:
-Yo tampoco
quería una hermana pero te tengo a ti,- ella me miró con cara despectiva.- Sí,
te tengo a ti y tú a mí, solo nos tenemos el uno al otro te guste o no. Así que
deja de portarte como una cría idiota, haz las maletas y vamos a conocer a
nuestro padre.
No esperé
la respuesta, salí de la habitación.
Mi tía dijo
que no podía soportar despedirse de nosotros (aunque yo sabía que se refería a
mi hermana) y decidió llamar a un taxi. Para mí que eso fue solo una excusa
para no tener que llevarnos pero... pagó el importe por adelantado y como yo
andaba muy justo de dinero no dije nada.
Mi hermana
montó una escenita delante del taxista abrazándose a mi tía. Aguante un buen
rato pero hubo un momento en el que ya no pude soportarlo más (me recordaba
dolorosamente que yo no tenía a nadie en el mundo) y dije:
-Venga, va....
¡ni que tuvieras dos años!
Mi hermana
me lanzó una mirada asesina pero soltó a Dalia, quien me miró preocupada, besó
a mis primas y se montó en el taxi. Yo no llevaba más que una mochila con algo
de ropa que mi tía había sido tan amable de pasar a buscar a mi casa. Mar sin
embargo llevaba un maletón con todas sus cosas, parecía que se iba de mudanza.
El taxi
arrancó, el viaje fue muy incómodo. Mar estuvo todo el rato mirando por la
ventana, dándome la espalda, sin hablarme y haciéndome sentir horriblemente
mal: al fin y al cabo como ella había dicho acababa de arruinarle su vida.
En la mitad
del viaje a mi hermana le dio lo que yo denomino: “el ataque”. Se torció en dos
se tapó los ojos con una mano y empezó a gemir fuertemente. El taxista nos miró
asustado.
-No pasa
nada.-Dije yo que había adivinado enseguida lo que le sucedía a mi
hermana.-Solo tiene que ponerse una pomada.
Abrí mi
mochila y con un suspiro de alivio encontré lo que buscaba, una caja llena de
botes de sprays donde ponía “Niebla”. Sí, es una medicación que yo siempre
llevo encima desde que era pequeño, el nombre es raro pero...
-Toma.-Se
lo tendí. Mi hermana se las apañó para mirarme furiosamente.- Calma el dolor.
Mar cogió
el bote y pulverizó una generosa cantidad sobre sus ojos. Al momento paró de
gemir y se irguió estupefacta.
-Gracias.-Susurró,
me miro titubeante pero la duda pudo más que sus ganas de odiarme y me dijo-
¿Cómo sabías lo que me pasaba?
-Desde que
era pequeño he tenido esos ataques, por eso siempre llevo un bote encima. Mi
madre... nuestra madre-me corregí- me dijo que era genética, que no me
preocupara, que viene de familia. Solamente hay que pulverizar un poco y se te
pasa el dolor.
Rebusqué un
poco en mi mochila, abrí la caja de los sprays y le tendí uno a Mar.
-Toma,
guárdalo.
Mi hermana
me miró recelosa pero tomó el bote y lo guardo en su bolsillo. A partir de
entonces no me dio la espalda pero siguió sin hablarme.
Llegamos.
-Long
Island.-Dijo el taxista.-¿Seguro que queréis que os deje aquí?
Asentí.
-Es la
dirección.-dije.
-Si tú lo
dices chaval... pero aquí no hay nada.
-¿Cómo que
no hay nada?- Mi hermana bajó rápidamente y empezó a subir la colina bajo la
que habíamos parado.
Yo baje y
saqué las maletas del maletero.
-Gracias.-
le dije al taxista, quien me hizo un gesto con la mano y se fue dejándonos
solos en medio de la nada.
Subí la
colina arrastrando el maletón de mi hermana y llevando mi mochila y la suya. De
pronto oí un grito de Mar y me precipité colina arriba.
Se que esto
no resulta creíble pero mi hermana estaba rodeada de criaturas horripilantes,
ella estaba ahí en medio e hizo lo último que hay que hacer en una situación de
esas: se desmayó. Es decir se quedó indefensa ante ellos.
Tiré el
equipaje y empecé correr hacia ellos, para colmo me empezó a dar uno de mis
ataques y del dolor casi caigo redondo al suelo... pero por el rabillo del ojo
vi a esas criaturas acercándose a Mar y me pareció que ese dolor no era nada comparado
con perder a la única persona que me quedaba en la vida. Corrí hacía las
“cosas” que al verme se alejaron de Mar:
-¡Apartaos
de ella!-grité.
-¡Perdónanos
no sabíamos que la chica estaba bajo tu protección! –gritó la cosa que parecía
el jefe.
-¡Es mi
hermana! ¡Dejadla en paz!- Para entonces estaba al lado de las cosas, que
huyeron despavoridas.
Después de
comprobar que mi hermana estaba bien subí el equipaje hasta donde ella estaba y me eche un poco de spray,
creía que iba a estallar de dolor pero nada más ponérmelo este remitió. Mi
hermana se incorporó de golpe:
-¿Qué eran
esas cosas?-preguntó despavorida.- ¿Dónde están?
-A la
primera pregunta no tengo respuesta a la segunda sí: las he espantado
yo.-Respondí orgulloso aunque en realidad no entendía lo que había pasado.
Mi hermana
hizo lo último que yo esperaba: se echó a reír. Luego al ver mi expresión seria
me dijo con voz admirada:
-¿No
hablarás en serio?
Asentí con
la cabeza y dije:
-Vamos-mientras
señalaba a la cumbre.
Al llegar
allí vimos que el taxista estaba equivocado, desde la cumbre se veían varios
edificios de estilo griego puestos en “u”. Esa era la buena noticia, la mala:
que al intentar bajar la colina para llegar hasta ellos nos encontramos con una
especie de campo de fuerza que nos impedía el paso.
Eso era lo
que me faltaba. Me puse a aporrear al campo mientras decía:
-¡DEJANOS
PASAR!
No se muy
bien lo que hice pero después de un rato empujando esa fuerza invisible, está
cedió y caímos al otro lado. Al intentar volver a cruzarla no pudimos:
-Genial.-Dijo
Mar.-Ahora estamos encerrados.
-Mira.-Dije
yo al ver una columna de humo que provenía del otro lado de los edificios.-Debe
haber gente. Vamos.
Cruzamos el
terreno hasta llegar a una especie de comedor al aire libre. Para cuando
llegamos ya estaba oscureciendo, había un montón de gente, la mayoría niños y
adolescentes sentados en mesas alrededor de una hoguera. Una chica se fijó en
nosotros y gritó algo.
Al minuto
siguiente estábamos rodeados de gente que nos miraba y nos preguntaba cosas. Me
sentí aliviado cuando un hombre de unos treinta y tantos se acercó a nosotros
seguido de una guapa mujer de la misma edad e hizo silencio entre los niños.
-¿Cómo os llamáis?-Preguntó.
-Me llamó
James y ella es mi hermana Mar. Buscamos a nuestro padre.
Sorprendí
miradas de entendimiento entre los presentes. Escuché un comentario que me
preocupó:
-Y quién
no....
El hombre
que nos había hablado antes dijo:
-Habéis
venido al sitio indicado. Bienvenidos a vuestro nuevo hogar, el Campamento
Mestizo. Me llamó Percy Jackson, hijo de Poseidón. Seguidme, tenéis que conocer
a Quirón: él os lo explicará todo.
Yo me
dispuse a seguirle cuando mi hermana tomó la palabra.
CAPÍTULO 3
-¡Espera un
momento!-Dijo Mar.
Yo le miré
sorprendido.
-¿Puede
alguien explicarme, por favor, que es lo que está pasando aquí?
-Han dicho
que lo van a hacer, espérate un momento.-Dije yo.
-NO ya he
esperado demasiado.-Siguió ella- Primero tú apareces en mi casa y me dices que
eres mi hermano y que nuestra madre ha muerto. Encima mi tía te da la razón ,te
sigo hasta aquí para encontrar a nuestro padre sin rechistar...
Al oir eso
puse los ojos en blanco y se oyeron algunas risas de un grupo de chicos situados
a mi derecha.
-Nos
encontramos con unas cosas súper raras que quieren matarme.
-Y de las
que yo te he salvado...- Dejé caer pero mi hermana continuó hablando como si
nada.
-Luego con
una especie de campo de fuerza inexplicable que no nos quiere dejar pasar...
AL oir esto
Percy levantó la mirada sorprendido:
-¿El campo
no os dejaba pasar?-Preguntó
-¡Eso he
dicho!-Respondió Mar alterada.-Luego cuando por fin nos deja pasar nos
encontramos con un puñado de niños que nos miran como si fuéramos monos de
feria y con un flipado que dice que es hijo de Poseidón. Así que ¡quiero res...
Mi hermana
por asombroso que sea se calló y yo al seguir su mirada entendí por qué. Un
joven de unos veintitantos años se había acercado hacía donde mi hermana estaba
hablando, pero no era normal... tenía
solamente... un ojo.
-Ciclope.-Susurré.
Mi hermana
me miró patidifusa.
-¡No me
mires así!-le dije.-A mí me encanta la mitología griega... era mi asignatura
favorita.
Pero mi
hermana se sobrepuso y dijo.
-Bueno, quiero
respuestas: ya.
La mujer
que estaba al lado de Percy dijo:
-Las
tendrás. Soy Annabeth, encantada.
Mi hermana
miro a la mujer y al ver que esta empezaba a andar hacia lo que, por lo visto
era la mesa principal, la siguió.
Puede que
esto os parezca raro pero la persona que estaba en la mesa era un ¡centauro!
Sí, mitad hombre, mitad caballo.
-Bienvenidos,
soy Quirón. Seguidme por favor. –Se encaminó a la que parecía la cabaña
principal.
Le seguimos
guiados por Annabeth, Percy y el ciclope que se nos había unido. Por raro que
parezca la presencia del ciclope no me incomodaba, más bien, por alguna extraña
razón me tranquilizaba.
Mientras
nos dirigíamos a la cabaña el ciclope se volvió y tendiéndome la mano me dijo:
-Soy Tyson.
Parecía
majo y simpático así que se la estreche y le dije mirándole a los ojos (bueno
al ojo):
-Yo James.
En cuanto
establecimos contacto visual, Tyson se estremeció y se separó de mí rápidamente
en un movimiento involuntario. Al ver mi cara de extrañeza dijo:
-Espero que
te toque en mi cabaña.- Y me dedicó una sonrisa.
No tuve
tiempo para preguntarme más cosas porque llegamos a una habitación dentro de la
cabaña y Quirón nos dijo:
-Bien...
¿habéis oído hablar de los dioses griegos?
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 4
Dos días
después de la “revelación” ya estábamos totalmente integrados en el campamento.
Aunque me había desilusionado saber que mi padre era un dios y que por lo tanto
no podía conocerle, eso me había dado más motivos para enfadarme con él. ¿Por
qué (si era un dios) había dejado que mi madre muriera? Y, sobre todo ¿por qué
no nos identificaba?
Los chicos
de Hermes eran majos pero aun así... no eran mi tipo. Yo me llevaba bien con
los chicos de Hefesto y los de Poseidón a los que, por cierto, pertenecía
Tyson.
Ese día nos
habían preguntado si queríamos escalar el muro que había en medio del
campamento. Era muy complicado pero para mi sorpresa, mi hermana había dicho
que sí, aunque en el nivel más bajo.
Todo el
campamento se había reunido alrededor del muro y yo estaba caminando con mi
hermana, quién a pesar de nuestra primera impresión, al darse cuenta
que yo estaba tan destrozado como ella y al haber obtenido respuestas había
empezado a portarse genial conmigo y yo había correspondido, cuando nos
encontramos con Tyson. Le saludamos y nos dirigimos juntos hacia la multitud,
estábamos al lado del lago y teníamos que cruzar un camino para llegar al muro.
En el momento en que Tyson se acercó a nosotros nos dio un “ataque” a ambos a
la vez.
Caímos al
suelo gimiendo y Tyson se precipitó hacia nosotros:
-¿Estáis
bien?-preguntó.
-Sí.-Jadeé.-En
cuanto nos pulvericemos la medicina estaremos bien. Mar por favor pásamela.
-¿No la
tienes tú?-preguntó ella.
-El mío está
acabado y no lo he repuesto, pásame el tuyo.
-Lo he
perdido.-Reconoció.
-¡¿Qué?!-exclamé
yo.
-¿Hay algo
que pueda hacer para ayudaros?-Dijo Tyson.
Yo levanté
la mirada, Tyson me miró y dio un traspiés hacía atrás. Su expresión era de
terror puro.
-No te
preocupes.-Intenté sonreír, de pronto el dolor remitió. Me fui a levantar
cuando vi que Tyson me tendía algo: era un bote con la inscripción: NIEBLA. Me
lo pulvericé al instante por si acaso y Mar hizo lo mismo. Nos levantamos y le
devolvimos el bote a Tyson que seguía mirándonos con asombro.
-¿Cómo
sabías que era eso lo que utilizamos?
-Digamos
que estoy muy puesto en todos los artículos de cuidar los ojos, al fin y al
cabo solo tengo uno.-Dijo con tono jovial pero su expresión me dijo que estaba
pensando en asuntos que lo tenían preocupado.
Llegamos al
muro y yo me fui a sentar en primera fila con los hijos de Hefesto, después de
desearle suerte a mi hermana. Pero cuando iba a hacerlo Tyson me retuvo y me
preguntó:
-¿Cómo se
llamaba vuestra madre?
La pregunta
me sorprendió pero la respondí igualmente:
-Theresa
Davis.
Tyson me
dejó marchar pero antes de que nos separáramos le oí susurrar para sí:
-No es
posible...
No le di
importancia al comentario porque en ese momento Mar estaba empezando a escalar
el muro. Los dos primeros pisos estuvieron bien, mi hermana esquivaba las
lanzas, no se caía y no perdía apoyo con las rocas pero a partir del tercero
las cosas se complicaron. El nivel subió gracias a un gracioso hijo de Ares y
del muro empezaron a caer lava y fuego a borbotones. Mi hermana se agarró a una
piedra en medio de ese mar de lava que caía pero, no se por qué razón, yo vi
que ese no era un buen asidero. Todos los chicos de Hefesto de al lado me
dieron la razón al empezar a parlotear nerviosamente: “se ha puesto en la
salida de un chorro de fuego, solo es cuestión de tiempo que...”
No se qué
me dio pero me levanté, corrí hacía el muro y empecé a escalar, en poquísimo
tiempo, del que me maravillé después, llegué a donde estaba mi hermana sin
recibir ni un solo rasguño. Ella me miró sorprendida:
-¿Qué haces
aquí?
No había
tiempo para explicaciones, el chorro podía salir de un momento a otro, vi un
asidero algo más abajo y aprovechando un momento sin lava, empuje a mi hermana
hacía él quedándome yo solo ante la salida del fuego. Solo tenía que esperar a
un momento sin lava para bajar al asidero donde estaba mi hermana pero no logré
hacerlo. Escuché un ruido muy significativo y un chorro de fuego me dio en todo
el cuerpo, oí a mi hermana gritando mi nombre, oí a la multitud chillando y
algún grito de : “¡Sacadlo de ahí!” pero sabía que no podían hacer nada por mí.
El chorro
paró de golpe. Una hija de Hefesto amiga mía llamada Ámbar había desconectado
el muro no se de qué forma y una multitud empezó a escalar, seguramente hasta
donde pensaban que estaría mi cuerpo malherido. Sin embargo yo estaba
perfectamente bien y para la alegría de mi hermana me moví y me deslicé hasta
el suelo. Mar, que me había seguido, me abrazó allí.
-Ni se te
ocurra volver a intentar hacer eso.- Me advirtió.
Todos los
presentes me miraron alucinados pero alegres, sin embargo entre todas esas
caras vi la de Tyson, que estaba llena de preocupación. No pude acercarme a él
porque el jefe de la cabaña de Hefesto, un joven que tendría más o menos la
edad de Percy, se adelantó y me estrechó la mano.
-Encantado,
soy Leo Valdez.
En nuestro
apretón una llama salió de la mano de Leo y se encontró con la mía. No sentí
ningún dolor. Al reparar en esto Leo sonrió aún más.
-Soy un
hijo de Hefesto con la capacidad de crear llamas, el fuego no puede
dañarme.-Explicó al ver mi cara de asombro.- Tú y tu hermana debéis de ser
hijos de Hefesto también.
Esto fue
recibido por una ovación de sus compañeros de cabaña, sobre todo de Ámbar pero,
en ese momento un débil resplandor azulado apareció encima de la cabeza de mi
hermana y de la mía.
Miré la
sombra que está emitía y lo que vio me sorprendió: un tridente.
Leo calló y
con él el resto de su cabaña, patidifusos. Percy, apareció como salido de la
nada y dijo sonriente:
-¡Salve Mar
y James Davis, hijos de Poseidón!
Los de la
cabaña de Poseidón se acercaron sonrientes a felicitarnos, eran cinco en total
contando a Tyson y a Percy. La felicitación más tensa fue la del ciclope:
-Bienvenidos
hermanos.-Dijo ausente y con mirada perdida.
Pero
tampoco me pude preocupar por él esta vez. Percy y Leo se habían reunido en un
rincón y me llegaban retazos de su conversación:
-Son inmunes
al fuego o al menos James. Sin embargo son hijos de Poseidón. No lo
entiendo.-Decía Leo.
-A menos
que...-Dijo Percy mirando a Tyson- Pero es imposible... cuando encontré a Tyson
él lo sabía y para pasar desapercibido tenía que hacerlo queriendo. Es
imposible.
Luego
bajaron el tono y no escuché nada más.
-¿Qué ha
pasado?-Me preguntó mi hermana.
-Hemos sido
reconocidos, somos hijos de Poseidón.
-¿El padre
de los caballos?-Preguntó ella confusa.
No se de
dónde había sacado esa información pero seguramente era cierta.
-Pues sí...
somos hermanos de los caballos...
CAPÍTULO 5
Ese mismo
día nos mudamos a la cabaña de Poseidón, estaba bien. Nuestros hermanos eran
majos y había que reconocer que el campamento era genial, había algunas veces
que Mar echaba de menos a Dalia y a mis primas y era imposible que yo pasara un
solo día sin echar de menos a mi madre pero fuimos tirando.
Pasó un
mes, el mejor de toda mi vida, y nos dieron a elegir entre dos opciones:
quedarnos los tres días antes de la temporada de verano, que empezaba en todo
su apogeo entonces o volver a casa durante esos tres días antes de que esta empezara
para ver a familiares y eso.
Decidimos
quedarnos, la mayoría del campamento menos dos o tres personas hizo lo mismo.
No nos sorprendió, el campamento era el mejor lugar en el mundo.
Pero había
una cosa que me preocupaba: no nos quedaba casi “Niebla”, todo el campamento
había visto nuestros “ataques” por lo menos una vez y ya no se preocupaban si
nos daba uno en medio de una lucha o algo así. Sin embargo yo no sabía dónde en
Hades conseguía mi madre la “Niebla” y esta se nos estaba acabando.
Lo había
hablado con mi hermana y como no llegábamos a ninguna solución habíamos
decidido que solucionaríamos el problema cuando este llegara. Ese día había
llegado.
A la mañana
nos había dado un “ataque” y habíamos usado lo poco que nos quedaba. No
teníamos nada. Esperábamos que no nos diera otro con tan poco tiempo, sobre
todo porque no era placentero tener dolor sabiendo que no te lo puedes quitar.
Había intentado
hablar con Tyson sobre donde conseguía la Niebla pero este me evitaba
constantemente, algo bastante complicado porque nuestras camas estaban al lado
una de la otra.
Era la hora
de la cena. Estaba sentado en la mesa de Poseidón junto a Bruma una chica
morena y divertida y Peter un chico arrogante que me caía fatal. Mar estaba en
frente mía y Tyson en el extremo puesto
de la mesa.
De pronto
el dolor empezó, esta vez más fuerte que nunca, Mar y yo caímos al suelo
directamente. Al principio nuestros compañeros no se alarmaron pero al ver que
no nos recuperábamos ni nos pulverizábamos el spray empezaron a preocuparse.
Nuestros
hermanos y resto de campistas se arremolinaron alrededor de nosotros pero
Quirón y Percy pusieron orden.
-¿Qué os
pasa?-preguntó Percy.
Antes de
que nos diera tiempo a contestar el dolor remitió de golpe.
Levanté la
vista y Percy pegó un grito de asombro y el resto de los campistas también pegaron un
grito al verme. No me explicaba por qué hasta que miré a mi hermana.
Creo que
nuestro grito fue el más alto con diferencia. Ambos, aterrados, pedimos un
espejo para intentar comprobar nosotros mismos lo que acabábamos de ver en el
otro. Una hija de Afrodita nos tendió un espejo de bolsillo en el que vi que lo
que creía era cierto: con expresión asombrada, un solo ojo me devolvía la
mirada desde mi frente.
Todas las
miradas, incluida la nuestra, fueron hacia Tyson que nos miraba con una mezcla
de orgullo, preocupación, nerviosismo y... sí, vergüenza, escritas en la cara.
Quirón,
después de mirar hacia el sitio del señor D y ver que su silla estaba vacía
(había decidido acostarse temprano), dijo en voz alta:
-Creo poder
decir, sin equivocarme, que vosotros dos no erais conscientes de vuestra
condición. ¿No?
Negamos
ambos con la cabeza. Quirón también se volvió a mirar a Tyson por una razón:
acababa de encontrar a unos hermanos ciclopes, o al menos eso creíamos hasta
que él dijo:
-Lo siento
no sabía que vuestra madre.... ufff. –Sin saber que decir se dio la vuelta y
salió corriendo.
Percy, que
tenía cara de haber recibido un shock nos miró y dijo:
-No estoy
preparado para ser tío... No me puedo creer que Tyson... –Todo el mundo le
miró.-Voy a buscarle.-Añadió y salió corriendo en dirección al lago.
Yo, que no
había pillado la frase de Tyson como una revelación de nada, me quedé
estupefacto mirando hacia, donde unos segundos atrás, había estado Percy. Su
frase me acababa de crear unas dudas muy difíciles de aguantar. Y yo no quería
hacerlo.
Miré a mi
hermana, ella también quería respuestas. Así que sin hacer caso a nadie,
corrimos también en dirección al lago. No llegamos, Quirón se adelantó y montándonos
en su lomo nos volvió a llevar al comedor.
-¡Suéltame!-oí
que gritaba mi hermana.- ¡Queremos respuestas!
-Y las
tendréis, pero no ahora.- Dijo Quirón. Y como si nada hubiera pasado dijo-
Continuemos comiendo.
Nos
sentamos en la mesa de nuestro padre- recién conocido abuelo. Bruma no se
apartó cuando me senté al lado pero Peter no disimuló y se movió varios centímetros.
Le miré
enfadado:
-¿Qué
haces?- Le dije, aunque lo sabía perfectamente.
-Separarme
de tí , monstruo.- Fue su respuesta.
No lo vi venir,
Mar se levantó y gritó con toda la fuerza de sus pulmones:
-¡¡¡EL
MONSTRUO LO SERÁS TÚ!!! ¡¡¡¡NADIE LE LLAMA MONSTRUO A MI HERMANO!!!
Todo el
comedor se quedó mirando a Peter, quién tras un “Era una broma...”, decidió
concentrarse en su plato. Yo seguí hablando con mi hermana como si nada:
-¿No ves
todo muy raro?-pregunté.
-Sí, como
cuando te pones unas gafas de bucear, hasta que no te acostumbras no ves
nada.-Respondió ella.
Ámbar, se
levantó de la mesa de Hefesto y se acercó a la nuestra. Infringiendo
absolutamente todas las reglas, se sentó en el sitio que había dejado libre
Peter al separarse, pero Quirón no hizo ningún comentario.
-Eso
explica porque no te quemaste. Los ciclopes son ignífugos.-Me dijo. Luego me
tendió un artefacto y una caja de herramientas pequeña.-También son buenos
construyendo cosas, prueba a arreglarlo.
No se cómo,
adiviné que ese artefacto era un reloj y para el final de la cena siguiendo las
recomendaciones de Ámbar y algún que otro consejo por parte de Mar, quien
misteriosamente también sabía cómo hacerlo instintivamente, lo arreglé.
Ámbar me sonrió,
cogió el reloj y tras un “Me da igual que seas un cíclope.” dejo la mesa. Creo
que me quede con cara de alelado, porque Ámbar.... bueno ya me entendéis; era
lo más bonito que me habían dicho en toda la noche (excluyendo la intervención
de mi hermana, claro). Pero dejé de pensar en todo eso cuando mi hermana me
pegó un puñetazo en el hombro.
-Despierta.-
Me dijo divertida.
Era el
momento de los coros pero todo el mundo se distrajo cuando Tyson entró en
escena seguido de Percy, que tenía una expresión extraña. Todo el mundo le
miró:
-Mar, James,
Annabeth, Quirón... ¿Podéis venir?- Dijo Percy.
Obviamente
todos podíamos.
CAPÍTULO 7
Annabeth se levantó titubeante y se
acercó a Percy. Quirón, Mar y yo seguíamos a Tyson. Entramos al bosque y nos
paramos en un claro. Percy y Annabeth se separaron de nosotros y se pusieron a
hablar en un rincón, Quirón se unió a ellos dejándonos a solas con nuestro
posible padre. Antes de que pudiera empezar dije:
-Explícate, más vale que tus
respuestas sean buenas.
Tyson suspiró y se sentó en el suelo.
Me parecía demasiado joven para ser nuestro padre:
-¿Cuántos años tienes?- preguntó mi
hermana, que por lo visto pensaba lo mismo.
-Veintisiete. –Contestó.
“15 pensé, tenía solo 15 años...”
-La verdad es que mi explicación no
es muy buena... –Empezó Tyson.- Conocí a vuestra madre, sí. Ella sabía lo que
era, también... se enamoró de mí, sí. Yo de ella, también... la deje, sí. Pero
no era justo para ella vivir con un monstruo como yo...
-¡Cuidadito, qué al insultarte nos
insultas! –Exclamó mi hermana.
Yo sin poder aguantarme dije:
-¡También era injusto para ella tener
que cuidarnos sola! ¡Ella tenía tu edad cuando se quedó embarazada y nos tuvo
que sacar adelante!
Mi hermana me echó una mirada asesina
pero ignorándola, me centré en Tyson.
-Pero no me enteré que estaba
embarazada -Alegó él-. Y cuando la vi hace nueve años no me contó nada de
vosotros solo me preguntó dónde podía encontrarme en emergencias... Debería
haberlo adivinado... me dijo que conocía a alguien con mi mismo problema y que
debía pasar desapercibido, yo le dije dónde encontrar la niebla. Fui un
estúpido.
No dije nada, si mi padre creía que
íbamos a decirle: “No pasa nada, papá” y perdonarle por dejar a nuestra madre
podía esperar sentado. Al menos yo no lo iba a hacer.
-¿Por qué
no dijiste nada?-Preguntó mi hermana.- Nos evitabas, sospechabas algo.
-Era eso,
una sospecha, pero me parecía que todo coincidía: el nombre de vuestra madre,
la edad, los dolores en los ojos, que erais ignífugos, que Poseidón os había reclamado
pero de una forma más débil... Y luego cuando os vi el ojo.... Simplemente no
quería creerlo, no creo que pueda ser... padre, ¡con lo que me cuesta cuidar de
mí mismo!
Dijo esto
último intentado hacernos reír, pero yo solo entendía una cosa, mi padre no era
un dios que no había tenido otra opción que dejar a mi madre: era un monstruo
del que había heredado su condición. Y no me refiero a qué tuviera solo un ojo.
Abrí la
boca y deje salir todo lo que había estado guardando para mí, todo el dolor, el
enfado, la soledad... todo. Y hasta que no acabé no hubo quién me parara.
Hasta yo
mismo me había dado cuenta que me había pasado pero... el mal ya estaba hecho.
Era de noche y oía la respiración regular de todos mis compañeros de cabaña
(que se habían convertido automáticamente en tíos), menos la de uno. En la cama de al lado, Tyson
no dormía; yo sabía que no lo hacía. Y él sabía que yo tampoco dormía.
Eso lo volvía más incómodo. Él no podía dormir
por todo lo que le había dicho, le había dicho de todo y lo peor era que
algunas de las cosas eran verdad, y él lo sabía. Yo no podía dormir por los
remordimientos de habérselo dicho. Me había sentido bien en su momento, ahora
no tanto. No podía más.
-¿Tyson?
–Susurré (no iba a empezar ahora a llamarle papá).
-¿Qué?-Respondió
él. Su voz sonaba dolorida, triste, hundida... tomé aire.
-¿Puedo
hablar contigo?
Durante
unos minutos no hubo respuesta. Luego Tyson empezó a levantarse y salió de la
cabaña , me esperó fuera. Yo cogí otro de los artefactos que me había dado
Ámbar (hacer algo me relajaba) y la pequeña caja de herramientas.
Al ver lo
que me llevaba conmigo mi padre asintió. Fuimos hasta la orilla del lago.
Todavía sin
decir ni una palabra nos sentamos en una de sus orillas. Estuvimos unos minutos
en un silencio tenso. Yo estaba toquiteando el aparataje del artefacto (tenía
que ser una especie de dragón de cuerda) cuando Tyson dijo:
-Así te lo
vas a cargar, gira el otro engranaje.
Miré lo que
había estado haciendo, Tyson tenía razón. Giré del otro engranaje y seguimos en
silencio aunque este era un silencio agradable. Al final tomé la palabra:
-Tyson...
perdóname, no debería haberte...
Tyson me
calló con un gesto.
-Es todo
culpa mía.
Pero lo
dijo tranquilo, sin remordimientos o angustias, eso me llamó la atención y
aunque me enfadó un poco, me dio fuerzas para seguir la conversación.
Esa noche
perdoné y fui perdonado, conocí a mi padre y la verdad es que me gustó lo que
vi. Me encantó cuando, de madrugada, Tyson despertó a las nereidas para que
juguetearan con las aguas del lago.
Alrededor
de las cuatro volvimos a la cabaña y me metí en la cama:
-Duerme
bien.-Me dijo Tyson. Me hizo gracia que intentara decir una frase de padre, no
le pegaba. Le guiñe mi ojo, pensé que era un poco absurdo porque era como
parpadear, pero creo que entendió el gesto.
-Y tú.
Antes de
caer profundamente dormido me imaginé la cara que pondría mi hermana al ver la
relación que teníamos Tyson y yo. Las caras que pondrían mis compañeros cuando
se dieran cuenta que me daba igual ser medio ciclope, porque ese medio que
tenía era de Tyson. Aunque seguía estando enfadado con él, esa noche mi odio
había disminuido y, me di cuenta de que, con el tiempo lo superaría, como la
muerte de mi madre.
Y sobre
todo el pensamiento que más perduró hasta cuando me dormí fue el de haber
encontrado un hogar y el de poder estar, por fin, en paz.
FIN
-Esta es una historia escrita por nosotras, es un fanfic de Harry Potter:
Recuerdos regalados
Basado en los libros de J.K Rowling
James de 10 años y
Albus de 9 jugaban al ajedrez mágico en la alfombra mientras Lili de 7 años
de edad animaba. Cuando Harry miró el caballo de Albus estaba siendo machacado
por la torre de James.
-
¡Harry! Teddy estará a punto de llegar. Ayúdame
con los adornos-dijo Ginny-.
Harry salió de sus ensoñaciones y con un movimiento de
varita hizo aparecer en una pancarta colgada sobre la mesa las palabras “FELIZ 17º CUMPLEAÑOS, TEDDY”.
Ginny lo miró con aprobación. Con un último movimiento los platos se colocaron
en la mesa y Ginny se volvió hacia los niños:
-
Rápido, guardad los juegos y poneos una ropa
decente.
-
Pero mamá…- protestó James.-
-
Nada de peros, haz caso a tu madre-dijo Harry,-
venga id volando a cambiaros.
Los niños corrieron escaleras arriba, justo en
ese momento sonó el timbre de la puerta principal. Ginny miró hacia la puerta
pero Harry adelantándose dijo:
-
No te preocupes, ya voy yo.
Harry se dirigió a la puerta
principal, la abrió, allí estaban Molly
y Arthur (con bastantes años encima), George y Angelina, Teddy, Bill y Fleur con
su hija Victorie, Hermione y Ron y sus hijos Rose y Hugo. La abuela de Teddy, Andrómeda
había fallecido el año anterior, por ello Teddy vivía con los Potter la mayor
parte del tiempo por la condición de Harry de padrino. Pero Teddy siempre era bien
acogido por los Weasley. Esa noche la había pasado en casa de Ron y Hermione
para que pudieran preparar una fiesta a Teddy sin que él sospechara.
- Hola, ¿llegamos tarde? –Preguntó Ron-
-Ya sabes que no, venga
pasad- respondió Harry.
Teddy,
al que solo le habían dicho que iban a comer a casa de Harry y llevaba el pelo
turquesa para la ocasión, fue el último en entrar y Harry aprovechó para
decirle:
- 17 años ya…
Felicidades, ¿Cómo lo has celebrado? Yo la mañana de mi 17º cumpleaños para celebrar
que podía hacer magia hice un hechizo accionador a las gafas… pero como estaba medio dormido
una patilla se me metió en el ojo.
Teddy se hecho a reír y
Harry con él. Pasaron al comedor donde Ginny
había acomodado al resto de los invitados. Teddy entró en la cocina y al
reparar en los adornos se quedó en la puerta boquiabierto.
-
No teníais porque hacer todo esto… me bastaba
con un felicidades.
-
Me recuerda a ti, Harry-dijo Molly- en tu 17º
cumpleaños no quisiste que me complicara ni que preparará nada.
-
Hombre, Molly, era la víspera de la boda de Fleur y Bill no quería
más preocupaciones por tu parte.-contestó Harry y le hizo un guiño cómplice a
su ahijado.-
Tras
hablar un rato empezaron a cenar. Obviamente la comida hecha por Ginny estaba
deliciosa. Teddy estaba sentado a la cabecera de la mesa, cerca suya se
sentaban Albus, James, Lily, Hugo, Rose y Victorie. Hacia la mitad del segundo
plato el pelo de Teddy cambió a rojo y de ahí a amarillo, al darse cuenta de
ello los chicos empezaron a pedir sus narices, ojos y pelos favoritos.
Los
adultos recordaron, al momento, la misma situación que había sucedido 18 años
antes cuando Tonks había cambiado de color y forma del pelo varias veces, en
una comida en la Madriguera, para complacer a Ginny, Fred, George, Hermione,
Ron y Harry.
Harry
miró a Ginny y por la mirada que ella le lanzó, supo que se acordaba. Ay,
cuanto echaba de menos a Tonks y a Remus… y si él los echaba tanto de menos no
se podía ni imaginar lo que sentiría Teddy, pues él casi no sabía cosas sobre
ellos. Ese pensamiento le hizo tomar una decisión que había estado posponiendo
muchos años .Al fin y al cabo Teddy era mayor de edad y tenía derecho a saber ,por
mucho dolor que le causase, la verdad. Harry miró al frente y suspiró, ya sabía
que iba a regalarle a Teddy.
Tras un
magnifico postre y unas cervezas de mantequillas llegó la hora de los regalos;
Rose y
Hugo se adelantaron con un paquete envuelto y mientras todos cantaban:
“cumpleaños feliz” Teddy recibió su primer regalo: era un chivatoscopio y un ejemplar
de quiddicht a través de los tiempos.
-Gracias….
¿Cómo sabíais que había perdido el otro? - dijo Teddy.-
-Ahhh
las paredes oyen….- respondió Hermione-.
Tras un
reloj de Molly y Arthur (es la tradición de
nuestra familia), una bolsa con más de 100 artículos de broma de George
y Angelina, un juego de mantenimiento de la escoba de Bill y Fleur, un juego
nuevo de patifichas de Albus, James, Lili y Victoire, llegó el turno de una
escoba nueva, una Saeta de Fuego modelo 3 de parte de Ginny y Harry. Teddy se quedó
asombrado y lo único que pudo decir fue:
-Pero…¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tío
Harry, tía Ginny os habéis pasado, es una Saeta de Fuego 3 la mejor del
mercado!!!!!!!!!!!!!!!
-Soy tu
padrino tengo que darte algún capricho, ¿no?-bromeó Harry- Además no se cumplen
17 años todos los días.
-Muchíííííísimas
gracias, a todos. No me lo esperaba.
Tras
unas horas de charla , Angelina dijo:
-Lo
siento mucho pero nos tenemos que ir.
-Nosotros
también.-dijo Fleur.-
-Y
nosotros. –dijo Arthur.-
-Bueno
pues por los visto nos tenemos que ir todos, -dijo Ron.- ¿te vienes Teddy?
Pero
Harry interrumpiéndole le dijo:
-Perdona
Ron pero prefiero que Teddy se quede con nosotros esta tarde y esta noche.-
Ginny le miró, Harry le dijo con la mirada “luego te digo” y Ginny asintió.-
¿no os importa verdad Ron? ¿Teddy?
-Claro
que no, hombre faltaría más. Bueno adiós, Harry, Ginny una comida
maravillosa-se adelantó Hermione.-
La sala
se fue vaciando, la gente se despidió y se fueron mediante Aparición. Harry se
acercó a Ginny y le dijo:
-Ha llegado
el momento ,se lo voy a enseñar.- solo dijo eso pero fue suficiente,-
Ginny le
miró con una mirada aprobatoria, aun así le preguntó:
-¿Crees
que ha llegado el momento?
-Estoy
seguro.
CAPITULO 2
Teddy
miró a Harry y a Ginny, no había podido
evitar oír lo que Harry le había dicho a Ginny y estaba preocupado ¿que era eso
que tenían que enseñarle? Harry pareció adivinarle los pensamientos porque le
miró y le dijo:
-Teddy,
ven conmigo, tengo algo que decirte.
Dicho
esto se encamino hacia el antiguo dormitorio de Sirius que era ahora su
despacho, Teddy le siguió. Al llegar Harry cerró la puerta.
-Mira
Teddy soy tu padrino y… soy responsable de ti y tú educación.
-“Empezamos mal” pensó Teddy “igual me he equivocado y quiere echarme un
sermón sobre los estudios.”
-Por lo
que creo que es conveniente que sepas… la verdad y quiero ser yo quien te lo
diga.
Teddy
interrumpió su hilo de pensamientos y miró incrédulo a Harry:
-La
verdad, ¿sobre qué?- preguntó aunque creía saber a qué se refería.-
-Sobre
tus padres… -una mueca apareció en el rostro de Teddy, no le gustaba hablar de
ello pero tampoco sabía casi nada sobre ellos, lo único que sabía es que habían
sido 2 héroes que se habían sacrificado como otros muchos en la gran batalla de
Howgarts, pero él no quería héroes, quería padres; también sabía que su madre
Tonks era una metarmofomaga y su padre Remus Lupin, un hombre lobo. También
tenía algunos detalles e historias sin importancia pero…nada más.
-Te voy
a entregar mi regalo…-dijo Harry rompiendo el hilo de sus pensamientos.-
-Pero ¿y
la escoba?
-Eso era
un capricho que te he dado, para algo soy tu padrino, el verdadero regalo es
este…-Harry sacó de un armario un objeto que Teddy reconoció al instante.-
-Es un
pensadero.-Dijo Teddy que empezó a adivinar cuál era su regalo.- sirve para ver
recuerdos entonces vamos a…
-Exacto-interrumpió
Harry.- vas a entrar en mis recuerdos, entraré contigo y te explicaré lo que
estás viendo.
-Pero,
¿Qué voy a ver?
-Vas a
ver algunos de los recuerdos que tengo de Tonks y Remus. Solo son algunos, pues
si ves todos mis recuerdos podemos pasarnos días o incluso meses aquí.
Obviamente puedes decidir verlos o no, ¿quieres ver estos recuerdos?
-Sí.-
musitó Teddy, iba a ver a sus padres…. aunque fuera en un recuerdo.-
-Eso
pensaba.-Harry se llevó su varita a la cabeza y de ahí saco un hilo
plateado que vertió en el pensadero.-Ven
aquí, asómate, vamos a ver 5 recuerdos algunos divididos: cuando conocí a Remus
Lupin y una de sus clases, cuando conocí a tu madre y una cena en el nº 12 de
Grimmaud Place en la que estuvo presente, un anuncio muy especial, una
discusión mía con tu padre y luego su vuelta y otro anuncio , la batalla de
Hogwarts: cuando llegan tus padres para luchar y cuando mueren, por ultimo te
enseñare un recuerdo de tu padre que tiene un mensaje bastante claro para ti.
Harry se
percató en la cara de nerviosismo de su ahijado por lo que le dijo:
-Como no
son todos los recuerdos que tengo de ellos te dare una copia del resto de mis recuerdos que
tengan que ver con tus padres para que puedas verlos con tranquilidad en mi
pensadero cuando te apetezca, puedes pedírmelo siempre que quieras y contestare tus dudas sobre los recuerdos
que veas. ¿Estás preparado? ¿quieres hacerlo?
-Sí,-
Teddy se acercó al pensadero y cogió la mano de Harry.- Estoy listo.
Harry se
inclinó sobre el pensadero y Teddy notó como eran arrancados del suelo para
aparecer en un lugar que conocía bien, el Expreso de Hogwarts. Aparecieron en
un compartimento vacío, allí se
encontraba un señor dormido sentado en un asiento, en su maleta ponía “profesor Lupin” Teddy contempló a su padre
para no olvidar detalle.De pronto en el compartimento entraron 3 personas,
Teddy se sorprendió mucho al ver a Harry, Ron y Hermione en una versión mucho
más joven ante él. Buscó con la vista al verdadero Harry, a su padrino y lo vio
contemplándose divertido. Harry (el verdadero) le dijo:
-Ay qué
joven estoy...- y al ver la mirada de preocupación de Teddy le dijo
despreocupadamente.- no te preocupes no pueden vernos, oirnos, ni sentirnos.
Entonces
Ron (versión 13 años) habló:
-¿Quién
crees que será?- mientras señalaba a Remus y se sentaba.-
-Es el
profesor R. J. Lupin. Lo pone en su maleta- dijo una Hermione también
rejuvenecida.-
-Me
preguntó que enseñara-otra vez Ron.-
-Solo
hay una vacante, defensa contra las artes oscuras, ¿no?-Hermione de nuevo.
Los
chicos siguieron hablando pero Teddy dejo de prestarles atención, observaba a
su padre, tiempo después el tren fue perdiendo velocidad.
-¿Hemos
llegado ya a Hogwarts? –le preguntó Teddy a Harry (el Harry adulto).
-Sssh…
mira y veras.
Teddy
escuchó el ruido de los estudiantes y debido a su sorpresa dedujo que no
esperaban esa parada, de pronto se cortó la luz. Un chico entró en la sala,
Teddy lo reconoció era el Profesor Neville, también con 13 años, quien se sentó
encima del gato de Hermione y gritó de dolor, luego también entró Ginny y al
intentar sentarse se formó un jaleo interrumpido por una voz ronca que dijo:
-¡Silencio!-Teddy
miró hacia la fuente de la voz, su padre se había despertado, se oyó un chisporroteo
y una luz iluminó el compartimento. Parecían un puñado de llamas que Remus
tenía en la mano.- No os mováis.
Antes de
que pudiera alcanzar la puerta un dementor entró en la estancia, todo el mundo
se quedó quieto y Harry (el de 13 años) se
quedó rígido, se cayó del asiento y empezó a agitarse. Entonces Remus se
acercó al dementor y le dijo:
-Ninguno
de nosotros tiene a Sirius Black bajo la capa, vete.
El
dementor no se marchó así que Teddy vio como de la varita de su padre salía un
patronus. El dementor se fue, las luces volvieron, el tren se puso en marcha y
Ron empezó a darle tortas al Harry de 13 años para que despertara. Teddy le
preguntó al Harry verdadero:
-¿Qué te
paso, Tío Harry, porque te desmayaste?
-Porque
cada vez que alguien que ha vivido una mala experiencia se acerca a los dementores recuerda ese momento de su
vida. Yo escuchaba la muerte de mis padres, esa fue la primera vez y solo oí a
mi madre gritar, pero me encontré con dementores otras veces y llegue a oír la
muerte de mis padres entera.
-Ahhh,
lo siento. –dijo Teddy, quien se sentía fatal por haber preguntado.-
Mientras
tanto el Harry de 13 años se había
despertado:
-¿Qué ha
sucedido? ¿quién era ese ser? ¿Quién gritaba?
-No
gritaba nadie.-Respondió Ron.-
-Era un
dementor.-dijo Remus, quien empezó a partir chocolate.-Tomad, coméoslo.-dijo
entregando un trozo a cada uno.-
-Bueno
ya es suficiente vamos a pasar a un de las clases de tu padre.-dijo el Harry autenticó
a Teddy.-
Tras un
estallido la imagen se disolvió y aparecieron en un aula de Hogwarts donde
estaban sentados todos los alumnos de clase de Harry. Teddy identificó al
Harry, Ron, Hermione y Neville de 13 años en la segunda fila.
Al poco
tiempo entró Remus Lupin y la clase comenzó. No hace falta explicar que Teddy
pasó una hora de recuerdo magnifica viendo a su padre dar una clase que a él le
pareció muy corta. Una vez terminada la clase, Harry (el verdadero) le dijo:
-Bien,
ahora vamos a conocer a tu madre. Vamos.
Teddy
asintió y la imagen cambió de nuevo.
CAPITULO 3
Aparecieron
en un dormitorio muy pequeño y desordenado Harry (versión 15 años) estaba
tumbado en la cama mirando al techo.
-No
tenías el cuarto muy ordenado, ¿eh?-bromeó Teddy.-
-La verdad
es que no, pero tienes que comprender que llevaba 4 semanas sin saber nada del
mundo mágico y estaba muy deprimido.
En ese
momento un señor gordo y feo entró en el cuarto y le dijo a Harry:
-Vamos a
salir, no toques el televisor, ni la nevera, ni el ordenador, ni hagas ninguna
cosa rarita, ni llames a los de tu calaña ni los menciones siquiera mientras
estamos fuera. Voy a cerrar tu puerta con llave ¿Entendido?
-Si.-dijo
el Harry de 15 años con voz resignada.-
El
hombre se fue y Harry (el autentico ) le dijo a Teddy:
-Has
conocido a mi encantador tío.
-¿Te
criaste con él?
Harry no
contestó, no hacía falta. En ese momento el Harry de 15 años se levantó de la
cama: había oído un ruido. Teddy escucho con más atención y oyó voces, algunas
familiares.
Harry
(de 15 años) se levantó y bajo al vestíbulo oscuro, allí se oyó una voz que dijo:
-Harry,
¿eres tú?
Una luz
apareció de la nada y Teddy pudo ver a su padre, a otros tres magos y a una
joven de cabello violeta.
Tras
hablar un rato con el Harry de 15 años y de presentar al resto de los
acompañantes, a Moody, a Kingsley, a Elphias Doge y a Dedalus Diggle, Lupin
presentó a la mujer del pelo violeta.
-Y esta
es Nymphadora…
-No me
llames Nymphadora, Remus.-protestó la joven bruja.- Me llamo Tonks.
-Nymphadora
Tonks que prefieren que le llamen por el apellido- terminó Lupin.-
-Tú
también lo preferirías si la necia de tu madre te hubiera puesto Nymphadora.
Teddy río
y se estremeció al mismo tiempo. Así que esa era su madre, una metarmofomaga. La
miró con detenimiento para quedarse con los detalles. Las personas del recuerdo
siguieron hablando, Harry (el auténtico) le dio un suave apretón en la mano
para que volviera a centrarse en la conversación, en ese momento el Harry de 15
años preguntó :
-¿Nos
vamos ahora?
-Sí.-le
contesto Lupin.- Ve a preparar el equipaje te llevaremos a la casa de tu
padrino, es nuestro cuartel general. Tonks te ayudará.
Subieron
por las escaleras hasta la habitación de Harry con su desorden.
-Estos
muggles son muy limpios, ¿no? Mi padre es un muggle y es un dejado. Supongo que
habrá de todo como en los magos. Este sitio es poco natural, está demasiado
limpio.- entró en la habitación- Aha esto está mucho mejor.
Harry
empezó a meter libros en el baúl rápidamente y Tonks se detuvo frente al espejo
del armario y le dijo al Harry de 15 años:
-Creo
que el color violeta no es el que más me favorece. ¿No crees que me da un aire
un poco paliducho?- Harry no contestó- Si, no cabe duda.- a continuación cerró
los ojos y ante la sorpresa del Harry de 15 años el cabello cambió de color.
-¡Tu
pelo, ahora es rosa chicle!
-Sí soy
una metarmofomaga, puedo cambiar las partes de mi cuerpo de forma, imagínate, pase el examen de transformación sin estudiar
nada pero casi suspendo el examen de disimulación, soy muy patosa.
-¿Era
una auror?-le preguntó Teddy al Harry adulto.-
-Sí, si
era, y muy buena además.
Teddy se
quedó viendo a su madre que en ese momento
hacia un hechizo para guardar el equipaje.
-Creo
que ya hemos visto suficiente.-Le dijo Harry a Teddy de nuevo.-Vamos.
La
imagen se desvaneció y aparecieron en un sitio familiar, la cocina del nº 12 de
Grimmauld Place, allí estaban todos los Weasley, Harry, Ron, Hermione, Ginny,
Sirius y sus padres: Tonks y Lupin. En medio de la comida sucedió algo, las
chicas; Ginny y Hermione, y los gemelos empezaron a pedirle a Tonks sus narices
favoritas como habían hechocon Teddy hace dos horas en la comida de su cumpleaños.
-Quería
enseñarte este recuerdo porque me he
acordado de él en la comida, estabas haciendo lo mismo que tu madre sin saberlo
y sin haberla visto antes, por ello he decidido que tenías derecho a saber.-Le
dijo Harry a Teddy, quien le miró pensando en todo ello.-Sigamos.
La
escena se desvaneció una vez más.
CAPITULO 4
Aparecieron
en la enfermaría de Howgarts, allí estaban los gemelos, Ron y Ginny Weasley, la
profesora McGonagall, la enfermera Pomfrey, Hermione, Harry, Neville, Luna,
Lupin y Tonks. Rodeaban una cama en la que estaba Bill cubierto de cicatrices.
En ese momento entraron Molly, Arthur Weasley y Fleur.
-Molly ,
Arthur, lo siento tanto.- dijo la profesora McGonagall.-
La
señora Weasley empezó a darle un ungüento que le tendió la enfermera Pomfrey a
Bill en las heridas mientras se echaba a llorar:
-Y
además Dumbledore ha muerto.- luego cambió de tema.- Mi Bill…era tan
guapo.-entre sollozos.- Se que no es importante el aspecto que tenga pero justo
ahora que iba a casarse…
- ¿Qué quiege
decig eso?-interrumpió Fleur.- ¿Cgees que pogque a Bill le haya mogdido un
hombge lobo dejagá de quegegme? Deme eso- Fleur le quitó el ungüento de las
manos a la señora Weasley y empezó a dárselo ella. Teddy se sobresaltó al oir
esto ¿su padre había mordido a alguien?- ¿O quizás cgees que no voy a quegegle
yo a él pogque no sea tan guapo? Pues estas equivocada, mi belleza basta paga
los dos y yo le quiego a él. Además cuando Fenggir Ggeyback le mogdió no ega
luna llena, no le pasaga nada ¿vegdad Lupin?
Teddy
suspiró aliviado, su padre no había mordido a Bill.
-No, no
creo que Bill se convierta en un hombre lobo propiamente dicho pero puede que
Bill desarolle algunos rasgos lobunos a partir de ahora.
Fleur
suspiró aliviada y se puso a hablar con
la señora Weasley. En ese momento Tonks que hasta entonces había permanecido
callada le dijo a Lupin,en voz tan baja que solo lo oyeron Teddy y Harry (el adultol):
-Ves, a
ella no le importa tampoco que a Bill le hayan mordido.
-Es
distinto, soy mucho más mayor que tú y yo si soy un hombre lobo completo, me
transformo las noches de luna llena. Si te casas conmigo te despreciaran por hacerlo
con alguien como yo, te quiero demasiado no te lo mereces.
- Puedo
soportar todo mientras este contigo. Además tú no eres un hombre lobo, tú eres
Remus Lupin y te quiero, tú eres una buena persona. Puedes controlarte con la
poción matalobos. Por favor no me vuelvas a decir que lo nuestro no es posible
porque no es así.
- Por favor,
no me gusta verte así sabes que te quiero, no quiero verte sufrir.
Teddy
había asistido a esta conversación y emocionado
veía como sus padres hablaban, en cada palabra suya había un amor infinito hacía
el otro pero a la vez en la de su padre
había miedo, miedo a que rechazaran a Tonks. En ese momento Harry le cogió del
hombro y suavemente tiró de él.
-¡Vamos!
La
escena se desvaneció de nuevo, mientras pasaba, Harry le explicó a Teddy;
-Tus
padres se casaron ese mismo verano y Lupin era muy muy feliz con tu madre, te
digo esto para que no interpretes mal el recuerdo siguiente. En este recuerdo yo estaba con Hermione y Ron
buscando los Horrocuxes. Habíamos parado en la casa de Sirius para hacer pensar
nuestro siguiente movimiento… Cuando tu padre apareció.
Aparecieron
en el nº 12 de Grimmauld Place de nuevo, esta vez en la cocina. Ron y Hermione (versión
17 años) estaban hablando y Harry (de 17
años también) leía un periódico. De repente se oyo un ruido en la puerta
principal y Harry y Ron levantaron la
cabeza y se acercaron a la puerta, Hermione los siguió y Teddy y el otro Harry
también. Se oyo una voz que decía :
-¿Severus
Snape?- y un Dumbledore fruto de una maldición apareció de la nada.-
-Yo no
te maté Dumbledore.- dijo otra voz , la proyección de Dumbledore desapareció y
los presentes pudieron distinguir a Remus Lupin en la puerta, Ron y Hermione
que habían levantado las varitas , las bajaron aliviados al verle pero Harry
(el recuerdo) no la bajo y dijo:
-¡Ponte
donde podamos verte!
-Soy
Remus John Lupin, hombre lobo apodado Lunatico, uno de los creadores del mapa
merodeador, casado con Nymphadora también conocida como Tonks y te enseñé a
hacer tu patronus que tiene forma de ciervo, como el de tu padre apodado
Cornamenta.
Por lo
visto el Harry recuerdo se dio satisfecho con esa información porque bajo la
varita y sonrió a Remus:
-Uf,
tenía que comprobarlo, ¿no?-se disculpó.-
-Claro
que tenías que hacerlo. Ron, Hermione como exprofesor vuestro me veo obligado a
deciros que no deberíais haber bajado la guardia tan rápido-dijo Remus.-
Después
de aquello se dirigieron a la cocina donde estuvieron un rato muy largo
hablando sobre el estado de todo el mundo y el regreso de Voldemort. Tras un
rato Lupin expuso el tema que le había llevado hasta ahí:
-Si no
puedes confiármelo Harry lo entenderé pero la Orden piensa que Dumbledore te
había encomendado una misión.
-Es
verdad, pero no puedo decirte en que consiste lo siento.
-Me lo
esperaba, pero yo podría serte útil.-Remus de nuevo. Teddy se extraño ¿porque
estaba siendo su padre tan pesado?, la misión era confidencial.-No hace falta
que me conteis exactamente que os traéis entre manos, os ayudare.
Harry
titubeó pero Hermione dijo:
-Pero…
¿y Tonks?
-¿Qué
quieres decir?.-Preguntó Lupin, Teddy no se lo podía creer, ¿su padre pensaba
dejar a su madre?—
-Bueno estáis
casados, ¿qué opina ella?- preguntó Hermione de nuevo.-
-Tonks
se quedará en casa de sus padres; no correrá riesgos.
Teddy se
quedó patitieso ¿Cómo podía hablar su padre de su madre asi con un tono rayando
la indiferencia? Hermione preguntó a Lupin:
-¿Ha
pasado algo entre tu y Tonks?
-No , no
ha pasado nada.- Teddy no podía explicarse lo que su padre decía, ¿Qué pasaba?.
Hubo un silencio incomodo que Remus rompió
con las palabras:
-Tonks
va a tener un hijo. -¿ese era el problema? se preguntó Teddy ¿su nacimiento?-
El Harry
adulto adivinó lo que pensaba Teddy por que le dijo:
-No
juzgues sin saber, y ahora siento mucho lo que vas a ver, me siento muy
avergonzado por lo que dije pero creo que entenderás la razón por la que lo
hice.-Teddy se sintió mejor-
En ese
momento los chicos estaban felicitando a Remus, quien compuso una sonrisa y dijo:
-¿Aceptáis
mi oferta? ¿Nos vamos los 4 juntos?
-Espera.-interrumpió
Harry.-¿quieres dejar a Tonks en casa de tus padres y acompañarnos?
CAPITULO 5
Teddy
miró a su padre, se fiaba de Harry pero quería saber porque Remus quería dejar
a Tonks y a él a la vez. En ese momento su padre dijo:
-Sí,
allí no corre ningún peligro; sus padres cuidaran de ella. Estoy seguro de que a
James le habría gustado que me quedara contigo Harry.
-Pues yo
no.-dijo el Harry recuerdo.-Yo estoy seguro que a mi padre le habría gustado
saber porque no te quedabas con tu hijo.
Lupin palideció
y Teddy esperó la respuesta, Harry había planteado la pregunta que él mismo se
estaba haciendo.-
-Veo que
no lo entiendes.-dijo Remus.-
-Pues
explícamelo-dijo Harry.-
-Cometí
un grave error al casarme con Tonks. Lo hice en contra de lo que me dictaba mi
instinto y me he arrepentido mucho.
-¿Y por
eso vas a dejarle tirada a ella y al niño?
Lupin se
levantó bruscamente de la silla y los miro con furor.
-¿No
entiendes lo que les he hecho a mi esposa y a ese futuro hijo?¡Nunca debí
casarme con ella! ¡La he convertido en una marginada!- dio una patada a la
silla.-¡Tú solo me has visto rodeado de miembros de la orden o en Hogwarts bajo
la protección de Dumbledore! El resto de la gente que conoce mi condición no me
dirige la palabra! ¿No te das cuenta de lo que he hecho? Hasta los padres de
Tonks están molestos por la boda. Y el niño…. Y el niño… ¡Los de mi clase no
suelen reproducirse! Ese niño será como yo, seguro. ¿Cómo puedo perdonarme si
me arriesgue a transmitirle mi condición a un niño inocente sabiendo lo que hacía?
¡Y si por obra de algún milagro el niño no es como yo estará mucho mejor sin un
padre del que se avergonzará toda la vida!
Teddy lo
entendió todo de pronto, no era que su padre no le quería. Era que le quería
tanto que no quería que heredara la condición de hombre-lobo. Teddy tuvo que
retener unas lágrimas.
-Lupin-Dijo
Hermione.-No digas eso, ¿ cómo va a avergonzarse de ti?
-No
creas Hermione, yo me avergonzaría de alguien que quiere dejar a su hijo en la
estacada.- dijo el Harry recuerdo.-
Tras ese
comentario Harry y Remus empezaron una discusión que acabo con la desaparición
de Remus.
-¡Harry!-dijo
Hermione.- ¿porque has hecho esto?
-Los
padres no deben abandonar a sus hijos a menos… que no tengan más remedio.
El Harry
adulto se acercó a Teddy y le dijo:
-Lo
siento Teddy por la discusión pero era necesaria para que entendieras. Un mes
después Remus volvió con Tonks. Vamos a ver otro recuerdo en el refugio de Bill
y Fleur.
CAPITULO 6
Aparecieron
en la cocina. Se oyó un fuerte golpe en la puerta de la calle y todos los que
se encontraban en la cocina del refugio se volvieron hacia allí, en la sala
estaban Fleur, Bill, Harry, Ron, Hermione, Dean Thomas y Luna.
-¿Quién
hay ahí?- dijo Bill.-
-Remus
Lupin, casado con Tonks. Soy un hombre-lobo y tú el guardián de los secretos me
revelaste la dirección para que viniera en caso de urgencia.
-Pasa
Lupin.-dijo Bill.-
Teddy se
preocupó ¿cuál sería la urgencia? Lupin entró en la sala miró quien estaba allí
y sonriendo de felicidad gritó:
-¡Es un
niño! Le hemos puesto Ted como el padre de Dora.
-¿Qué?
¿Qué Tonks ha tenido el bebé?
-¡Sí sí!
¡Ha tenido el bebé!- gritó Remus radiante de felicidad.
Todos
dieron gritos de alegría y empezaron a felicitar a Remus.
-Sí, sí, es un niño.-repitió Remus que estaba aturdido de alegría, rodeo la mesa y llego
a donde estaba Harry lo abrazó y le dijo- Gracias, ¿quieres ser el padrino?
-¿Yo…?-
preguntó Harry atónito-Pues… sí claro, vaya.
Bill
trajo vino y celebraron el nacimiento de Teddy, brindando por él:
-¡Por
Teddy Remus Lupin, un gran mago en potencia!-dijo Remus.-
-¿ A quién
se pagece? – dijo Fleur con su acento frances.-
-Yo creo
que a Dora , pero ella dice que es igual que yo. No tiene mucho pelo, al nacer
lo tenía negro pero al cabo de una hora ya lo tenía pelirrojo. A estas alturas
lo tendrá rubio.
Al rato
Remus dijo:
-No, no, de verdad tengo que marcharme. Adiós, adiós. Volveré dentro de unos días e
intentare traeros fotos.
Teddy
que hasta ese momento se había quedado en una esquina viendo como celebraban su
nacimiento con una sonrisa de felicidad y desconcierto a la vez se irguió y
dirigiéndose al Harry adulto dijo:
- Se le
ve mucho más animado.- Harry sabía que se refería a Lupin.-
-Sí, te
quería mucho Teddy, de verdad.-luego cambió de tema y fingió no ver una lagrima
indiscreta que Teddy se había enjuagado apresuradamente.-También has visto como
me decía que iba a ser tu padrino, entonces no sabía hasta qué punto se fiaron
Remus y Tonks de mí… cuando murieron y te encontraste como yo de niño…. Solo en
el mundo decidí que nunca, nunca tendrías que pasar por lo mismo que yo; tu tenías
a tu abuela y a mí pero yo tenía a mis tíos que se portaron fatal conmigo. Creo
que nunca te ha faltado lo más importante: amor. ¿no crees?
A Teddy
ya no le importó que Harry le viera llorar porque el mismo Harry lloraba pero
aun así se apresuró a asentir con la cabeza para darle la razón a su padrino.
Mientras
la escena se había desvanecido y habían aparecido en la sala de los menesteres
de Hogwarts, por uno de los armarios empezaron a entrar mucha gente entre ellas
Remus quien le dedico una mirada a Harry y le enseñó una foto. Teddy se acercó
y vio que era una foto suya de bebé. De repente el tiempo se aceleró
literalmente y como si hubiera pasado solo un segundo se encontraron en la
puerta de la sala en la cual Tonks hablaba con Harry, Ron y Hermione de 17
años:
- ¿Y
Remus? ¿lo habéis visto? He dejado a Teddy en casa con mi madre no podía estar
tranquila sabiendo que Remus está luchando en Hogwarts.
El
tiempo volvió a acelerar y Teddy y Harry se encontraron en las puertas del Gran
Comedor con el Harry de 17 años a punto de entrar. Teddy iba a seguirle cuando
Harry le retuvo:
-Lo que
vas a ver no te va a gustar.- solo añadió tres palabra más.-Fue Bellatrix
Lestrange.
Entraron
en el comedor tras el Harry de 17 años quien de pronto frenó en seco. Teddy
miró por encima de su hombro y se quedó petrificado, encima de una mesa
rodeados por los Weasley se encontraban los cadáveres de Fred Weasley y de sus
padres. El Harry de 17 años solo pudo decir:
-No… A Tonks
y a Remus no… y todo por mi culpa…. Hay que parar esto- y luego se dio la
vuelta y salió corriendo.- ´
Teddy
que miraba hacia los cadáveres de sus padres, lloró y lloró hasta que no pudo
más. Harry había detenido la escena y le dejo desahogarse. Al rato se le acercó
y le abrazó, Teddy se serenó y cuando Harry juzgo que podían seguir con los
recuerdos dijo:
-Decidí
entregarme a Voldemort y mientras iba a
encontrarme con él cogí la piedra de las reliquias de la muerte capaz de dejar
ver a los muertos y la hice funcionar, te lo voy a enseñar.
CAPITULO 7
Aparecieron
en el linde del bosque prohibido, allí estaba Harry (de 17 años) se acercó una
snitch a los labios y susurró:
-Estoy a
punto de morir…
La
snitch se abrió y Harry sacó la Piedra
de la Resurrección de dentro de ella. Le dio 3 vueltas y a su alrededor aparecieron
los padres de Harry, Sirius Black y el padre de Teddy: Remus Lupin:
-Lo
siento mucho, no quería que ninguno de vosotros muriera por mí.- Dijo el Harry
de 17 años.-
-Estoy
muy orgullosa de ti Harry.- le interrumpió Lily Evans, el Harry de 17 años suspiró y se dirigió a
Remus:-
-Lo
siento muchísimo Remus, tu hijo acaba de nacer.
-Yo
también lo siento. Pero espero que comprenda que intentaba construir un mundo
mejor para que creciera feliz.-Teddy miró a su padre y susurró para que lo
oyera Harry:
-Lo se y
lo comprendo.
-Sí
puedes díselo y cuida de él.- prosiguió
Remus.-
-Sí, lo
hare. Quedaos conmigo.- dijo el Harry de 17 años.-
-Ya es
suficiente,- dijo el Harry adulto- No te voy a enseñar el desenlace porque ya
te lo sabes.
Y de
pronto aparecieron en el despacho de Harry. Una lechuza ululó, ya había
anochecido. Teddy miró alrededor, tenía restos de lágrimas y estaba sofocado
como quien ha corrido una maratón pero su mirada lo decía todo:
-Gracias
tío Harry,- dijo- gracias por decirme la verdad.
-Sé que
te habrá dolido pero también te habrá ayudado a ver cuánto te querían tus
padres y a pensar. Teddy, siempre, siempre puedes contar conmigo, ¿vale?- dijo
Harry.- No tienes por qué contarle esto a nadie sino quieres yo tampoco diré
nada solo lo sabemos tú, Ginny y yo. Sé que querrás pensar, sube a tu cuarto, ahora pasará Ginny.
Teddy
salió del despacho y subió a su cuarto. Al rato oyó que llamaban a la puerta,
era Ginny con una taza de chocolate caliente y la cena.
-No sé
si querrás cenar pero sé que necesitas estar solo. Cualquier cosa estamos
abajo. Buenas noches.
-Buenas noches,
gracias tía Ginny.
-De
nada.- Ginny cerró la puerta y dejo a Teddy a solas, ese gesto de subirle la
cena conmovió a Teddy y le hizo acordarse cuando 14 años atrás se había
enterado de que Ginny y Harry no eran sus padres, pues hasta entonces siempre
había llamado papá a Harry y mamá a Ginny. Una noche Harry y Ginny se juntaron
con él y le dijeron que no tenía que llamarles papá y mamá sino tío y tía. En
ese momento Teddy no se dio cuenta de que a partir de ese momento en cuanto
tuviera uso de razón querría saber la verdad sobre sus padres, verdad que había
obtenido esa noche sin haberla pedido y aunque le había dolido le había
recordado quien era y quien le quería. Había sido un cumpleaños bonito , alegre
y triste a la vez y muy muy interesante. Pensando en eso Teddy se durmió sabiendo que al día siguiente actuaría como
si no hubiera pasado nada pero teniendo en cuenta que lo que había visto esa
noche: no lo olvidaría nunca.
Fin
Me encanta esta pagina y los dos libros que acabo de leer
ResponderEliminarGracias!!!!!!!!!!!!!!!!
EliminarNos encanta que te encante.
Gracias por leernos
Spica Fantasia
Me han encantado los libros que acabo de leer,gracias por haberlos escrito!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar¡¡¡¡De nada!!!! Nos alegra que te gusten, aunque como ya habrás visto hay un fanfic de los Juegos del hambre que no hemos escrito nosotras el resto de historias y fanfictions han sido creadas por nosotras mismas así que nos alegra que te gusten las historias. Muchas gracias por comentar
EliminarMe encanta vuestra página!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias!!!!! Y a nosotroas q te guste!!!!!!!
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